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—¿Eso te parece un buen tema para hablar con tu novio? —reclamó—. Es mi vida, Jimin. No la tuya.

—Tae...

—No, no digas nada. —El menor se levantó y comenzó a dar vueltas por la habitación, casi hiperventilado.

TaeHyung se sentó en la cama y miró a JiMin fijamente antes de suspirar y girar su cabeza para mirar a la puerta. Podía escuchar la voz de su hermano y los demás ahí abajo. Podía escuchar la risa de HoSeok y eso le erizaba la piel, como siempre que escuchaba su voz, sus carcajadas o sus suspiros. Y era una gran mierda.

—Sabes que él me gusta desde hace algún tiempo —dijo Tae y miró a JiMin fijamente—. Y me dijiste que era un enamoramiento infantil. —El rubio abrió la boca para hablar pero no pudo hacerlo—. Han pasado dos años, JiMin. Dos años. Y sigo sintiéndome exactamente igual que hace dos años, incluso peor.

JiMin tragó saliva y rodeó a su amigo con los brazos, apretándolo con fuerza. Sintió a TaeHyung temblar en su abrazo, pero sabía que no estaba llorando, nunca había sido de las personas que lloraban en los momentos difíciles, de tensión o cuando ya no podían aguantar más. Tae era de las personas que siempre tenían una sonrisa en la cara y que no hablaban de lo que sentían en cada momento.

—Soy un omega que está a unos meses de cumplir quince años y que está enamorado de un alfa que lo ve como su hermano pequeño —murmuró—. Un alfa que tiene casi cuatro años más que yo. Un alfa que me mira como si fuera un bebé.

—Un alfa que se altera cuando está cerca de ti desde que te presentaste como omega —replicó.

—Solo nos hemos visto dos veces desde mi presentación —indicó el omega—. Dos. Y no he notado diferencia alguna excepto que siento aun más su olor y eso me hace sentir estúpido, hormonal, nervioso y patético. Así que no creo que haya alguna diferencia en su reacción en comparación con la mía.

—YoonGi y yo nos lo contamos todo. Y YoonGi y HoSeok se llevan muy bien, son casi mejores amigos. —JiMin lo miró como si supiese algo que él no, y posiblemente era así—. Se cuentan cosas.

Tae se separó de su amigo y lo miró fijamente, tratando de leer sus facciones para descubrir eso que su amigo sabía. Eso que estaba relacionado con HoSeok y él.

—¿Qué te ha contado? —preguntó.

—Pues...

JiMin fue interrumpido por la puerta abriéndose, dejando entrar a YoonGi y a JungKook a la habitación.

—No tenemos que ir, bebé. —El omega se sonrojó ante el apodo que utilizó su novio—. Tu madre acaba de llamar y necesita que vayamos, así que...

—Vale. —Se giró y abrazó a Tae con fuerza—. Te lo contaré cuando pueda, pero si puede acercarte a él y ver cómo se comporta contigo ahora quizá te des cuenta.

El omega se levantó y tomó de la mano a su alfa antes de salir juntos de la habitación. Jungkook se quedó mirando en su dirección, con los ojos entornados.

—¿Qué secretitos estabais intercambiando? —preguntó y Tae se echó a reír.

—Nada que deba importarte, Kookie.

JungKook sonrió y le hizo una seña para que saliese del cuarto con él. El omega hizo caso y comenzó a caminar con él por el pasillo. Podía escuchar la voz de HoSeok en el piso de abajo y eso le ponía tan nervioso como siempre.

—El idiota de Jung se quedará a comer, pero podemos fingir que no existe a ver si cambia de opinión y se va.

Tae puso los ojos en blanco pero no dijo nada. Llegaron al salón y el omega se quedó mirando a HoSeok que jugaba entretenido en su teléfono. El olor del alfa lo golpeó con fuerza e hizo un mohín que no pasó desapercibido para su hermano.

—Tú —llamó JungKook a su amigo.

—¿Qué?

—Tengo que ir a la casa de YuGyeom, ¿me acompañas?

—No.

JungKook tragó saliva y miró a su amigo fijamente antes de desviar su mirada a su hermano pequeño. La idea de dejarlos juntos y solos en la cada no le gustaba nada, pero tampoco quería hacer esperar mucho a tiempo YuGyeom. No con la poca paciencia que tenía el alfa.

—Está bien, pero la comida la haces tú, idiota.

—Sin problema, sabes que soy un cocinero de diez. Las estrellas Michelín me llueven.

JungKook se giró y miró a su hermano durante unos segundos antes de dejar un beso en su frente.

—Llámame si el idiota este nos quema la casa, solamente sabe cocinar ramen.

—Entendido.

El mayor de los Jeon salió de la casa tras una última mirada a las dos personas en el salón y comenzó a caminar en dirección a la casa del alfa. Quizá si se daba prisa podía volver a la casa antes de que algo malo podría ocurrir algo entre esos dos. Algo que no podría evitar para siempre.

...

Tae se quedó mirando fijamente a HoSeok hasta que él levantó la mirada y se quedó mirando en su dirección. La conexión que sintió fue como una hoguera prendiéndose en su interior y cientos de fuegos artificiales explotando en su estómago. Mariposas, decían algunos. Aviones militares, creía él. Y de esos que disparaban cada dos segundos al objetivo.

Suspiró y se sonrojó al sentir la mirada fija del alfa sobre él. Tragó saliva, miró en su dirección y sonrió suavemente, observando atentamente la reacción del otro. Y, para su sorpresa, el alfa apartó la mirada, nervioso.

—¿Comenzamos a preparar la comida? —preguntó el omega.

HoSeok se levantó y se encaminó a la cocina con el menor. Ambos se pusieron a mirar que cosas tenían para cocinar y a buscar recetas fáciles en Internet en completo silencio.

La tensión crecía y Tae no podía recordar una situación igual anteriormente. No entre ellos, al menos. El omega suspiro cuando vio que pasaban casi diez minutos y el otro no hablaba. No decía nada. Y él ya estaba cansándose de esa situación.

—Hyung —lo llamó—, ¿vamos a estar callados todo el tiempo?

HoSeok cerró los ojos, manteniéndose de espalda a Tae. No podía girarse y dejarle ver lo mucho que su presencia lo afectaba. Lo mucho que su olor a lo perturbaba y como su lobo interior le pedía saltar hacia el omega y dejarle saber que era suyo y de nadie más. Tenía que controlar sus instintos hasta que pudiese encontrarle un nombre a lo que le estaba ocurriendo.

—¿Hyung? —lo volvió a llamar Tae.

Sin embargo, ese día HoSeok aprendió que uno no puede controlar completamente sus instintos y que, a veces, estos toman el control. Y fue el instinto el que lo llevó a caminar hacia TaeHyung, acorralarlo contra la encimera y atrapar sus labios con los suyos.

El omega cerró los ojos al instante tratando de corresponder de forma torpe al beso. Su primer beso. Pero no duró mucho, fue casi como una caricia antes de que HoSeok se alejara de él y volviese a donde estaba antes. Tan veloz como un rayo. Justo un segundo antes de que JungKook entrase en la cocina con YuGyeom detrás de él.

—Me alegra ver que no habéis quemado nada —bromeó y tomó asiento, inconsciente de la risa nerviosa que HoSeok soltó y el sonrojó que dominaba a su hermano.

Y mientras HoSeok trataba de recomponerse y los recién llegados cotilleaban lo que estaban cocinando, TaeHyung solo podía pensar que quería volver a besar a su alfa.

Siento la tardanza, en un par de días subiré un pequeño capítulo especial sobre el YoonMin o sobre la visita de Jungkook a casa de Yugyeom.

Cachorro [HopeV] [Omegaverse]Kde žijí příběhy. Začni objevovat