Capítulo 24

59.1K 6.3K 1.2K
                                    

—¿De qué estás hablando? —cuestioné sin entender sus motivos, un segundo después descubrí que me habia dirigido a él con demasiada confianza, pero la situación lo ameritaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿De qué estás hablando? —cuestioné sin entender sus motivos, un segundo después descubrí que me habia dirigido a él con demasiada confianza, pero la situación lo ameritaba.

—¿No fui lo suficientemente claro? —interpeló con cierto tono de fastidio en su voz.

—Si, pero lo que usted está diciendo es que no desea legitimar nuestro...

—¿Matrimonio? —interrumpió y luego soltó una carcajada como si lo que habia pronunciado fuera causa de risa—por favor, todo esto es una farsa.

—¿Entonces porque me trajiste aquí? ¿Porque me obligaste a casarme contigo?—exigí saber, mi vida habia cambiado por causa suya y lo mínimo que podía hacer era decirme cual habia sido su motivo, si es que no iba a ser realmente su esposa.

—Necesitaba a mi lado a una reina capaz de sobrellevar el peso de la corona. ¿Crees que le dejaría esa responsabilidad a una joven vana que solo buscaría beneficiarse de las riquezas del reino o una princesa extranjera cuyo deber seria únicamente con su propio reino? ¡No!

—¿Por qué yo?

—Porque eres lo que nadie esperaba—declaro. Sus labios formaron una sonrisa descarada—impetuosa, tenaz y abnegada. ¡Vaya que sacrificarte por el bien de tu familia!

—¿Lo sabias? ¿Sabías que tu madre me amenazo para casarme contigo?—impugne tratando de controlar la frustración y enojo que sentía hacia él, camine un par de pasos, pero me detuve al ver algo sombrío en su mirar.

—No exactamente, mi madre lo sugirió, pero no la creí capaz. Por lo que me dijeron de ti supuse que te negarías rotundamente, pero me equivoqué, antepusiste la seguridad de tu familia que tu propio bienestar y libertad. Esa cualidad tuya fue lo que te dio la corona, no porque te casaste conmigo, demostraste ser apta para ser la reina.

—¿Se supone que debería sentirme alagada?—sentí un extraño dolor en el pecho, quizás era un grito que no podía salir. William me miro pensativo por unos instantes y luego soltó una pequeña carcajada.

—No pretendo que lo hagas, hiciste una pregunta y yo la respondí—contesto como si no le interesaran mis sentimientos, quizás era eso, no le interesaba realmente lo que yo sentía—ahora que ya sabes la verdad y también lo que pienso de ti, pretendo que formemos una alianza entre tu y yo.

—¿Por qué debería hacerlo?—cuestione poniéndome a la defensiva. Él alzo una ceja y coloco sus manos por detrás de su espalda, dio un par de pasos lentamente como lo hace una bestia cuando rodea a su víctima.

—No creo que tengas otra opción, además tu corazón es demasiado bondadoso como para abandonar a los ancianos y a los huérfanos a su suerte ¿No es así?

Atónita, dirigí la mirada hacia donde él se encontraba, observaba la ciudad que ya comenzaba a encender sus luces para iluminar la oscuridad, desde uno de los ventanales de la oficina llena de estantes, pinturas y murales. Me habia revelado que habia sido él quien me habia puesto a prueba esa mañana, no su madre.

Amor De CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora