Dylan Stewart, un joven de 15 años, se enfrenta a su primer año en un instituto nuevo. Acostumbrado a una vida controlada y estable, su mundo cambia cuando conoce a Luke Flynn, el otro chico nuevo del instituto, con una cara bonita y una personalida...
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Estuvimos abrazándonos durante un buen rato. Cuando parecía encontrarme algo mejor, fui soltando poco a poco a Matt, hasta que finalmente nos acabamos soltando y cuando notaba que sus manos seguían acariciándome, levantamos nuestras cabezas hasta que nuestros ojos se encontraron, y nos quedamos mirando fijamente.
Comencé a mirarle con una mirada envolvente, y cada vez más perdida en su rostro. Lentamente extendió su mano, y suavemente acercó su mano a mi cara y me secó las lágrimas, y seguidamente me cogió de la mano.
—No te preocupes Dylan, yo nunca te abandonaré— me dijo Matt susurrándome al oído.
Me acerqué cada vez más a él y no pude contener mis ganas de besar a Matt que cada vez iban más en aumento, nuestras cabezas se fueron acercando lentamente hasta que poco a poco nuestros labios se iban juntando, Matt me cogió de nuevo la mano, me rodeó el hombro con la otra, cerró los ojos y estiró sus labios, yo hice lo mismo.
Finalmente, nuestros labios se juntaron de manera apasionada mientras sostenía su cabeza entre mis manos. Pude sentir en ese mismo instante como todos mis sentimientos, mis tristezas y mis problemas, desaparecían lentamente. Aquella habitación pasó de ser un lugar triste y lleno de problemas, a una habitación llena de sueños, sueños en los que tus deseos se cumplían exitosamente.
Después de besarnos, retiramos nuestros labios el uno del otro y volvimos a abrir los ojos y nos miramos mutuamente, ambos sabíamos lo que sucedió en aquella habitación. Al juntarse nuestros ojos ambos sonreímos simultáneamente. Me levanté de la cama y abrí la puerta.
—Te dejo descansar tranquilo— dije mientras soltaba una sonrisa dirigida a Matt.
—No espera— gritó rápidamente dirigiéndose hacia mí.
—Dime Ma... — dije sin poder terminar su nombre debido a que me interrumpió antes de poder terminar su nombre y me abrazó con entusiasmo.
Acompañé ese abrazo de manera gratificante y sonreí, alegrándome por finalmente haber encontrado no solo al amigo perfecto, sino también al que parecía ser el chico perfecto.
—Quédate por favor... Te necesito— me dijo Matt susurrándome.
Esas palabras llegaron a mi corazón e ignoré mis ganas de irme a casa, y me quede haciéndole compañía. Nos quedamos sentados y abrazados durante varios minutos, y cuando vi que al abrazarme sonreía supe que esas heridas no habían sido en vano.
Cerca de las 21:30 de la noche, Matt y yo decidimos volver a nuestras casas. Estaba a punto de irme a mi casa, cuando vi a Matt alejándose y no pude evitar hablarle.
—Matt, espera— grité desde la lejanía, mientras sacudía mi brazo para que me viera.
Matt se percató de mi llamada, dio media vuelta y contestó a mi llamada.
—¡Dime Dylan!— Gritó Matt, desde la distancia para poder escucharle.
—¿Quieres... Quieres venirte a mi casa a dormir? No creo que pueda pasar esta noche solo— dije como excusa para pasar más tiempo con Matt, y para que no volviera a ver a su hermanastro hasta pasado un tiempo.
