Butterfly [Park Jimin] +18

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POV. Eliza.

Salí del salón de clases sujetando bien las correas de mi bolso. Me dirigí hacia el patio, donde Jimin ya me estaba esperando. Sonreí con ternura cuando vi como fruncía su entrecejo algo frustrado al no poder abrir la botella de agua.

Había pasado una semana desde que cumplí años, una semana desde que Jimin me dió esa gran sorpresa. Ambos nos la habíamos pasado fenomenal. Había sido un buen detalle de él. Y un buen día.

—Si utilizas el dorso de tu camisa tal vez puedas abrirla— hable mientras tomaba asiento en la banca.

—Ah, y yo que me quería ver genial dándote esta botella— negó dramatizando.

—Tú ya te vez genial—

—Gracias por eso—

Término del abrir la botella y después me la ofreció. Con una sonrisa en mis labios la acepté.

—¿Como te fue en las clases? Kumi me dijo que no te habías sentido muy bien desde ayer—

—Si bueno, he teñido unos dolores de cabeza nada más, supongo que es por los trabajos que nos han encargado— bebí un poco de la botella.

—Tienes que descansar, podrías enfermar—

—Lo haré, lo prometo—

Sonreí mientras bajaba la botella, mire hacia el suelo. De nuevo esas preguntas llegaban a mí, este dolor de cabeza tal vez no tenga nada que ver con los trabajos de la escuela, más bien es porque no dejo de pensar en Jimin, sobre sus sentimientos hacia nosotros. 

Él y yo somos más que amigos que solo se platican su día a día, somos más que eso. Nosotros hacemos cosas que una pareja enamorada haría, pero no somos ese tipo de pareja, más de una vez intenté fijarme en un chico que no fuera Jimin, pero solo terminaban dándome escalofríos. No podía imaginarme siendo tocada por alguien más. Los besos y caricias que Jimin me daba eran únicos, no existirían otros iguales en el mundo. Y es porque yo tenía en claro lo que sentía, estaba enamorada de él.

¿Pero él que sentía? Era por eso que no dormía bien, y al no dormir como se debe, los dolores de cabeza se presentaban.

—¿Que piensas?— me sobresalté al escuchar su voz. Voltee a mirarlo, tenía una sonrisa en sus labios y sus ojos brillaban. Suspiré.

—¿Que pensarías si yo decido enamorarme de alguien?—

Al parecer esa pregunta no se la esperaba, la sonrisa que había tenido desapareció de inmediato. Sus ojos se oscurecieron un poco más de lo normal y sus labios formaron una línea recta a la perfección. Podía sentir el ambiente tenso.

—¿Por qué dices eso? ¿Acaso te gusta alguien?— parecía molesto, y al ver como apretaba la botella en sus manos, pude entender que si, en efecto, él estaba molesto.

—En realidad me gusta alguien, y tú lo sabes, al menos eso pienso—

—¿Te gusta alguien? ¿Y yo lo sé? No se quien pueda ser pero, tal vez... no, no es la vez, yo no quiero que te enamores de alguien más que no sea yo, de solo pensarlo me molesta, yo... sé que suena egoísta pero...—

—Jimin, a veces los hombres pueden ser realmente muy despistados, yo estoy enamorada de ti, no podría gustarme alguien más, es solo que pensaba que era lo que pensabas, se lo que sientes, me lo has dicho, pero solo quiero saber que tipo de relación tenemos tú y yo, quiero saber si puedo tomarlo como una relación o una simple amistad extraña, solo quiero saber—

—Eliza, yo... — Jimin me miraba directamente a los ojos, lamí mi labio inferior esperando sus palabras. —Tienes razón, no es justo que yo acapare todo de ti cuando no doy una respuesta a esto, Se que no quiero ser solo tú amigo, pero decir que tenemos ese tipo de relación... ¡No lo malinterpretes! Yo te adoro y lo que siento por ti es fuerte, pero yo quiero ofrecerte lo mejor, ¿me entiendes?  No quiero tomarlo a la ligera— 

Asentí, claro que lo entendía. Él tenía miedo, pero lo que él dijo era lo que yo quería escuchar. Sonreí por eso.

—Con eso está bien, al menos por ahora, lo tomaré como un "somos una pareja algo extraña"— sonreí.

—Muy extraña, eso si—

—Entonces te dire que mis sentimientos son solo para ti, eso no lo dudes—

—Y los míos también, así que por favor, espero me tengas paciencia—

Asentí sonriendo, estaba bien así. Podíamos empezar de a poco, teníamos un mucho tiempo  por  delante.

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Abrí la puerta de mi casa y entré, cerré detrás de mí. Pude ver como mis padres ataban sentados en el comedor, lamí mi labio inferior y me dirigí hacia ellos. Tenía que hablar con ellos.

—Oh cariño, que bueno que llegas, la comida está lista, puedo servirte si quieres—

—Está bien así mamá, ya comí—

—¿Es así? Bueno, supongo que la comida en la cafetera de tu escuela tiene que ser buena, está bien— mi madre sonreía.

Mi padre estaba leyendo su periódico, pero de vez en vez nos miraba.

—No comí en la cafetería de la escuela, me invitaron a comer a un restaurante cerca de ahí— ahí pude saber que había captado la atención de ellos. 

—¿Quien?— 

Tragué en seco.

—Jimin—

Escuche muchas cosas a la vez, una silla arrastrarse de golpe, una respiración entrecortada y pasos, esos pasos que dieron paso a un fuerte dolor en mi mejilla. De nuevo me habían abofeteado.

—¡¿Como te atreviste?!— la grave voz de mi padre me hizo reaccionar.

Toque mi mejilla y lo mire con profundo dolor.

—¿Merezco ser golpeada por sentir amor? Si es así, golpeamos todo lo que quieras, porque yo amo a Jimin y él lo sabe, háganse a la idea de que él y yo somos y seremos uno, él ahora está en mi vida— mordí mi labio para no llorar.—Lo siento por ustedes, yo solo quería contarles lo feliz que soy ahora, pero no hay otro remedio más que solo mentirles si eso quieren, les mentiré a donde voy y con quién, tal vez me escape por las noches y no regrese hasta altas horas de la madrugada, porque ustedes, mis padres, no me apoyan—

Me di media vuelta y subí las escaleras, escuchando  los gritos de mis padres detrás de mí. Le puse seguro a la puerta y me dejé caer ahí mismo, soltando las lágrimas que había estado reteniendo. No era justo que ellos se opusieran al amor que yo estaba sintiendo.

No era justo que ellos decidieran aún sobre mí cuando ya no deberían de hacerlo, ellos solo tenían que apoyarme en mi felicidad. Se suponía que mi felicidad tenía que ser su felicidad. Ellos tenían que estar contentos porque yo al fin estaba superando lo  había pasado.

Ellos no eran justos.