Capítulo 26

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Al punto de la media noche, cuando creí que el rey no volvería a pisar sus habitaciones debido a mi presencia le solicite a la condesa me ayudara a buscar un camisón para dormir cómodamente

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Al punto de la media noche, cuando creí que el rey no volvería a pisar sus habitaciones debido a mi presencia le solicite a la condesa me ayudara a buscar un camisón para dormir cómodamente. Con una pequeña campana, la condesa mando a llamar a las mismas damas que me habían seguido todo el día y tal y como se me había advertido, no volvería a usar la misma ropa dos veces.

Mientras las otras mujeres me ayudaban a retirar el peso del vestido que llevaba puesto, la condesa se aproximó llevando consigo un camisón blanco diferente. Cuando lo colocaron sobre mi cuerpo desnudo pude notar la transparencia que la tela dejaba, dejé escapar un suspiro, ya que no era lo que esperaba, pero al fin de cuentas solo iba a utilizarlo una noche por lo que traté de ignorar el asunto.

Después de asegurarse de que la cama estaba lo suficientemente cómoda para que lograra conciliar el sueño, tanto la condesa como las demás damas hicieron una reverencia y se marcharon. Por lo que tenía entendido, la condesa, quien era mi apoderada, debía estar para mí, las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana por lo que su habitación estaba a tan solo unos metros de distancia y si así lo necesitaba, solo debía hacer sonar una pequeña campana que estaba situada dentro de una caja a un lado de mi cama, pero no era tan cruel para pedirle algo a media madrugada.

Ya que aún no estaba acostumbrada a ese lugar, a su inmensidad y a la constante soledad a pesar de siempre estar acompañada, mi cuerpo se negó a darme el descanso que necesitaba y aunque di un par de vueltas tratando de encontrar la mejor posición para dormir, no lo logre, por lo que opte en levantarme antes de lastimarme.

Vi el desorden que había dejado sobre la mesa, quizás debí pedirle a la condesa que se llevara todo, pero al ver los libros creí que podían ser un apoyo para tratar de dormir. Me acerqué un poco al ventanal, la luz de la luna alumbraba lo suficiente para poder leer y así evitar encender una luz que alertara a los guardias que custodiaban mi lugar de descanso.

Mientras aprendía más sobre Cromenia, temas que tal vez podía usar en conversación con el zar para evitar hablar con su hermana, un repentino eco me saco de mis vagas ideas y pensamientos, cerré el libro en mis manos y guarde silencio tratando prestar más atención al silencio, entonces, súbitamente escuche pasos y luego las puertas de mi habitación se abrieron dejando entrar la luz, cegando por un instante.

Contuve el aliento por lo que me pareció una eternidad, cuando las puertas se cerraron mi vista fue acostumbrándose poco a poco a la oscuridad y al prestar atención vi el cuerpo inmóvil de William en el centro de la habitación dirigiéndome una mirada atónita, el ambiente se volvió tenso por lo que trague saliva y desvié la vista hacia mi libro tratando de mantener la calma, no esperaba que durmiera allí.

-¿Qué estás haciendo?-cuestiono con voz fría y firme, temí que pensara que mi comportamiento no era digno de mi título, después de todo estaba leyendo a oscuras y a mitad de la noche.

-No podía dormir-admití mostrando el libro en mi mano y me encaminé hacia la mesa para dejarlo en su lugar.

Cuando coloque el libro sobre la mesa no pude girar en su dirección, inhale y exhale aire lentamente tratando de no hacer ruido con mi respiración, necesitaba darme valor para volver a la cama suponiendo que él dormiría a mi lado. ¿Por qué había sido tan tonta para creer que él no descansaría en su propia cama?

Amor De CristalWhere stories live. Discover now