Capitulo 8

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Hola Lucas ¿Como estás? Tengo novio. Pensé en esa y en un sinfín más de formas de decirle. Sofía me dijo que tenía que tener tacto, Olivia que tenía que ser lo más honesta posible. Improvisadamente decidí decírselo desnuda, recostada en su pecho en su bendito sofá. El se quedó pensando un rato, asumo que procesando la información. El corazón me latía dolorosamente rápido en el silencio que antecedía a su respuesta.

- Ah - Esbozó mientras se removía debajo de mi, alcanzó los cigarrillos y se prendió uno con mesura. Me miró reflexivo, me sonrió con los labios pero no con los ojos, me acarició el pelo y dirigió la vista hacia la ventana mientras exhalaba humo.

- ¿Cómo te sentís con respecto a eso? - Le pregunté insegura.

- Depende. No soy un amante ¿Verdad?

- No, pero no quiero que te sientas incómodo con esto.

- Soy un tipo duro, asumiré los riesgos - Dijo apartando su cigarrillo y sentándose encima de mi.

Me levantó con firmeza, sentándome, sin ser demasiado brusco pero tironeandome con fuerza. Sus manos recorrieron mi espalda, las bajó hasta mi culo y lo apretó como reclamandolo suyo, siguió subiendo después de un rato y me tiró del pelo con el fin de tener mejor acceso a mi cuello que estaba completamente a merced de sus besos. Recién estaba empezando y yo ya tenía ganas de gritar, no entiendo que es lo que hace que me ponga así en cuestión de segundos pero intento no preguntarme nada y entregarme al disfrute que solo él puede darme.

Me pegué a él mientras peinaba con su lengua mi cuello y mi clavícula, los mordió un poco y siguió su labor en mis pechos, supongo que se dio cuenta de que mis pezones le rogaban que los chupe y eso fue exactamente lo que hizo, despacio, después fuerte, con ritmo. Mientras se entretenía en ese lugar yo intentaba alcanzar su erección para devolverle al menos una quinta parte de la cantidad de sensaciones placenteras que me estaba provocando, pero me agarró de la mano y me la llevó a la espalda, después me soltó solo para introducir dos dedos dentro de mi. Tenía cada movimiento calculado, o al menos eso asumí, mi cuerpo era un territorio de conquista y el estaba jugando al teg plantando bandera por toda mi anatomía a base de besos, en una guerra vaya uno a saber con quien. Me estaba volviendo loca y lo sabía, su lengua resuelta trazó un camino desde mis pechos hasta sus dedos y fue en ese momento que me convertí en pura percepción, me transformé en un manojo de espasmos y él era el puto capitán del barco. Acabé cinco segundos después.

Lo agarré de la nuca para que me besara mitad agradecida mitad desesperada y lo empujé para que quede de espaldas al sillón. Me subí encima suyo, estiré los brazos por detrás de mi espalda y me quedé ahí con todo el peso de mi cuerpo sobre su miembro, mirándolo a los ojos, sostenido, moviendome con suavidad. El me miraba fascinado con esa mirada tan suya que me hacía sentir reina del sexo.

- No voy a aguantar mucho más - Me dijo con la respiración entrecortada - Estás volviéndome loco - confesó tomándome de la cola y deslizando su erección en las profundidades de mi sexo.

Dos minutos después, un gemido abandonó su cuerpo y cayó rendido en el sillón. Me acosté a su lado, acompañaba una sonrisa honesta con una mirada presuntuosa como si tuviera que felicitarlo por su performance, lo sentí como un desafío y me reí divertida.

- ¿Que pasa? - Me preguntó curioso, dibujando formas en mis mejillas con sus dedos.

- Gracias - Le dije en un susurro.

- Un placer - Respondió él, un rato después se quedó dormido. Yo agarré mis cosas y me fui.

#1 ¿Qué quiere un hombre de una mujer que no quiere nada de él?Where stories live. Discover now