Capitulo 9

62 6 8
                                    

Nos encontrábamos frecuentemente para cenar después de las clases y compartiamos litros de vino tinto entre charlas de variada profundidad. Esa vez caminamos hasta su casa rozándonos los dedos con timidez, yo sabía que él quería tomarme de la mano pero no se animaba. Y tenía razón, yo tampoco estaba segura de si correspondía.

Nunca había estado con alguien en reiteradas oportunidades durante mi relación con Franco. Era una de las reglas. Al principio habíamos quedado en que las compañías sexuales no podían repetirse nunca, evitando así el riesgo de enamorarse de otro y la desconfianza que eso conllevaba para la otra persona. Después esa regla cambió, primero porque llegamos a la conclusión de que si nos enamorabamos de alguien más lo más apropiado iba a ser hablarlo y separarse de manera amigable y después, porque para mi novio era difícil invitar a una chica a salir y terminar en la cama a la primera. Era entendible, las mujeres somos mucho más desconfiadas que los hombres, tenemos que serlo, nunca sabés con que te podés encontrar en la muchedumbre de una fiesta o de una aplicación de citas. Siempre somos más vulnerables, y para evitarle a él estos disgustos decidimos hacer excepciones. Si había alguna chica que realmente le gustaba podían tener algunas citas hasta concretar en sexo y si había química podían seguir viéndose. Para mi era la primera vez y si bien sabía que Franco había tenido al menos un par de parejas sexuales por un tiempo bastante prolongado para mi se sentía raro. Sin embargo la sensación de confort que me abrazaba cada vez que estaba con Lucas me obligaba a seguir arreglando encuentros.

Ese martes hacía frío y estábamos cansados por lo que nos fuimos directamente a su cama. donde nos quedamos desnudos y con los cuerpos entrelazados.

- ¿Y a qué se dedica?

- ¿Quien?

- Tu novio. Franco - Dijo mientras repasaba la biblioteca de su kindle.

- Ah, es documentalista - Le respondí estirándome para tomar el vaso de agua que había llevado a la mesa de noche.

- ¿Que tipo de documentales? - Insistió, haciendo un globo con el chicle que se acaba de meter a la boca.

- Bueno, la mayoría tienen un perfil socio político bastante marcado. El último que estrenó fue sobre la discriminación y persecución a la comunidad LGBTIQ en Rusia.

- ¿Y que está haciendo ahora en Los Ángeles?

- Un documental sobre las políticas migratorias de Trump. Va a estrenarlo en Toronto en unos meses.

- Suena más interesante que ser profesor - Dijo algo ofuscado y con la mirada perdida.

- Pensé que eras sociólogo e investigador.

- Si, pero ahora estoy dando clases - Respondió alzando las cejas y torciendo los labios.

- ¿Y por qué me preguntas? ¿Tenes alguna idea para un documental?

- ¿Lo amas? - Golpe bajo.

- ¡Lucas! - Le dije un poco frustrada.

- ¡Clara! Me dijiste que si íbamos a hacer esto de vernos seguido teníamos que ser honestos.

- ¿Mi relación con Franco te genera muchas preguntas?

- Solo algunas - Explicó sonriendo de lado.

- Si, lo amo.

- ¿Y qué pasaría si te enamoras de alguien más? - Preguntó sin mirarme.

- No lo sé, no es algo que tenga planeado.

- El amor no se planea Clara Eiger, solo te llega, te pega una cachetada, te arrastra como una ola - Dejó caer mientras se ponía de lado y quedábamos frente a frente con nuestras narices a punto de rozarse.

- Estás muy poético hoy.

- No es verdad.

- ¿A qué vienen estas preguntas? ¿Estás planeando conquistarme?

- No lo sé. ¿Funcionaría? - Dijo con fulgor en los ojos.

- No me arriesgaría si estuviera en tu lugar - Le respondí con resignación.

- ¿Por qué no?

- Porque no tenemos la misma visión sobre el amor o sobre una relación.

- ¿Cómo lo sabes? Me considero una persona que está en constante revisionismo de sus creencias e idiosincrasia. Podría aprender mucho de ti.

- No tengo nada para enseñarte.

- Y aun así me intriga lo que tengas para decir - Dijo corriendome el pelo de uno de los hombros con sumo cuidado.

- ¿Sobre qué?

- Sobre el amor.

- El amor es querer la libertad del otro.

- Te escudas en Simone de Beauvoir - Se alejó y volvió a su kindle.

- No me escudo, solo creo que nada puede explicar mejor al amor que esa frase.

- Supongo que solo soy uno más del montón que aún no aprendió a amar sin poseer, sin pedir ni necesitar nada a cambio. Estoy jugando con fuego, lo se.

- ¿Qué quiere un hombre de una mujer que no quiere nada de él? - Le pregunté casi en un sincericidio, aunque no sabía si quería escuchar su respuesta.

- Todo y nada a la vez. Que me elijas nuevamente, enredarnos en estas sabanas hasta que me falte el aire. Tal vez todo deseo sea algún tipo de boceto, una posibilidad entre miles. Un latir a destiempo que, sin embargo me moviliza y despierta algo que necesariamente debe permanecer dormido. Estas son, en cierto sentido, palabras de consuelo para alguien que intenta elevarse por encima del placer carnal en busca de algo superior - El corazón se me cayó a los pies?

- ¿Amor? - Pregunté como si lo que me acababa de decir no me hubiera afectado para nada.

- Lo dijiste tu, no yo.

- Creo que al final estoy aprendiendo mas de vos que vos de mi - El sonrió y me pellizcó una mejilla.

- Es mutuo - Dijo y me dio un beso con gusto a menta. 

No le falta mucho a esto, pero me gustaría trabajar en una segunda parte desde el punto de vista de Lucas ¿La leerían?

#1 ¿Qué quiere un hombre de una mujer que no quiere nada de él?Where stories live. Discover now