v e i n t i ú n

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Jimin supo que no estaba alucinando cuando pilló por tercera vez a Jungkook observándolo, era incómodo porque el pelinegro tenía la mirada imponente y era tan fuerte que Jimin podía jurar sentir un peso en la nuca. No habían vuelto a hablar desde que se dio por concluida la abierta relacion que tenían, y de eso ya habían pasado al menos cuatro días. Cuando Jimin se enteró del desmayo quiso correr al departamento del pelinegro para rogarle cuidarlo, pero toda intención se vio abrumada cuando supo que SeokJin lo estaba atendiendo.

En ese momento, mientras la fila avanzaba para ser recibidos por Namjoon, Jungkook ya estaba dentro y no dejaba de verlo, él estaba formado y Taehyung hablaba de algo que ni siquiera escuchaba debido a su nula atención, y cuando entró quiso ser invisible al pelinegro escondiéndose detrás de Taehyung, pero su intento fue inútil cuándo una vez en su camerino, Jungkook entró sin avisar.

- Hola, Jimin. - Le saludo casi en un murmuro y el más bajito asintió en su dirección.

- ¿C-cómo estás...? - Indagó sin esconder su interés puesto que habían sido cuatro días de martirio y desesperación sin saber de Jungkook.

- He tenido días mejores. - Respondió con simpleza mientras comenzaba a balancearse sobre sus talones.

- Supe de lo del desmayo, yo quise ir a verte, pero dadas las circunstancias... No lo creí conveniente. -

- Yo creo que una visita tuya me habría caído de maravilla. - Sinceró con una picara sonrisa. Lo cierto era que Jungkook moría de nervios en su interior, pero no se dejaría doblegar a sus emociones de nuevo, ya lo hizo una vez, con SeokJin... - Fueron días aburridos. -

- Si me hubieses marcado yo habría ido. -

- No lo hice porque ya sabes, tienes tus asuntos y yo los míos. No quería ser una molestia-

- No lo eres. - Aseguró con rapidez y ambos quedaron en un completo silencio mientras se veían, y como siempre, el más bajito apartó la vista primero y comenzó a jugar con sus pulgares en un intento de parecer ajeno al evento.

La única cosa que Jungkook pudo pensar fue: "adorable" y una sensación extraña se formó de nueva cuenta en su estómago, la misma que tenía cada vez que pensaba en Jimin. Porque por mucho que quisiera negarlo, el cachetón había dejado de ser un buen polvo para convertirse en algo más sincero, algo que involucraba lo único con lo que no sabía lidiar; sentimientos.

- Jimin. - Le llamó captando su atención y por un momento se sintió perdido en los ojos dolidos y aún enamorados. - Lamento lo que te dije, y sé que probablemente no me creas, pero te quiero, y no me refiero a solo sexo. No termino de entenderlo, pero eres la mejor persona que conozco y... la única que me ha hecho reflexionar de mis acciones, y déjame decirte que yo nunca pienso en lo que hago. -

Había planeado previamente diferentes reacciones del pelirosa  todas y cada una concluían en tener al chico en sus brazos, pero al terminar su confesión lo único que consiguió fue una mirada de reproche.

- ¿Porqué juegas conmigo? -

- ¿Qué? -

- Dejaste de estar conmigo para poder meterte con SeokJin. - Daclaro molesto y Jungkook lo miró con duda. - ¿Creíste que no lo sabía?, todos lo saben, y me sorprende que Namjoon no te haya puesto un alto ya, pero aun más me sorprende que no madures y sigas estando insatisfecho, ¿qué es lo esperas involucrandote con todos y luego viniendo a decirme que te importo?, puedo parecerte fácil, pero no es por gusto. Dime que quieres en realidad. -

- No te estoy mintiendo, Jimin, yo te quiero, estoy enamo-

- ¡No digas que estás enamorado! ¡No lo estás! -

- ¡¿Y tu como sabrías eso?! -

- ¡Porque eres un puto! - Le reclamó con desespero y se enfureció aún más cuando Jungkook sonrió y Jimin le hubiese corrido del lugar a no ser por los agresivos besos que recibieron sus labios.

Quiso poner resistencia, detenerlo y hecharle en cara todos los años que sufrió por un poco de su cariño, pero cedió a sus instintos, y sus regordetas manos pasaron de empujar su pecho a enredarse en su cuello, entonces gimió gustoso, porque la experta y sucia boca de Jungkook profanaba la suya entre besos subidos de tono y caricias en los laterales de su cuerpo, y seguramente ninguno de los dos se hubiese separado a no ser del carraspeó de un tercero en la habitación.

- ¿Qué estás haciendo? - La agridulce voz de Yoongi devolvió la conciencia al pelirosa, aflojando sus manos del cuerpo de Jungkook para mirarlo con horror.

- Yoongi... No creí que- Intentó excusar, pero el peliverde lo miró con una sonrisa triste, para luego decir:

- Está bien. Yo no pensé que estuvieras ocupado, nos vemos después. - Y retirarse de la misma manera inminente en la que llegó. Cuando el peliverde se fue, Jimin forcejeo hasta que las manos de Jungkook dejaron de aferrarse a su cintura y salió del camerino en busca del otro.

El ambiente obscuro y las luces neón no eran de ayuda, clientes comenzaban a llegar y el pasillo estaba lleno, agradecía que Namjoon estuviera ocupado y no lo viera sin la "ropa de trabajo". Miró por todo el lugar y cuando se asomó en la entrada, vio la cabecita azul en el estacionamiento.

- ¡Yoongi! - Gritó, pero el peliazul no lo escuchó, por lo que valiéndole si alteraba el orden de la entrada corrió hasta el auto, y una vez cerca se detuvo. - Yoongi... -

- No quería interrumpir tus asuntos. - Dijo con recelo mientras buscaba sus llaves.

- No tienes que irte. - Dijo obstruyendo la puerta del auto y mirando a Yoongi con súplica, éste último apartándo la mirada.

- ¿Recuerdas cuando una noche la proclamaste como última? - Preguntó a Jimin y este lo miró confundido para luego negar, a lo que Yoongi suspiró resignado. - Te prometí irme para jamás volverte a buscar, y también dijiste que estaba prohibido enamorarse. Jimin, yo sé que lo sabes. - Aseguró y se acercó al pelirosa, tomando sus mejillas entre sus manos. - Estoy perdida y locamente enamorado de ti, lo he estado siempre... Y sé que no soy correspondido, que no me amas y no importa cuantas atenciones tenga para contigo, nunca me verás ni besarás como a Jungkook. -

El menor cubrió las manos de Yoongi entre las suyas, dejando que sus frentes se tocarán y junto sus cuerpos, con sus pulgares limpiando las lágrimas que descendían de los ojos de su mayor.

- Yoongi, yo te quiero-

- No es suficiente. - Le cortó. - Ya no es suficiente y nada de esto tiene sentido si en mis intentos de conquistarte tu amas a alguien más de. Jimin, te amo y por eso te voy a dejar. -

- ¿Q-qué...? -

- Va a dolerme más de lo que va a importarte, pero estaremos bien, lo sé porque eres fuerte y yo resistente. - Dijo con tristeza y dio un último beso en los labios rosas y abultados de Jimin, sintiéndolos fríos y con un ligero sabor diferente que supuso a cierto pelinegro.

- No puedes dejarme, me necesitas. - Aseguró el más bajito, acercándose de nuevo y colgándose de sus hombros. - ¿Qué se supone que vas a hacer sin mí? - Preguntó con desespero, aunque la pregunta tornaba más hacia si mismo.

- Vivir. - Respondió con frialdad zafándose del abrazo y entrando al auto. Jimin se sintió en pánico, su instinto de supervivencia haciendo que se moviera a un lado para no ser atropellado, pero tan pronto como Yoongi tomó carretera reaccionó, y quiso correr, gritar y tomar un taxi que lo llevara donde el peliazul, pero Namjoon ya estaba detrás de él, gritándole y tomándolo del brazo con fuerzas para meterlo de vuelta al lugar.












B U G A .vh/ym/jnkWo Geschichten leben. Entdecke jetzt