Lucas nació en Oxfordshire, su mamá Elizabeth Clarke y su papá Tobias Becker son reconocidos investigadores doctorados en Harvard y Oxford. La especialidad de Elizabeth es la psicología y la de Tobias la cosmología física. Tiene dos hermanos, Dante y Adam, y tres sobrinos a los que adora con locura.
Arrastra consigo una fascinación por los artistas torturados, y entre sus favoritos se entremezclan Scott Fitzgerald, Virginia Woolf, Caravaggio y Glenn Gould. Su banda sonora para preparar clases o escribir ensayos es la Sonata para piano n. 13 en Mi bemol mayor, Op. 27 n. 1 de Ludwig van Beethoven, hasta el punto de leer después en voz alta lo que escribe al ritmo del alemán. Para salir a correr prefiere Childish Gambino o Kendrick Lamar y para coger, Joy Division, o al menos es lo que prefiere cuando está conmigo.
Habla cuatro idiomas con fluidez, inglés por su madre, español por su padre, francés porque lo aprendió en el colegio y alemán porque dice que es el mejor idioma que existe para entender a los grandes pensadores de la historia como Immanuel Kant.
Ronca despacito cuando se duerme boca arriba y bruxa por las noches cuando algo en el día no salió como deseaba. Su director de cine favorito es Quentin Dupieux aunque su película favorita es "Frank" de Lenny Abrahamson y se emociona hasta las lágrimas con algunas cintas de Goddard.
Toma el té sin azúcar y el café con leche. En su mesa de luz siempre hay una caja de pañuelos, un cenicero y su kindle, se compró el aparato para leer a la noche porque le molesta tener que levantarse para ir a apagar la luz.
Sabe que mi sabor preferido de helado es el pistacho y siempre que me invita a cenar casualmente tiene un pote sin abrir en el freezer. Me gusta que me diga que lo vuelvo loco cada vez que salgo de su ducha o que se quede observandome mientras le cocino algo cuando llega tarde de dar clases. Sus besos mas lascivos tienen sabor a cognac y su cuerpo caliente por las noches ha sido más eficaz para hacerme conciliar el sueño que una caja entera de Triazolam.
Pienso mucho en él. Y estos pensamientos un poco me asustan, sin embargo trato de autoconvencerme. Me digo que lo puedo manejar, que si dejé las cosas claras para él yo debería tenerlas clarísimas, que amo a Franco, que me está esperando. Que seguramente él no se siente así por su compañera de producción, de la que me habló hace un par de semanas. Pero no, en el fondo sé que mi deseo de estar con alguien nunca ha sido tan abrumador como lo es por Lucas.
Les dejo el trailer de "Frank" y la sonata de Beethoven por si les dio curiosidad y no tienen idea de qué estoy hablando.
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