TRES

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Thorn se volvió muy lentamente, temiendo encontrarse con una aparición salida desde el otro lado del Sepulcro. Detrás suyo, recargada sobre la pared contraria. Un espejo, con forma ovalada y bordes oscuros. Su reflejo le devolvió la mirada interrogante.

Que tonto eres Thorn, te asustas de tu propio reflejo.

Aunque...

Camino cautelosamente mientras su otro yo imitaba sus movimientos. Había algo en aquel espejo que a Thorn le llamaba la atención, como si este tuviera una extraña atracción magnética sobre él.

Thorn miró al espejo. Su reflejo destacaba del resto de la habitación que extrañamente parecía cada vez más oscura. Thorn no tenía el más mínimo deseo de contemplarse. Comparado con nobles como Ying o incluso Gabriel, perecía un duendecillo enclenque. Pero no cabía duda de que el metal que lo adornaba era de obsidiana forjada a martillazos, con forma más o menos circular, de un metro y medio de diámetro.

Thorn no tenía ni idea de qué hacía una pieza de semejante valor en un navío mercante. Había oído que la mayoría de los artefactos que se vendían en los puertos eran cacharros tirados y encontrados en el mar.

Ese espejo en cuestión parecía haber sido concebido para adornar los aposentos de una princesa o reina, pero al final había tenido un destino trágico.

Thorn ladeo la cabeza y miró de reojo sobre su hombro. Algo se movía en la oscuridad detrás suyo. Se le corto la respiración.

En el preciso momento en que se giró Thorn, puedo sentir el frío filo de la espada hundiéndose en su carne.

Thorn soltó un grito de dolor en el respectivo instante en el que la figura detrás suyo retiró la espada de su hombro derecho. Cayó de rodillas, jadeante. Parpadeo para enjugarse las lágrimas de los ojos y sólo pudo mirar hacia adelante, mareado e indefenso, mientras la figura, aún irreconocible por la oscuridad de la estancia, apuntaba la espada directamente a su corazón.

Ese era su fin. La espada de hierro silbó en el aire en el momento en el que la persona se acercó corriendo hacia él. Por un momento Thorn fue capaz de ver a su atacante; llevaba una maraña de cabello color café oscuro. Sus ojos verdes parecían desprender fuego. Su chaqueta de cuero negro era igual que la suya y alcanzó a apreciar el símbolo de un escudo. El sello de la Casa Sombra.

Un soldado de Gehenna.

¿Estaba apunto de ser asesinado por alguien de su mismo bando? ¿Sería este el comienzo de un golpe de estado contra la Casa de los Sombra? Fuera como fuera él no estaría aquí para contarlo. El miedo estaba tajante en su mente, sin embargo no solo era el miedo a la muerte. Lo que verdaderamente le atemorizaba era no ser capaz de volver a ver a Lily una última vez; sentir sus suaves caricias, aspirar su aroma a rosas, sentir sus labios sobre los suyos. Pero eso ya no sería posible nunca más, él iba a morir y ella nunca lo sabría.

La hoja de la espada se detuvo a centímetros de su pecho. Thorn no comprendía cómo era posible que siguiera vivo. Levantó la vista; Tyrbun había aparecido y se había acercado sigilosamente detrás del hombre, la punta de su espada negra sobresalía de su pecho.

La aparición extendió los brazos. De su boca emanó un sonido casi tan agudo como el ruido de cristales al quebrarse, de su cuerpo centellaron miles de luces multi colores. Las chispas se fueron tornando mas intensas y terminaron por deslumbrar a Thorn y Tyburn.

MAGIA DEL REFLEJOWhere stories live. Discover now