|Prohibido| Tony Stark / Iron Man y tú

16. |Confesiones|

|Confesiones|

-¡Asesino a mis padres! ¡¿Entiendes?! ¡Ese monstruo asesinó a mis padres!-. Gritó Tony con los ojos llenos de lágrimas, yo me quedé desconcertada con todo... no podía creerlo, no podía creer que Bucky hubiera asesinado a sus padres, hasta el momento me había parecido una persona completamente inofensiva, que no podía hacerle un daño así a otra persona; no supe cómo reaccionar... me quedé mirando a Stark, no había manera de que estuviera mintiendo, por la expresión en su rostro, por las lágrimas que salían de sus ojos, lo vi buscando apoyo en una mesa cercana para sostenerse y mantenerse de pie.

-Tony... yo no tenía idea...-. Le dije acercándome a él con el corazón partido a mil pedazos, no sabía cómo tenía si quiera la fuerza de ver a Barnes a la cara después de eso, yo no hubiera podido.

-Déjame solo...-. Me dijo sin mirarme colocando su mano en el pecho, lo noté con dificultad para respirar en ese instante.

-Tony no...-. Le dije acercándome a él para ver que estuviera bien, parecía estar teniendo un ataque de ansiedad en ese momento pero él me hizo señas de que me alejara.

-¡Déjame solo!-. Me gritó al fin desplomándose en el piso, cayendo de rodillas sin poder sostenerse más de pie, yo sentía un nudo en el pecho al verlo en ese estado, jamás ni en un millón de años pude haber si quiera imaginado todas las cosas horribles por las que tuvo que pasar, jamás pensé que lo vería en una situación así y sabía que aunque hubiera gritado que quería que lo dejara en paz, realmente estar solo no era lo que necesitaba en ese momento.

-Vas a tener que empujarme fuera de aquí -. Le respondí yendo a donde él estaba, arrodillándome a su lado en el suelo, vi sus manos temblar y su mirada estaba perdida en la nada, su respiración era errática e insuficiente –Tony... respira-. Le dije tomando sus manos entre las mías.

-No puedo...yo...-. Me dijo preocupado, quedándose sin aire por lo que tomé entonces su rostro entre mis manos y lo hice que me mirara a los ojos.

-Concéntrate en mi voz ¿sí?, quiero que respires lentamente conmigo... por favor, Tony-. Le indiqué mientras que él hacía un esfuerzo enorme por enfocarse en respirar –Inhala... mantén en aire por unos segundos Tony y exhala... estoy contigo, todo va a estar bien, te lo prometo...-. Le dije con voz baja mirándolo a los ojos, aun sosteniendo so rostro en mis manos, observando como su respiración iba calmándose lentamente -...todo está bien...-. Le aseguré de nuevo viendo su expresión centrarse y volver a si a la realidad, vi poco a poco como iba recobrando la razón y entonces ninguno dijo otra cosa; cuando él tomó de nuevo un tanto la compostura se apartó de mí y se recostó de una pared que estaba cerca, aún sentado en el suelo, yo me moví de donde estaba y me recosté también de la pared a su lado, nos quedamos en silencio ahí sentados.

Solo nos quedamos ahí sin decir nada, no sabía que decirle hasta que después de unos segundos de dudarlo al fin le hablé -¿Te sientes mejor?-. Le pregunté mirándolo, ya parecía un poco más el Tony que conocía, él asintió levemente como respuesta.

-Perdón por gritarte-. Me dijo entonces en un hilo de voz colocando su mano sobre la mía que descansaba en el suelo junto a él.

-Sé que no querías hacerlo-. Le respondí con una leve sonrisa dándole vuelta a la palma de mi mano para acariciar suavemente la suya, para reconfortarlo un poco.

-Gracias por... por ayudarme y no dejarme solo-. Confesó al fin soltando mi mano para alcanzar una botella de agua que estaba en una mesa contigua.

-No hay de qué, sabía que no querías estar solo realmente...-. Le respondí encogiéndome de hombros –Yo... yo solía tener algunas crisis hace años-. Confesé recordando entonces, hacía un par de años ya que todo parecía estar bajo control pero de alguna manera u otra la amenaza siempre estaba presente, Tony abrió la botella de agua y me la pasó, mirándome expectante a que le contara más –Sabes quién es mi padre... a veces las exigencias de los padres pueden pesar demasiado, lo que quieren que seas... que a veces no puedes ser-. Terminé de decir tomando algo de agua y pasándosela de nuevo a él que también tomó un poco, el silencio volvió a caer entre los dos, hasta que él fue el que se decidió a hablar.