DOS

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Una sombra surgió desde la bruma cubriendo el sol mientras unas enormes alas, como las velas del navío Llanto del Hueso, se precipitaban por el vasto mar en dirección al barco. Se agitaban lenta y continuamente, removiendo la bruma a su alrededor mientras la criatura descendía con la delicadeza de una pluma. Los colmillos de marfil, largos como lanzas, resplandecían a la luz de la mañana y sus garras como puñales se curvaron aferrándose a la barandilla del barco con el mayor sigilo posible. Su pelaje resplandecía por las gotas de agua, dándole la apariencia de estar recubierto por diamantes. Extendió las alas que abarcaban ya veinte metros de largo. Lanzó un alarido que atravesó la silenciosa calma de la mañana e hizo despertar al resto de la tripulación, mientras plegaban sus alas otra vez alrededor de su cuerpo. Era una visión sacada de sus peores pesadillas, un murciélago vampiro gigante. Un monstruo.
El monstruo de Thorn.

Al parecer Hades nos ha estado siguiendo. —dijo Tyburn admirando a la bestia

—Así es. —Thorn rascó la barbilla del murciélago gigante. —le dije que volara en círculos cerca de nosotros pero que mantuviera la distancia.

Hades eructó. Thorn dio una suave bofetada en la mejilla del monstruo.

—Conozco bien ese ruido.

El pelaje de Hades se erizó y crispó las orejas cautelosamente.

—Hades, te dije que no comieras calamares, no te sientan bien, y luego debo ser yo el que limpie tus desastres.

El murciélago se inclinó hasta quedar cara a cara, o mejor dicho cara con mandíbula. Abrió la boca lentamente para mostrarle sus colmillos letales. De entre los dientes le colgaban restos de la cena y entre estos, más al fondo, había largos trozos de tentáculos. Un aroma fétido y nauseabundo surcó el aire e hizo a Thorn estremecer.

—¡Por los seis! ¿Qué fue lo que comiste? Eso es algo más que solo calamares. A partir de ahora te pondrás a dieta

Hades cerró las fauces con un chasquido y se volvió preparándose para despegar.

—Ah no, nada de desaparecer como lo haces siempre, hay trabajo que hacer.

Hades extendió sus alas y las sacudió una vez. La ráfaga de viento levantó una mini ola de agua que derribó a Thorn.

—Parece que todavía le falta un poco en términos de obediencia. —dijo Tyburn.

Thorn no podía saberlo con certeza por el bigote de Tyburn, pero se jugaría algo a que el Sayón estaba sonriendo socarronamente.

El chico se levantó farfullando y escupiendo más agua de mar, mientras le lanzaba una mirada asesina a Hades.

¡Murciélago estúpido! ¡Murciélago gordo! ¡Murciélago malvado!

Se acabó. Cuando regresemos a casa le dire al doctor Bilis que te haga un lavado bucal completo.

Hades soltó un bufido escéptico. Thorn sonrió de oreja a oreja ¿Con ese murciélago malvado como amigo para que quería enemigos?

Thorn tomó una de las orejas de Hades y subió de un salto hacia delante sujetándose de su pelaje.

El murciélago desplegó las alas y olfateó el aire mientras Thorn subía por su espalda. Hades parpadeo cautelosamente. Sus ojos de color rojo sangre eran pequeños a comparación de su cabeza. Chasqueó los dientes. Algo le preocupaba.

—¿Estas bien, chico?

—¿Que le pasa a Hades? —Preguntó Tyburn.

—No lo sé. Nunca se había comportado así. Es extraño.

MAGIA DEL REFLEJOWhere stories live. Discover now