Capítulo 29

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MATT BENNETT

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MATT BENNETT

Aquella mañana me levanté a las seis de la madrugada. No podía dormir bien y muchos ruidos procedentes de fuera de casa hicieron que me levantase antes de lo normal.

Me lavé la cara, abrí mi ventana para que entrase el invernal frío que se avecinaba y para que se airease mi habitación.

Tras hacer la cama y recoger mi cuarto, un golpe de nostalgia recorrió mi cuerpo rápido y fuerte como una bala.

Cuando miré la cama de al lado, la cuál tenía siempre preparada para invitados y en la cuál estuvo viviendo Dylan cerca de unas tres semanas, comencé a pensar en él.

No habían pasado ni veinticuatro horas y ya le echaba de menos.

Parecía que lo nuestro nunca iba a acabar, o al menos eso esperaba. Con Dylan sentía que no estaba solo, que tenía alguien en quien confiar. Me encontraba fascinado, es asombroso cuando una persona se muestra tal como es. Sin medias tintas. Sin caretas puestas. Sin intenciones dobles.

En ese instante, cuando te sientes seguro entre sus brazos, las miradas se cruzan, las bocas no hablan, porque un silencio vale más que mil palabras, y cuando comienzas a sentir una poderosa llama avivando en tu interior, y creciendo poco a poco cada vez que te acercas a él hasta que, sin pensarlo, comienzas a rozar tus labios con los suyos, creando una magia similar a la de una ola rompiendo en la orilla, y por primera vez quería aprender a surfear. Echaba de menos aquella sensación.

Aquella mañana recogí mis cosas, me vestí y salí de casa a una velocidad inimaginable, mientras me despedía de mi madre y de mi hermanastro de vuelta. Luke parecía haber cambiado, era una nueva persona, y admiraba eso. Corrí a gran velocidad hacia casa de Dylan siguiendo el mismo camino de siempre. Salí de casa doblando la calle de Doofyd Rastree, y continúe recto tres manzanas hacia la calle de Sheen Walmart, donde él vivía.

Llegué finalmente, subí de manera pausada esas escaleras de color marrón oscuro que resaltaba los tonos claros del exterior de la casa. Llamé al timbre de su casa y su madre, tirando de aquella vieja puerta que necesitaba un poco de desengrasante, me abrió la puerta.

-Hola Matt ¿Que tal todo?- dijo su madre tan amable y cariñosa como siempre.

-Muy bien, gracias por preguntar- contesté increíblemente angustiado por volver a ver al amor de mi vida. Quería verlo en seguida- ¿Dónde está Dylan?- le pregunté a su madre, mientras levantaba ligeramente la vista para contemplar si se encontraba en el salón.

-Está arriba en su cuarto- contestó su madre en voz baja para darle una sorpresa- me parece que está dibujando, anda sube ahí y abrázalo- dijo mientras me sacudía cariñosamente el pelo.

-Muchas gracias- contesté sonriendo.

Al acabar de darle las gracias la señora más simpática que conocía, comencé a esprintar hacia el cuarto de Dylan lo más sigiloso posible.

Subí las escaleras de madera, que producían unos chirriantes crujidos a cada paso que daba, mostrando un ritmo leve de sonidos muy rápido y repetitivo, mostrando un ritmo igualado a mi corazón palpitando deseando verle. Atravesé el pasillo, un largo y estrecho pasillo, hasta por fin llegar a la puerta de su habitación.

Giré el pomo de la puerta suavemente, desde el exterior de la habitación y cuando al fin entré en la habitación, conseguí ver su cara desde lo lejos, estaba dibujando escuchando música con sus cascos de color negro. Me acerqué inocentemente por detrás hasta llegar a él, y finalmente deslicé mis brazos desde sus hombros hasta sus manos, se giró y me miró.

-Hola Matt, que sorpresa...- dijo mientras una sonrisa se formaba en su cara. Me dirigí a la puerta y la cerré. Lo levanté de su silla y lo abracé.

-Te he echado de menos- dijo Dylan mientras le interrumpí callándolo y tirándolo a su cama.

-¿Que haces?- preguntó sonriendo.

Me tiré encima de él, y le miré- calla y bésame- y nada más mirarnos tras esa frase, nuestros labios hicieron contacto, y mi mano se deslizaba desde su cintura hasta su cuello, mi mano iba subiendo lentamente mientras que Dylan sostenía mi rostro con sus suaves muñecas. No había palabras, y no hubo miradas, solo un eterno beso el cual hubiera deseado que durase por siempre.

*FIN DEL CAPÍTULO*

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Hasta aquí el capítulo de hoy ¿Qué pasará a continuación? Lo averiguaremos en el siguiente capítulo. Espero que os este gustando la historia. Si te gusta o no este capitulo o la historia por favor vota o comentarlo, esos mensajes me sirven para saber en que mejorar o no. Hasta la próxima lectores, gracias por apoyar y hacer la historia posible y gracias por seguirme y darme una oportunidad, un saludo.

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