Baño.

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—Sin trampas, Dae.

El nombrado asintió entrecerrando sus ojos.

—Completos —hablo MinSeok con los brazos cruzados.

—Oh, vamos Minnie, ya te ví desnudo una vez.

—Pe...pero fue cuando llegué aquí y no tenía ropa cuando me transforme.

—Ajá, ¿Entraras a la tina conmigo o no?

—Mmm —se quedó pensando con su labio inferior entre sus dientes.

—Agua caliente que emana vapor, esencia de gardenias por todo el baño y —presiono un botón a un lado de la gran tina de azulejos.

—¡Burbujas! —gritó entusiasmado.

—Cerraré mis ojos y puedes quitar tu bata para entrar al otro lado de la tina.

—Bueno —susurro después de un largo suspiro.

Lentamente la bata de seda fue resbalando por el blanco y liso cuerpo del roedor.

—Sabía que tus pezones rosados hacían juego con tu miembro.

—¡JongDae! —antes de entrar por completo a la tina estuvo a punto de salir corriendo.

—Ey tranquilo —con una gatuna sonrisa lo fue acercando a él recargando su espalda sobre su pecho —Esto es normal entre prometidos.

—Quiero salir —susurro con mejillas rojizas.

—Mmm nop, hasta que nos demos un relajante y aromático baño, ah y uno que otro beso también.

—Jong...JongDae yo...

—Lo sé —hablo con voz calmada empezando a acariciar sus anaranjados cabellos —Sé que los roedores no están acostumbrados al contacto físico.

—Nadie quiere abrazar a una rata.

—¡Ey! —grito sobresaltando al chico en su pecho —Ya te dije que no eres una rata, eres un roedor, un precioso chico hámster.

—¿Precioso? —preguntó con una pequeña carcajada.

—Lo eres, Min.

—¿Gordo?

—El volumen perfecto en tu cuerpecito.

—No respondiste si era gordo o no —formo un puchero el cual fue besado de manera fugaz. 

La voz de JongDae sobre su oído repitiendo todas las cualidades que encontraba en el roedor y sus varoniles manos recorriendo desde los delicados dedos de MinSeok subiendo por sus brazos hasta llegar a sus orejitas cafés, lograron dormir al más chico.

—Mierda.

Lo más rápido que pudo tomó el cuerpo de Minseok, agarro una toalla y lo envolvió en está dejándolo en la cama.

—Vistanlo y por nada del mundo dejen que despierte.

—Si, señor.

Respondieron sus mucamas viendo como un agitado príncipe salía con ropa mal puesta de su habitación, así como cabellos mojados. Nunca habían visto de esa manera a su pulcro y respetuoso príncipe Kim.

—¡Irene! —entro sin tocar a la habitación de la joven hechicera —¡Irene, ven aquí!

—¿Con qué si lo quieres eh? —salió detrás de él.

—¿Qué mierda es esto? —señalo su pecho.

—Un fuerte pectoral dónde me gustaría dormir.

—¡No estoy para jodidas bromas! —la azotó en la pared más cercana.

—Quita —trataba de alejar las manos del príncipe de su cuello.

—Habla —la dejó caer al suelo tosiendo.

—Es un reflejo.

—¿Que?

Se levantó como pudo sin dejar de toser.

—¿Creías que al darle tú corazón a ella dejarías de sentir el tuyo?

—Pero... pero creí que...

—¿Estaba muerta? —empezó a caminar a su alrededor —Puedes creer que soy una tonta, pero por algo te mandé a traer a la bola de pelos.

—No lo llames así.

—Rey Kim Jong Dae, piénsalo bien y deja de jugar al príncipe bueno con el ratoncito —hizo un falso puchero —Aunque... viéndolo bien, parece que el ratoncito en verdad te está abriendo su corazón, sino es que ya también las piernas.

—¡Silencio!

—Ya viste que abrir tus sentimientos hacia alguien no es bueno, querido —acaricio su mejilla —El amor sólo es una pérdida de tiempo, no lo pienses más y entrégame al roedor para que todo el reino sea tuyo.

—¿In... incluyendo a ella?

—Piensa un poco más y deduce porque lo elegí a él entre tantos príncipes.

—¡Príncipe Kim!

Escucharon a lo lejos.

—¿Está ella aquí?

New King / ChenMinWhere stories live. Discover now