CUATRO

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CASTILLO PENUMBRA

—¿Ya terminamos? —preguntó Lily

—No. —Mary agitó la nota frente suyo. —Ni siquiera hemos empezado.

Las baldosas del Gran Salón resplandecían bajo la luz de los braseros y reconfortaban a Lily arropada en su fría Túnica de los Lamentos. Al igual que en el Salón Infernal, las antorchas usaban grasa animal, lo cual hacía que estas desprendieran una llama dorada y ahumada y un aroma que hacía que a Lily se le hiciera agua a la boca.

Mary estaba a su lado recitando una lista de actividades que tendría que seguir aquel día y que ponía donde se hospedaría cada representante y a qué hora llegaría cada uno.

—Todavía no ha dado respuesta a la ofertas de compromiso de Ying y K'leef, dijo que lo pensaría, pero ya pasó una semana desde que llegaron.

—Ya son dos propuestas de matrimonio ¿Verdad? —dijo Lily. —Es bonito saber que soy popular en los seis reinos.

—Cuatro en realidad. Su compromiso con Gabriel sigue vigente y también he escuchado que el hijo del rey Coral está muy emocionado por venir. Y no es sólo por la reunión de las seis casas.

Algunas de sus doncellas reunidas soltaron risitas a sus espaldas mientras hablaba.

Lily se sonrojó.

—¡Mary! Por favor, ya hemos hablado de esto. No me casaré con ninguno de ellos. Menos con Gabriel

Lily recordaba bastante bien las dos visitas del presunto heredero de Lumina y en ambas había estado igual de irritante, pavoneándose por Castillo Penumbra como si fuera el amo y señor del reino de la oscuridad. Le recorría un escalofrío el sólo pensar en Gabriel al pedirle que cambiara su atuendo oscuro por el blanco. ¡Blanco! ¿Qué habrían pensado de ella sus padres y ancestros si la hubieran visto caminar hacia el altar vestida de blanco?

Por supuesto que Ying y K'leef no eran como Gabriel; Ying era galante, apuesto y, a decir de todos, un guerrero valiente y reconocido. K'leef también era galante, Lily no podía decir que fuera apuesto pues ella solo lo veía como un amigo; Pero no cabía duda de que el hijo del Sultanato era la persona más honrada de los seis reinos. Aún así...

—Simplemente. —Se escuchó diciendo. —no puedo casarme con ningún de ellos, por que...

—Porque ya hay alguien más un tu corazón. —Completo Mary.

Lily permaneció en silencio. Mary lo sabía, y ¿quién no lo haría?, después de todo se necesitaría ser ciego para no darse cuenta de como ella miraba a Thorn. Lo veía desde el Gran Salón cada vez que salía a cazar con el resto de escuderos. Lo veía desde la ventana de su cuarto cada vez que cuidaba a Hades. —el espectacular y majestuoso murciélago gigante. —llevándolo a tomar vuelos nocturnos, peinándole el pelaje y limpiando sus desechos esparcidos por todo Casón Lúgubre e incluso había presenciado a escondidas sus entrenamientos con Tyburn ¿Él sabría que ella había ordenado a su Sayón entrenarlo personalmente?

Mejor olvídalo, es imposible.

¿Por qué todo estaba en silencio tan repentinamente? Mary había sacado a las doncellas y ahora estaba frente a Lily tomándole la mano y mirándola con ojos comprensivos.

MAGIA DEL REFLEJOWhere stories live. Discover now