Capítulo | 16

452 31 23
                                    


-Buenos días señor y señora Kinnaird- saluda la recepcionista cuando cruzamos las puertas de la compañía, le respondemos con una sonrisa y seguimos nuestro camino hacia el ascensor con la manos entrelazas para volver a nuestra vida laboral.

Un mes ha pasado desde nuestro casamiento, ha sido maravilloso, durante la luna de miel recorrimos unos cuantos países, aprendí algunas tradiciones con la ayuda de Theo y mi amor por él creció aún más si es que eso es posible.

La boda de mi hermano y Lily fue espectacular, apenas ayer se fueron de viaje y ya los extraño.

Theo se ha comportado como todo un príncipe azul y me da miedo que esta felicidad acabe, más aún cuando hay una persona que está allá afuera que quiere hacerme daño, no lo ha mencionado pero sé que también está preocupado por eso.

La policía no ha dado información relevante porque no ha encontrado una pista acertada, esa persona se esfumó como humo que el viento lleva y no tengo la menor idea de quién puede ser.

Ruth, esa rubia teñida pasó por mis pensamientos y llegué a sospechar de ella pero no creo que sea tan psicópata como para hacer tal grado de agresión y violencia.

-Te veo luego- dice Theo, asiento y le doy un beso antes de adentrarme en mi oficina. Quise continuar en mi puesto a pesar de que el castaño haya pataleado para que estuviera con él en la presidencia pero me conformo con mi trabajo, de todas formas viajaré con él como secretaria que soy para ayudarlo.

-¿Cómo está la señorita Woodley? Lo siento, señora Kinnaird- dice Emma entrando, sonrío y la abrazo.

-Hola castaña- la saludo- ¿Cómo has estado tú?- cuestiono de vuelta.

-Bien, bien- responde y se sienta en mi escritorio- ¿Cómo fue la luna de miel?- pregunta, le digo que fue como un cuento de hadas, que era tan perfecto que creí que solo era un sueño, es que parecía un sueño- en serio me alegro por ti- dice sincera y se baja- tengo que ir trabajar sino el señor podría regañarme- reímos y cada quién se ocupa en sus asuntos.

•••

-¿Segura que estás bien amor? Es la tercera vez que vomitas en el día- me dice Theo, asiento restándole importancia al asunto- pues a mí no me parece Shailene, prefiero que vayamos para un médico y cerciorarse de que todo está perfectamente en orden- anuncia más como una orden que una petición.

-No necesito un doctor Theodore, estoy bien- respondo sentándome sobre la cama, se sienta a mi lado y me abraza.

-Solo quiero que estés bien linda.

-Lo estoy- vuelvo a decir.

-Eres demasiado terca, desde la luna de miel has estado así, mareos, nauseas y hasta cambios de humor, tal vez agarraste un virus en uno de esos países que visitamos y no nos hayamos dado cuenta- me mira a los ojos- mañana vamos con el doctor Jerry, siempre ha atendido a toda mi familia y es de confianza- resoplo frustrada y me levanto de la cama.

-¡Que te digo que estoy bien! ¡No necesito a un fastidioso doctor chequeándome!- grito, cuando lo veo noto su mirada de diversión y una pequeña sonrisa, ese gesto que me confunde y enfada más- ¡¿De qué te ríes?! ¡¿Soy tu payasa personal acaso?!- pregunto enojada.

-No- responde con simplicidad- es solo que me acabo de dar cuenta que necesitas al doctor más que nunca, preciosa- dice divertido. Me acerco amenazantemente y me ubico frente a él quedando más alta debido a que sigue sentado.

-¡Ahora dices que estoy loca!

-No he dicho psiquiatra.

-¡Pero lo insinuaste!- digo apuntándolo.

-Tú sacaste tus propias conclusiones.

-¡Ósea que tengo razón! ¡¿Crees que estoy loca?!- pregunto indignada.

-Esta conversación es ridícula.

-¡Ahora soy ridícula!

-Sí, ridículamente hermosa- dice y en un movimiento rápido me atrae hacia él para besarme y no me niego, me encantan sus demostraciones de afecto- te amo- suspira cuando nos separamos y me mira a los ojos- mañana vamos con el doctor Jerry ¿Sí?- cuestiona, ruedo los ojos y resoplo.

-Theo James arruinando momentos románticos desde tiempos inmemorables- digo divertida.

-Vez que si tienes cambios de humor- anuncia con una sonrisa.

-¡Cállate!- grito riendo y lo abrazo.

•••

Me siento como una niña de 5 años que no quiere ir al dentista pero la verdad es que tengo 25 años y no quiero ver a un fastidioso doctor solo por tener unos insignificantes síntomas, como si pescar un virus no fuera lo más normal del mundo.

Desde pequeña he odiado los hospitales pero ¿Quién no? Son tan neutrales, el olor es asqueroso y en el ambiente se puede leer la palabra muerte. Mi sentimiento se intensificó cuando tuve el bendito accidente y pasé varias semanas encerrada como una delincuente en una habitación.

-Señor y señora Kinnaird- anuncia la enfermera, miro a Theo y este sonríe para tratar de tranquilizarme pero lo que menos logra es su objetivo, me siento ridícula.

-Me alegra verte de nuevo Theo- saluda el hombre de 55 años.

-Lo mismo digo Jerry, ella es Shailene; mi esposa- le regalo una sonrisa, estrechamos nuestras manos y tomamos asiento.

-Bien ¿Qué los trae por acá?- pregunta tomando su bolígrafo para anotar, supongo, lo que nos inquieta. Me aclaro la garganta y me remuevo incómoda en el asiento.

-Estas últimas dos semanas he tenido mareos, nauseas y me he sentido en algunas ocasiones cansada- digo.

-No olvides el mal humor- interviene Theo, lo miro entrecerrando los ojos- ve- me señala y Jerry suelta una pequeña carcajada.

-¿No has tenido apetito?- cuestiona el doctor, frunzo el ceño por la pregunta tan fuera de lugar.

-Lo normal- respondo encogiéndome de hombros.

*Gracias por leer* *Votar y comentar*

¿Me mataran?😐...

¡Siento tardar tanto!😭 Pero tenía cositas que hacer😕 pero adivinen...

Pronto verán el siguiente capítulo 😘... Los quiere:


-Bri ❤

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 18 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Ilusión amorosa | Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora