Capitulo 6

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- ¿Aburrida? - Preguntó una voz familiar a mis espaldas.

- Algo, instagram no es tan entretenido cuando no seguís a mucha gente.

- ¿Puedo? - Dijo señalando el banco en el que me encontraba sentada, no le dije nada, asentí con la cabeza. Él se sentó a mi lado.

- ¿Acabas de preguntarme eso?

- Se llama cortesía.

- Cuéntame más.

- Es una demostración de amabilidad, le pides permiso a alguien, le avisas cuando te vas, esas cosas.

- ¿Eso fue un reclamo?

- Por supuesto que no.

- Bien.

- Fue un lindo detalle de tu parte, el silencio no es tu fuerte.

- No quería molestarte.

- No me hubiera molestado que te quedes. ¿Qué vas a hacer después?

- Tengo libres los lunes ahora que terminé tu seminario.

- ¿Cenamos?

- Dale, te espero por acá hasta que termines de dar clases, tengo que reunirme con una profesora en veinte minutos - Sonrió tímido, me miró la boca con ganas y desapareció.

Un rato después me reuní con Fernanda Lans, era una de las investigadoras que había conocido en el cocktail del simposio. Lucas me había dicho que había quedado deslumbrada con mi artículo y que le había dado mi mail. Una semana después me escribió un correo diciendo que iba a abrir una cátedra nueva sobre mujeres y sexualidad, me mandó un cronograma de clases que me pareció un poema y nos reunimos en la biblioteca a charlar. Hablamos de cómo podrían ser las clases y de Lucas, me contó que se conocían hacía alrededor de 8 años y no escatimó en flores al hablar de él como docente. Le pregunté por qué no lo había convocado a él para esta cátedra, se rió de costado y me miró un tanto frustrada y un tanto comedida:

- El problema con Becker es que es demasiado irascible como para formar parte. La gente con la que él se siente cómodo es más aburrida que la mierda y la gente que parece fascinarlo es tan rara que lo pone nervioso - Dijo exprimiendo su cigarrillo en el cenicero de vidrio que teníamos sobre la mesa.

- ¿Y yo en cuál de esas categorías entraría? - Le pregunté sonriendo y alzando una ceja.

- Lo tuyo nena, es otro cantar.

Yo me quedé conforme con la respuesta y decidí no preguntar más, asumí que estaba en un lugar en el medio de esas dos definiciones. En una donde a Fernanda no le parecía un tedio compartir horas de trabajo conmigo y a Lucas no lo ponía nervioso mi presencia. ¿Fascinarlo? Me parecía un poco mucho, aunque las miradas devotas que me había dedicado el sábado mientras me movía suelta encima de él parecían acercarse bastante a la fascinación. A mi igual me fascinaba él, su presencia completa, su desenvoltura a la hora de dar clases y su agilidad para soportar varias horas de sexo furioso. Pero eso si que era otro cantar.

Nos encontramos en la puerta de su aula dos horas más tarde y fuimos a hacer las compras. Me dijo que había aprendido a cocinar un pescado de mar que quedaba delicioso y que si estaba bien cocido se deshacía en la boca. Se me ocurría una sola cosa para que se deshiciera en mi boca pero mantuve la compostura y no le dije nada.

Me encanta caminar a su lado y me encanta sentir sus ojos sobre mí, darme vuelta a verlo y darme cuenta que no me sacó los ojos de encima en ningún momento. Es como un satélite muy alto y de ojos verdes que orbita a mi alrededor con libertad y de vez en cuando me contiene con una mano en la parte baja de la espalda que me estremece.

Su casa estaba un poco más caótica que la otra vez, pero divisé que la cama estaba impecable, pensé que era una pena porque era obvio que no iba a quedar así cuando terminaramos el pescado. Me dijo que me pusiera cómoda mientras él preparaba todo, investigué sus discos y me llevé una sorpresa bastante grata.

- Joy Division ¿En serio? - Le pregunté desenfundando el vinilo de "Unknown pleasures"

- En serio. ¿Qué esperabas encontrar?

- No estoy segura - Le dije poniendo el disco, sacándome el sweater que tenía puesto y empezando a bailar al ritmo de "Disorder".

Él se quedó mirándome, yo me empecé a mover sugerente hasta donde estaba y entrelacé mis dedos en los suyos para arrastrarlo a un espacio vacío del living donde nos pusimos a bailar animadamente, él cantaba bajito cerca de mi oído "It's getting faster, moving faster now, it's getting out of hand" y ahí lo supe, el acento era británico. Apoyó su frente en la mía y lo besé desesperada, cuando se ponía así me parecía irresistible, lo arrastré al sillón mientras lo manoseaba por todas partes y le desordenaba el pelo, para cuando empezó "Day of the Lords" ya estábamos los dos desnudos en su sillón gigante. 

#1 ¿Qué quiere un hombre de una mujer que no quiere nada de él?Where stories live. Discover now