❦Chapter nineteen

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— Espero pasen unas grandiosas vacaciones, nos hubiese gustado ir pero...estamos instalándonos en nuestra nueva casa. —replicó el ojiverde mientras miraba a su novio Stan.

— Lo mismo digo...es una lástima que nadie los pueda acompañar, pero serán recompensados cuando regresen. Y ya saben, cuídense de no resbalarse en el barco y caer al mar, no queremos quedarnos tan rápido sin amigos. —respondió la pelirroja mientras acariciaba con instinto maternal las mejillas de Tozier y Kaspbrak.

— Tranquila Bev, ya somos adultos. —respondió Richie risueñamente con un aire de superioridad.

Beverly, Stan y Bill fruncieron el ceño.

— Si se les puede llamar "adultos"... —comentó Stan con gracia.

— Por favor cierra la boca, linda amargura. Bill, se nota que tu y Stan no han tenido sexo. —respondió el de lentes mientras soltaba una fuerte carcajada que todos respondieron a excepción de Bill que sus mejillas se tornaron en un rojo carmesí y Stan el cual rodó los ojos levemente.

— Bueno, su barco está apunto de zarpar, se quedan aquí jodiendo o se van de una vez. —habló Stan.

— Igual los extrañaremos, idiotas. —replicaron Bill y Beverly al unísono.

— Nosotros también los extrañaremos, pedacitos de cielo. —comentó Richie con ternura mientras estrujaba las mejillas de todos.

— Cuídense, los extrañaremos. —habló finalmente Eddie mientras miraba con cierta nostalgia a sus amigos, Eddie deseaba más que nada en el mundo que ellos también fuesen al viaje pero de algún modo u otro no se logró.

Todos los perdedores se unieron en un nostálgico abrazo. Beverly con ese instinto maternal que le caracterizaba cuidó que a los chicos no les faltará nada.

Pero Eddie sabía con certeza que pasaría las mejores vacaciones de su vida al lado de la persona a la cual más ama en este mundo, Richie.

Nunca imaginó un problema aproximarse.

•••

Ambos chicos se encontraban en la lujosa alberca del crucero, deleitándose de deliciosas bebidas alcohólicas en el bar que se encontraba justo dentro de la alberca.

Frente a sus ojos se encontraba un cielo estrellado nocturno totalmente hermoso, eran alrededor de las 10:00 p.m. y la mayoría de la gente ya había desalojado el lugar, no había gente en las albercas ni tampoco en los camastros, simplemente ellos dos, una pareja nadando en la gran alberca y claro, el barman que se encontraba sentado en su silla al borde de un sueño profundo.

— Joder, no puedo creer que estemos aquí tu y yo. Estoy realmente feliz, cariño. ¿Acaso no disfrutas de esta grandiosa noche? —habló el bocazas mientras inhalaba el fresco aire que hacía y miraba el arrecife tan pacifica, sin olas bruscas. El sonido del arrecife era sumamente tranquilizador, ambos disfrutaban bastante.

— Claro que si bebé, de verdad... muchas gracias por esto, me siento como no me había sentido desde hace muchísimo tiempo, me siento tan jodidamente feliz y es que estar contigo aquí... disfrutando de tu presencia y de la hermosa noche, es simplemente perfecto, me haces tan feliz. —la voz de Eddie irrumpió con tranquilidad y serenidad mientras miraba con total amor a Richie.

El asmático tenía enredados sus dedos en su rizada cabellera del azabache, Richie rozaba con la yema de sus dedos las suaves y delicadas mejillas de Eddie, percatándose de su gran belleza, de sus pecas, de su rostro perfectamente esculpido, su nariz respingada y unos ojos de ensueño, unos ojos en los cuales Richie se podía perder y no lo encontrarían jamás. Para Richie nunca hubo un ser humano más perfecto que Eddie... desde que era un niño siempre se percató de su belleza y humildad, de su fragilidad, de su sensibilidad, de los miedos que lo acogían, sus hobbies, de los gestos que hacía cuando algo no le agradaba, de su obsesión y temor a los gérmenes. Se percató de absolutamente todo.

❝ Baby Lips ❞ Reddie ©Where stories live. Discover now