CAPÍTULO 10

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10.- Cuidados

El silencio de la oficina se rompió de nuevo por pasos. Dumbledore que justamente había acabado de escribir la carta a Sirius y Remus miró de forma expectativa, mientras que Harry mantuvo su atención enfocada hacía su comida. Sabía que el director no le dejaría marcharse hasta que hubiera acabado la comida, por lo que comenzó a comer más rápido; deseando no tener que estar allí cuando entraron, temiendo que lo echara a perder. Fue de esta forma, mientras comenzaba a beber su sopa que entraron varias personas en la habitación: Snape, McGonagall, Hagrid y los señores Weasley, que se detuvieron en el acto cuando vieron al muchacho que se sentaba al lado del director. Hagrid y los dos Weasley miraban al niño confusos, mientras que Snape tan solo frunció el ceño mirando al muchacho con su desprecio habitual.

Harry los ignoró a todos y tragó acabándose la sopa. Inmediatamente comenzó a sentir como el sueño lo invadía. Intentó levantarse pero sus extremidades se encontraban demasiado cansadas como para obedecerlo. Dumbledore, viendo el problema que tenía, lo envolvió suavemente con uno de sus brazos a través de los hombros y lo acercó a su pecho.

Duérmete, Alec.

Harry enterró su cabeza en el hombro del director sin vacilar y simplemente se durmió. Una vez que Dumbledore se aseguró que el muchacho dormía, se giró hacía sus silenciosas visitas.

Hagrid¿podrías llevarlo a la cama que está en la habitación a mi espalda?- El semigigante asintió y se les acercó silenciosamente.

Claro, señor.

Recogió al chiquillo suavemente en sus brazos y desapareció en la habitación. Entonces Dumbledore giró su atención a las personas que se encontraban en su oficina, y su expresión se volvió seria.

¿Bien?- Todos se giraron hacía el, mientras evitaban formular sus preguntas sobre el chiquillo misterioso. Minerva fue la primera en hablar.

Nada. No hemos encontrado nada. Sus tíos dicen que creen que desapareció hace unos tres días, sin embargo, no lo saben con seguridad porque lo tuvieron encerrado en su habitación y creen que puede ser más tiempo.- Su cara se volvió una máscara de aversión al pensar en aquellos "muggles". – Después de amenazar a aquellos muggles, me permitieron mirar por la casa. ¿Puede creer que le hacían guardas sus cosas en un armario? Pero no encontré nada, todas sus cosas habían desaparecido. Parece como si se hubiera ido por propia decisión, algo de lo que realmente no podría culparlo. Su habitación era diminuto y sucio y su primo me explicó que le daban de comer una vez al día y lo dejaban salir de la habitación solo durante diez minutos para ir al baño, para que no apestara. El ballenato incluso se regodeaba.- Su cara había adoptado una expresión indignada.

Dumbledore intentó quitarse de la mente lo más rápido que pudo a esos muggles prometiéndose que les haría personalmente una visita cuando todo se hubiera tranquilizado.

¿Harry podría haberse ido él solo?- Minerva otra vez parecía simple.

No lo sabemos; no hubo ningún informe en el que hubiera usado magia y su varita estaba encerrada en un armario. Pero tampoco había señal de forcejeo y los muggles no oyó nada.- Entonces fue el señor Weasley el que habló.

No tuvo que usar la magia necesariamente. Creo que Fred y George le enseñaron como abrir cerraduras de forma muggle después que lo encontraron encerrado en su habitación el verano que fueron a recogerlo. No lo sé con seguridad, pero hay formas de hacerlo sin magia.- Todos asintieron, dándose cuenta que el hombre tenía razón. Dumbledore miró de forma pensativa hacía Snape que todavía no había dicho nada.

¿Voldemort, sabe algo de esto?- El maestro de pociones negó con la cabeza.

No, cree que Potter todavía está en la casa y los planes del asalto de mañana siguen adelante, tal y como dije antes.- Dumbledore asintió algo aliviado, había estado esperando que pudieran capturar a algunos mortífagos importantes al día siguiente.

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