CATORCE

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—Mi señora Sombra, que gusto que nos acompañe. Estábamos hablando de los sucedido ayer. —le informó Ying. —¿Sabe algo de Thorn?

Lily negó con la cabeza.

—Aún no. La última vez que lo vi estaba inconsciente, lo volveré a visitar esta tarde para ver si despertó.

—Empecemos enseguida. —dijo Angela rápidamente. —Lo primero para redactar el tratado de paz es revalidar los acuerdos comerciales entre nuestras Casa. —Se volvió hacia Anfibius. —Dígame sus condiciones.

Ariel le pasó una hoja a Anfibius y él la deslizó sobre la mesa.

—Son esas nuestras condiciones con Lumina. Pediríamos lo mismo de ustedes.

Angela, con el ceño fruncido, miró el papel unos instantes y luego lo apartó. Gabriel lo leyó de soslayo y contuvo una risa burlona. Lily deducido que las condiciones debían de ser deplorablemente malas.

—No. —dijo Angela.

—¿Acaso tiene usted, mejores condiciones que esas? —Preguntó Anfibius.

—No. Ese es vuestro trabajo. La próxima vez háganlo mejor.

Ariel apretó las manos con fuerza, se notaba que todo aquello le sentaba fatal. Anfibius lo notó y le hizo un gesto breve con la mano.

—Mandaré un mensaje a mi padre y nos encargaremos de hacer un borrador con nuevas condiciones. ¿Podríamos continuar? Quisiera hablar del puerto del Coral.

Angela junto las manos.

—¿Si?

—La cláusula del tratado comercial que les daba acceso a nuestras puerto expiró hace diez años —dijo Anfibius. —Sin embargo, todavía hay barcos de los Solar allí.

—El tratado comercial sólo expiraba si los Coral se comprometían a ayudar a Lumina en tiempos de guerra.

Anfibius  se reclino en su asiento.

—Y así lo hemos hecho.

—¿De verdad? —preguntó ella. —Dicen ser nuestros aliados pero no aportan ni armamento ni hombres en nuestra causa, eso me hace cuestionarme la utilidad de la Casa del Coral en esta guerra.

Ariel gruñó.

—Eso suena a una amenaza.

Angela giró su mirada de acero hacia la chica y la luz resplandeció en su rostro. Ella controlaba la luz como Lily las Sombras.

—Soy una noble.

—Si, pero no eres mi reina. —la mano de Ariel se movió hacia su costado, hacia la espada en su cintura. Señaló con la cabeza a Anfibius. —Ahí está el único rey por el que hincó la rodilla.

—¿No olvidas un detalle importante? Él todavía no es un rey. —hizo una pausa antes de continuar. —Puede que después de todo, el Rey del Coral desconozca la utilidad de su propio hijastro como heredero.

Todas las cabezas se volvieron hacia Anfibius, cada uno con diferentes expresiones: K'leef abrió mucho los ojos, Emma enarcó una ceja y Ying curvó los labios en una sonrisa.

MAGIA DEL REFLEJOWhere stories live. Discover now