CAPÍTULO 39

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39.- La separación con el Ministerio

Cuando Severus llegó a las puertas de entrada, vio que ya había un par de maestros que estaban alrededor de Dumbledore. Delante del viejo director, se encontraba el Ministro de Magia, su cara roja y muy agitada. Severus no supo por qué: podía ser por enfado o por miedo, ya que Dumbledore parecía estar furioso. Los otros maestros también parecían muy molestos. Acercándose silenciosamente, y se puso al lado de la profesora Sprout y le preguntó bajo que era lo que estaba pasando, a la vez que escuchaba como gritaba el Ministro quien era y que era lo que pensaba de ellos. La mujer se giró ligeramente, con un ceño muy pronunciado en su cara.

- Parece que Funge llegó hace un rato y Dumbledore lo fue a buscar en la entrada El necio comenzó a decir que había hecho que todos los aurors abandonaran la búsqueda de Harry. Dumbledore no parecía gustarle mucho, pero le dijo que lo entendía. Entonces el Ministro sonrió y le dijo que se alegraba de que el anciano estuviera de acuerdo de que no podían gastar sus recursos en un niño "inútil y mentalmente desequilibrado- La mujer se estremeció ligeramente.- Jamás había visto a Dumbledore tan enfadado en toda mi vida. Se puso rígido y le dijo con frialdad al Ministro que se marchara de los terrenos de Hogwarts. Al idiota eso no le gustó y ha estado gritando desde entonces.

Severus hizo una ligera mueca de dolor; no le gustaba el chico Potter, pero sabía bastante bien el no insultarlo delante del director. Parecía que el anciano aún se había atado más a él. Volviendo a prestar atención a la discusión, escuchó como Dumbledore por fin tuvo la oportunidad para hablar. Con una voz fría como el hielo, el anciano miró al hombre que se encontraba delante de él.

- Ministro Fudge, exijo que se marche de estas tierras en este momento, no permitiré que insulte a mis estudiantes. Harry Potter no está mentalmente desequilibrado y lo sabes lo mismo que yo. Lo único que necesita es destruir su reputación delante del mundo mágico, debido a su lujuria enferma de poder. He estad ayudándole todo este tiempo porque creí que estaría en el mejor interés del mundo mágico, el que uniéramos nuestros esfuerzos, pero me he cansado de su gimoteo incesante. De hoy en adelante, mi personal y yo trabajaremos solo, lo que va a ahorrarnos muchos disgustos y recursos. De esta forma no tendremos que tratar con burócratas idiotas cuyo mayor interés es el dinero o el poder que pueden ganar con sus acciones. Ahora márchese, ya no es bienvenido en Hogwarts.- Fudge lo miró rojo de rabia.

- ¿¡Cómo te atreves? ¡Soy la cabeza del Ministerio, no puedes...!- Dumbledore cortó su discurso enfático.

- Puedo. Hogwarts es una institución propia, no dependemos de las regulaciones del ministerio y nunca lo haremos. La escuela deja al Ministerio dirigirla con tal de que tengan los mismos intereses, y como director, puedo decidir si es bueno o no para la escuela seguir esta dirección.- Preparándose, Dumbledore volvió a hablar, un nuevo poder fluía por todos ellos.- Yo, Albus Dumbledore, director del Colegio Hogwarts de Magia, por la presente rompo los lazos que atan esta institución al Ministerio Británico de Magia. Esto permanecerá así hasta el tiempo en que juzgue que el Ministerio vuelve a ser capaz de cumplir sus funciones.

Fudge se había puesto mortalmente pálido y los maestros miraban a los dos hombres asustados. Sabían que el director se encontraba cada vez más disgustado con la actuación del ministro, pero llevarlo tan lejos... no estaban seguros si había sido una decisión sabía, pero en el momento que Fudge alzó su varita, ellos alzaron las suyas inmediatamente. No podían entender completamente las razones del director, pero no era ningún secreto que el personal de Hogwarts era fiel al director.

Fudge los miró con cautela, sabía que luchar contra todos ellos era una mala idea. En el momento que Dumbledore había proferido esas palabras, las reglas del ministerio habían dejado de ser vigentes en el lugar, y por lo tanto, con tal de que no le mataran podían maldecidlo ya que técnicamente estaba realizando un allanamiento en sus tierras. Por no mencionar que los adultos que se encontraban delante de él eran algunos de los magos más poderosos que el mundo mágico tenía. En Hogwarts no podía enseñar cualquier mago. Mirándolos de forma asesina, se puso el sombrero y se giró.

- No creas que esto va a acabar así, Albus, por la mañana todo el mundo conocerá tu traición y también como el Niño que Vivió está demasiado asustado como para dejarse ver.

Antes de que pudiera dar un paso, varias maldiciones le golpearon a la vez, haciendo que se cayera al suelo. Sabía que debería haber mantenido la boca cerrada, pero estaba demasiado enfadado. Antes de que perdiera la conciencia, escuchó la voz fría de Dumbledore.

- Hagrid, asegúrate sacar a patadas de las tierras a este saco de mierda, no queremos que estropee el paisaje.

Mientras Dumbledore regresaba a su oficina seguido por Minerva y Severus, la señora Pomfrey regresó a la enfermería. La enfermera creía que Alec ya estaba lo suficientemente bien para marcharse, pero con Albus en tal estado, sería mejor que Severus lo cuidara durante ese día. El hombre había estado de acuerdo, pensando que podría enseñarle algo más sobre pociones y caminó silenciosamente junto con la mujer.

Harry aún estaba sentado en la cama, había dejado su libro y había estado mirando por la ventana, con un leve ceño en su cara. Cuando escuchó como entraban en la enfermería, les prestó su atención inmediatamente.

- ¿Ocurre algo?- La enfermera se apresuró a su lado y comenzó a examinarlo, mientras murmuraba que debía de estar descansando. Severus la miró de forma entretenida y se sentó a un lado de la cama. Cuando la mujer acabó su chequeo, Alec volvió a hablar.- ¿Ocurre algo? ¿Qué ha sido lo que ha pasado?- La mujer suspiró y pasó una mano por su pelo.

- No te preocupes, no pasa nada. Lo único es que tu abuelo se ha enfadado un poco con el Ministro.- Severus resopló.

- ¿Un poco? Poppy, el hombre estaba furioso. Habría matado a Fudge en ese mismo lugar si hubiera podido.- La enfermera lo miró de forma asesina pero no lo contradijo, sabía que tenía razón. Harry los miró alarmado.

- ¿El yayo está bien? ¡Tengo que verlo!- Saltó de la cama, pero Severus lo cogió en brazos de inmediato y lo puso en su regazo.

- Creo que ahora mismo no sea muy buena idea, Alec. Estaba furioso y necesita algo de tiempo para tranquilizarse.- Poppy alborotó su pelo.

- No te preocupes, niño. Minerva fue con él y sospecho que estarán planeando el futuro de Hogwarts en cuanto Albus se calme.- Alec frunció el entrecejo.

- ¿El futuro de Hogwarts?- Suspirando, Severus pasó una mano por su cara.

- Albus ha roto todos los lazos con el Ministerio: a partir de ahora, Hogwarts se rige por sus propias leyes, y Albus y Minerva tienen que decidir como hacerlo todo eso.

Harry se sentó apoyado contra Severus, con una mirada aturdida. El anciano debía estar realmente enfadado para tomar unas medidas tan drásticas. Siempre había declarado, que mientras estuvieran unidos, ganarían; pero ahora mismo había roto todas las conexiones con sus aliados más poderosos, realmente esperó que todo fuera bien.

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