Kanda Yuu

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Les debo una disculpa por haber tardado tanto. Intentare de ahora en adelante subir mas seguido. 

Antes de dejarles con el one shot, quería decirles que a partir de aquí empezare con los pedidos que tengo pendientes.

Ojala y les guste. 

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Nota: El poder de la inocencia de la protagonista es el de escuchar los deseos. Para ello, debe tener algún contacto físico de cualquier índole con la persona y solo podrá escuchar los deseos que tuvo dicha persona durante los últimos diez minutos, aunque si este tiene alguna relación con algo que ya haya deseado, es posible que sea capaz de escucharlo.

Bajo el techo de la orden negra, con sus hermosos ojos verdosos, Lenalee observaba a través de la ventana de cristal de la cafetería los efectos de la tormenta que azotaba toda la ciudad en ese preciso instante.

En el fondo trataba de disimular frente a otros su notoria preocupación, pero desafortunadamente no pudo pasar desapercibida a los ojos de uno de sus compañeros, Lavi.

─¿Hay algo que quieras compartir? ─Dijo.

─Estoy preocupada por (T/N)... ─Confesó luego de una breve pausa. ─Hace más de media hora que salió y todavía no ha vuelto... ─Dijo mirando hacia el suelo. ─Ya la conoces. Es posible que se haya perdido y no sepa que hacer. ─Añadió.

─Te preocupas demasiado. Ella ya no es una niña. Sabe cuidar muy bien de sí misma. Lo ha hecho durante muchísimos años. ─Comento el chico del largo flequillo. ─Además, estoy seguro que debe estar bien, ¿verdad, Kanda? ─Enseguida, Lavi giró hacia su compañero sin obtener respuesta alguna. ─¿Estás bien, Kanda?

Antes de darle una respuesta, el joven espadachín pareció espantarse al escuchar la voz de su compañero al nombrarlo.

─Si, estoy bien. Voy al baño. ─Al decir esto, se puso de pie y camino hacia el pasillo donde su silueta se perdió en la oscuridad de este.

─¿Seguro que está bien? ─Pregunto Lenalee.

─Sabes muy bien que con Kanda nunca nada está bien. ─Comento. ─Aunque hoy parece distraído... ─Miro hacia la puerta por donde su amigo había salido y que ahora volvía abrirse, aunque esta vez, se trataba de su extraño, pero agradable amigo Allen.

─Hola chicos. ─Saludo el peliblanco haciendo un leve gesto con la mano. ─¿Saben donde esta (T/N)? ─Pregunto al mirar a todos lados y no ver rastro alguno de la joven. ─Kamui-san la está buscando como loco. Es hora de su medicina.

─¿De qué medicina hablas? ─Pregunto Lenalee aun más preocupada que antes.

─¿No lo saben? Aparentemente, ella sufre de fobia a los espacios abiertos. Un día, debido a su mal habito de extraviarse sufrió una experiencia traumática y desde entonces consume esa medicina. Le ayuda a olvidarse de su fobia por un par de horas. ─Dijo.

─Ya veo. Pero tampoco sabemos dónde está. Salió hace más de media hora y aun no ha regresado. ─Dijo Lavi poniendo un rostro serio.

Una de las mayores pesadillas de la chica de ojos verdes se estaba haciendo realidad. El imaginar a su compañera, sufriendo en silencio, tratando que no se percatara de su pequeña condición, le hacía sentirse más culpable. «Debí prestar mas atención» ─Pensó. Y acto seguido, salió corriendo en busca de su amiga sin importar que la fuerte tormenta nublara un poco su visión.

Por otro lado, pese a su carácter tan frió y desinteresado en los demás, quien mas sufría por no tener cerca a la chica extraviada, era Kanda. El dato sobre su fobia era un secreto para el, pero eso no implicaba que fuese incapaz de preocuparse por ella, en especial conociendo su mala costumbre de perderse con facilidad.

Al salir de la habitación, tenía pensado en caminar hacia el baño, y sin darse cuenta se encontraba en la entrada del edificio con su abrigo y un paraguas en mano.

«Ella está completamente sola.» ─Era en lo único que pensaba.

Mientras la figura de Kanda fue desapareciendo a medida que iba avanzando, la pobre (T/N) se mantenía en completo silencio mientras trataba de controlar su agitada respiración.

Era igual que aquel día, donde su curiosidad habló antes que su consciencia haciendo que se extraviara en la profundidad del bosque.

(T/N) se abrazaba a si misma tratando de encontrar consuelo en aquel lugar, bajo el techo de la parada de autobús.

─«No quiero estar aquí». ─Pensó en voz alta con la voz un poco apagada de tanto llorar. ─«No me gusta estar sola».

El tiempo transcurría con suma lentitud, de manera que parecía haberse congelado. La interminable noche le decía a gritos que jamás lograría escapar de ella, que solo tocaba resignarse y aceptar su castigo por haberla rechazado años atrás.

─«Los lobos me dan miedo». ─Continuo sollozando. ─«Los escucho moverse entre los arbustos. Están observándome».

De repente, (T/N) no pudo evitar alarmarse al escuchar unos pasos aproximándose. Escuchaba charcos de agua y su nombre... Su maravilloso nombre. Aseguraba conocer a quien pertenecía aquella voz, pero por culpa de su miedo no logro distinguir nada.

Cuando quiso concentrarse, los pasos se detuvieron. Ella estaba sentada en una esquina con el rostro tapado así que no podía ver nada, o más bien, no quería ver nada. Si el lobo de ojos rojos la había encontrado, fingir que estaba muerta era la mejor opción.

─¿Eres tú, (T/N)? ─La voz se escuchaba cansada. ─Soy yo, Kanda.

Al levantar la vista, sus ojos se llenaron de lagrimas y enseguida abrazo al chico.

Su cuerpo estaba completamente mojado debido a que los fuertes vientos se llevaron el paraguas que tomo, pero de igual manera, aquel cuerpo frio le pareció reconfortante.

─¿Estás bien?

Ella asintió con la cabeza.

─¿Tienes alguna herida?

Negó.

─Ya veo. ─Suspiro aliviado. ─Suéltame, (T/N) .Debemos volver. ─Dijo con un pequeño rubor en sus mejillas.

─¿Qué haces aquí? ─Pregunto un poco más calmada.

«Rayos...» ─Maldijo Kanda internamente.

La mirada de (T/N) estaba clavada en el, sus labios estaban entreabiertos y sus mejillas levemente sonrojadas al darse cuenta de lo despistada y tosca que fue al abrazar a Kanda nada más verlo.

─Estaba dando un paseo... ─Sonaba estúpido y poco creíble, pero fue lo primero que le vino a la mente.

─Mentiroso. ─Dijo enojada. ─Tus deseos hablan por ti Kanda.

─¡Tu ganas! ─Aparto la mirada de ella. ─¡Vine por ti! ¡¿Contenta?!

─¿Por eso siempre huyes de mi cuando trato de examinarte, cierto?

─¿Que importa eso ahora?

Kanda aun no comprendía como aquella chica había pasado de estar increíblemente asustada a acorralarlo de esa manera para que confesara sus sentimientos por ella.

«Ella es peligrosa» ─Dijo para sí mismo.

One Shots (Anime)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora