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Joel (30 años)
Erick (muchos años menos que Joel)

Una esquina o un callejón puede ser el hogar para muchas personas presas de la pobreza.

Erick es una de esas víctimas atadas a la necesidad de alimentarse a diario. Tal vez Dios no le dio la dicha del dinero pero lo dotó de admirables y preciosos rasgos físicos.

Su primera noche en "The silence of the night" y su estómago no para de incomodarle.

- ¡Te falta brillo! -sintió unas brochas con abundante maquillaje sobre ellas repasarle el rostro como pincel a un lienzo.

- ¡Ajusta ese traje! -el ajustado traje que vestía lo sintió contraerse contra su cuerpo llegando al límite de dejarlo sin aire, pero luego se sintió tolerable.

- ¡María, hazle ondas gruesas, se ve muy aburrido ese cabello! -su cuerpo fue sentado frente a un espejo; contra cualquier pensamiento se miró al espejo y admiro su rostro maquillado sin ser exagerado. Muy rápido su cabello dejo su lacio natural y ganó unas ondas, lindas a la vista.

Todas las chicas dentro del camerino le sonriendo con ternura.

- ¡Se ve hermoso! -chillaron al unísono.

Erick no pudo ocultar su sonrojo ni siquiera con el maquillaje.

- ¡Erick, primero la paga luego la acción, no lo olvides!

Sintió su cuerpo siendo encaminado a un callejón.
Sus dientes castañearon cuando la fría brisa choco contra su cuerpo, busco darse calor frotando sus manos contra sus brazos.

- Si no te sientes seguro con el tipo no dudes en gritar, yo llegare y le arrancaré el pene con los dientes.

Erick rió bajito; los labios de la mujer resonaron en un beso exagerado contra su frente antes de sentir la soledad agobiarlo.

Su mirada viajo por toda la pared que conformaba la esquina del local; habían muchos chicos y chicas sumamente arreglados, algunos daban ligeras caladas a sus cigarrillos y otros acomodaban sus atuendos.

Ni cuenta se dio cuando un vehículo se detuvo al frente suyo.

- ¿Cuánto vales?

"Más de mil dólares pequeño"

- De mil para arriba -trato con todo su ser que su voz sonará segura y firme pero de seguro salio toda entrecortada y temblorosa.

Una risa ronca y altanera salio del vehículo.

- Espero tengas un buen culo.

La puerta trasera del vehículo se abrió. 

Entendió que debía subir, dio dos pasos y una mano en su hombro lo giro. Por impulso cubrió su rostro.

El chico delante suyo frunció el ceño.

- Tranquilo, no te voy a golpear, esas cosas no me van.

El hombre sonrió mientras Erick lo admiraba, su cabello ruloso, ojos color miel, facciones duramente marcadas, la definición de 'perfecto'.

- No me mires con esa cara porque vas a hacer que te folle.

El rubor encendió las mejillas de Erick.

Sus piernas se despegaron del piso cuando el hombre lo tomo tomado entre sus brazos.

- Quiero que vayas en mis piernas.

No se negó, no podía, no debía, no quería.

El viaje no fue incómodo como pensó que seria, el cuerpo cálido del hombre le transmitía mucha tranquilidad y confianza. Su embriagador aroma sumamente masculino era la cúspide del placer mental.

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