❦Chapter five

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Omnisciente

Había pasado ya una semana de aquella noche, aquella noche en la cual Eddie se entregó a su bocazas y no se arrepentía de nada, al contrario, se sentía bastante feliz.

Desde ese día no se veían ya que Richie se encontraba bastante ocupado buscando una casa para vivir, tanto el cómo su madre, finalmente la encontraron.

El día de hoy todos los perdedores se reunirían en la pista de hielo de Derry. Y después de eso, Richie le contaría a Eddie sobre aquella conversación donde mencionó sus "gustos peculiares, al asmático lo tenía sumamente intrigado ese tema.

Eddie se retrasó y se dirigió lo más rápido posible a la pista, ya ahí, se topó con los perdedores, pudo divisar a lo lejos que se encontraban abrazando fuertemente al bocazas ya que ninguno de estos lo había visto desde ese doloroso día que partió de Derry. A Eddie le causó ternura la imagen, corrió con todas sus fuerzas y se unió al abrazo.

— Demonios... —susurró Stanley entre ellos— cuantos años sin darnos un abrazo todos.

— Richie, joder, te extrañamos todos. No puedo creerlo que estás aquí de nuevo, te amo. —Beverly habló con un hilo de voz apunto de romperse a llorar.

Richie no se contuvo y derramó algunas lágrimas.

— Y yo a ustedes los extrañe tanto, joder, deje mi vida entera en este pueblo, mi vida entera siempre fueron ustedes. —susurró Richie sollozando. Abrazándolos a todos con suma fuerza.

— No tienes idea de la falta que hacías cada día que transcurrió de nuestra pubertad, extrañábamos tus estúpidas bromas, Richie Rabbit. —habló Bill con cierta tonalidad de nostalgia.

— Vaya que tienes razón, Bill. —dijeron Mike y Ben.

— Calla, Bill, deja de hablar como señor, me haces sentir un completo anciano, recién cumplimos los 21 todos, aún no somos viejos, somos jóvenes. —Richie abrazó a Bill con muchísima nostalgia y amor, miles de recuerdos rondaron por su mente.

Vaya que había vivido la mejor parte de su vida en aquel pueblo insípido.

El cerebro de Richie en esos instantes era un completo mar de recuerdos que lo acogían, los había extrañado a todos que aún se encontraba incrédulo que después de tantos años estuvieran juntos.

Todos habían cambiado algo para su perspectiva, Beverly seguía siendo sumamente preciosa a su parecer, no había mucho cambio en su rostro, solo se veía un poco más adulto, sus definidas caderas que siempre tuvo se ensancharon un poco más, era una mujer perfecta para Richie, siempre lo fue. Ben había adelgazado un poco, Bill le comenzaba a salir una barba, en Stanley no hubo mucho cambio, seguía manteniendo ese gesto firme y amargado aún que en realidad era una amor de persona. Fueron solo 6 años, claro, pero se sintieron una eternidad para todos.

Todos se separaron del abrazo y se miraron sonrientes, tomaron sus manos y se dirigieron a la pista, todos sosteniéndose con fuerza, como si volviesen a ser los mismos niños de antes.

Se la pasaron patinando, jugando, cayéndose, como unos niños que hasta los niños los miraban extrañados ya que se divertían al máximo.

Richie tomó a Eddie de la mano para ayudarlo a patinar ya que se le dificultaba. El bocazas besó su frente.

— Joder ¿cómo es posible que me causes tanta ternura? —indagó Richie pellizcando las mejillas de Eddie. A lo cual Eddie puso un gesto de enojo.

— Beep beep, Richie, no me pellizques las mejillas, sabes que me molesta mucho. —Eddie puso un gesto de enojo.

— Oh, baby lips... créeme que luces el doble de tierno enojado, jamás dejare de hacer eso. —Richie enarcó una ceja.

❝ Baby Lips ❞ Reddie ©Where stories live. Discover now