Dylan Stewart, un joven de 15 años, se enfrenta a su primer año en un instituto nuevo. Acostumbrado a una vida controlada y estable, su mundo cambia cuando conoce a Luke Flynn, el otro chico nuevo del instituto, con una cara bonita y una personalida...
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Recuerdos constantes sobre el verano recorrían mi mente como alegres momentos y experiencias vividas. La rutina diaria regresaba como un molesto mosquito a mi vida, y si no fuera suficiente tener que convivir con el hecho de que comienzan de nuevo las clases, debía enfrentarme a superar un primer día de dificultades: nuevas clases, nuevos amigos, nuevos horarios, etc. Con millones de preocupaciones inminentes en mi cabeza, traté de relajar mis pensamientos dibujando.
Extrayendo el cuaderno de la mochila a mis pies, mientras rozaba suavemente el contorno de mi primer dibujo, avancé un puñado de páginas hasta toparme con una hoja en blanco y comencé a dibujar con mí desgastado lápiz.
Mientras trataba de abandonar mis inquietudes dibujando, el agrietado cemento de la carretera por la que circulábamos mi madre y yo, iba provocando tambaleos en el vehículo. Notando un descenso en la velocidad del coche, elevé la vista hacia la ventana. Deteniéndonos en frente de un jardín perfectamente cortado, cubierto de celestes flores y el cual sostenía un gran cartel con un mensaje de "vendido", me percaté de que finalmente habíamos llegado a la nueva casa.
Girando despacio el pomo dorado de aquella puerta, observé pausadamente el panorama. Una silla de color claro, salpicada con manchas rojizas, destacaba sobre el mobiliario de la estancia. Tras cenar y desear las buenas noches a mi madre, me tumbé con calma sobre las sedosas sábanas que envolvían el colchón. Aterrado de comenzar las clases, cerré los ojos y en un último suspiro quedé completamente dormido.
La mañana siguiente, mientras despertaba nervioso, sentía una poderosa angustia que atravesaba todo mi cuerpo. Separarme de mis amigos y no volverles a ver me hizo sentir preocupado por sobrellevar problemas en el instituto yo solo.
Toda esta situación me superaba y terminó convirtiendo un precioso día de verano en un deprimente y alterado día. La resplandeciente luz del sol que se veía de un color azulado debido a las cortinas de mi habitación y que se introducía por mi ventana, mientras de fondo se oían a los pájaros cantando en una bonita mañana, consiguió apaciguar mi estado.
Seguía muy atemorizado y confuso por como debería actuar. Mi mente trataba de encontrar formas de causar una buena impresión en mis compañeros, pero sin destacar demasiado. Mi corazón sin embargo, intentaba hacerme entender que ser yo mismo no era tan mala idea como creía, al fin y al cabo, crear una falsa imagen de mi era lo opuesto a lo que quería hacer.
Al tiempo que un rayo de luz se introducía por una rendija de mi ventana, finalmente me recliné molesto para cerrar las cortinas de mi cuarto. Seguidamente, me dirigí hacia el baño y a cada paso que daba se podía sentir la madera crujiendo sobre mis pies debido a la antigüedad de la casa.
Preparé mi ropa y la llevé conmigo de vuelta al baño para asearme y despertarme con una ducha caliente. Cuando entré al baño, cerré la puerta con calma para no provocar demasiado ruido debido a la temprana hora a la que me había levantado.
Coloqué mi vestimenta encima de una cesta de mimbre cercana a la puerta. Preparándome para entrar a ducharme, separé el pijama que llevaba puesto de mi cuerpo, así como la ropa interior. Después, para no helarme, me introduje veloz en la ducha y giré la manivela metálica del interior de la bañera para comenzar a asearme, pero al hacerlo un potente chorro de agua helada me azotó en la cara como el frío que recorre tu cuerpo al tomar demasiado granizado en verano.
Rápidamente, reaccione y extendí mi brazo para cambiar la temperatura a un nivel más agradable para mí. Una vez aseado, cogí mi camiseta y mis demás prendas. Comencé a vestirme empezando por mi ropa interior. Luego, me puse unos calcetines deportivos de color gris claro, y a continuación me introduje en mis vaqueros de color azul claro y me coloqué mis deportivas de color negro endrino.
Me vestí la parte superior con una camiseta de un grupo de música famoso, en la cual se podía apreciar mi pasión por el grupo, ya que se encontraba firmada por los propios integrantes del grupo. Para terminar de completar mi estilo, me puse mi sudadera de color negro azabache con el símbolo de la NASA en tono azul plasmado sobre la misma.
Al terminar de vestirme, me empecé a peinar en el espejo. Colocándome los rizos de manera meticulosa, estaba por fin preparado. Tras perfeccionar completamente mi estilo, salí del baño girando el pomo de la puerta y empujándola suavemente mientras chirriaba.
Camino de la cocina, El suelo crujía tenebrosamente a cada paso que daba. Con intención de no despertar a nadie, decidí apresurarme para hacer el menor ruido posible. Llegando a la cocina alargué el brazo hasta uno de los cajones inferiores para coger mis galletas favoritas y mis bollos de crema de chocolate al tiempo que cogía la leche para acompañar a las galletas.
Acabé de desayunar y me dirigí nuevamente a mi habitación para recoger mi mochila pero en el camino hacia mi habitación escuché unos pasos que se dirigían hacia mí. Torné mi vista hacia el pasillo y observé una figura que se aproximaba. Enfocando la vista conseguí ver que era mi madre.
—Buenos días mama— mencioné mientras un bostezo se escapaba de mi boca.
—Buenos días cariño ¿Qué te pasa cielo?— preguntó mi madre notando el temor que recorría mi rostro.
—Pues... Es que estoy muy asustado por el instituto... Soy el chico nuevo y eso hace bastante difíciles las cosas ¿Y si no encajo? ¿Y si me marginan otra vez?— manifesté atemorizado mientras imaginaba que esa situación pudiera llegar a suceder.
—Dylan Eliott Stewart, mientras seas tu mismo la gente te querrá tal y como eres. Seguro que tarde o temprano terminarán viendo lo genial y fantástico que eres... Tú no te preocupes, encajarás— expresó mi madre de un modo tranquilizador.
Con semejantes palabras recitadas a mi nombre, me sentí mucho mejor. De nuevo, me dirigí a mi habitación. Cogí mi mochila y me despedí de mi madre mientras salía por la puerta principal.
*FIN DEL CAPÍTULO*
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Hasta aquí el capítulo de hoy ¿Qué pasará a continuación? Lo averiguaremos en el siguiente capítulo. Espero que os este gustando la historia. Si te gusta o no este capitulo o la historia por favor vota o comentarlo, esos mensajes me sirven para saber en que mejorar o no. Hasta la próxima lectores, gracias por apoyar y hacer la historia posible y gracias por seguirme y darme una oportunidad, un saludo.
