Wake up

4.5K 249 5
                                    

NARRA AMARIS

—¿Donde están?

Las brujas se sonríen entre ellas. Sonríen porque saben la respuesta. Sin embargo, ninguna contesta.

—¡¿DONDE ESTAN?! —puedo sentir como mi garganta se desgarra al gritar. Y es lo de menos importancia ahora.

Una joven rubia, con aspecto angelical pero ojos decididos y delirantes. Se acerca a mi abriéndose paso entre todas. Creo saber quién está a cargo de todo esto.

Sus zapatos rozan el círculo que me mantiene prisionera y con cuidado de no traspasarlo me acaricia la mejilla. Su tacto es frío.

—Tranquilizate pequeña —no lo hago. No voy a hacerlo hasta obtener respuestas. Al menos hasta obtener una respuesta. Ella sonríe, con malicia  —Hace mucho tiempo que los perdiste Amaris.

La cabeza empieza a palpitarme con fuerza tratando de recordar que fue lo que pasó, como llegye aquí y porque me siento tan débil. No siento nada más que dolor. El pecho me duele y siento ganas de llorar.

—No estoy entendiéndote.

Todas se ríen, casi como una melodía, una horrible melodía, en coro. Todas se ríen de mi.

—Tendrás que verlo por ti misma.

Su caricia desaparece y es reemplazado por una presión en mi cabeza, sus manos están en mi cabeza mientras ella habla en otro idioma y me siento tan débil que no puedo luchar contra ello. Siento como un dolor infinito me recorre todo el cuerpo hasta que, poco a poco mi cuerpo, alma y mente ceden y vuelvo a estar tirada en el piso.

Al abrir los ojos estoy en un lugar diferente. Estoy de pie y con ropa. Miro tanto como me es posible buscando algo ¿Que hago aquí?

—Estamos en mi mente Amaris —al voltear veo a la misma mujer.

—¿Por que estamos aquí?

—Querías respuestas...

Espero unos segundos a que termine su oración pero no lo hace, una voz diferente se escucha en el lugar.

—Ella volverá Niklaus.

Puedo reconocer la rubia cabellera de Rebekah en frente mio, su rostro familiar hace que me sienta un poco reconfortada.

—Ella está muerta.

Su voz hace que el corazón empiece a la tiene demasiado rápido. Rebekah camina hacia mi y no se detiene hasta atravesarme. Giro en su dirección.

—Niklaus.

Ambos se quedan donde están. Niklaus gira para encararla revelando su rostro. Rebekah sujeta su brazo evitando que escape de ella.

—La oiste Niklaus. La bruja dijo que la persona que iba a regresar iba a ser la persona que cumpla la profecía.

—No dijo que esa persona es Amarís.

Al escuchar mi nombre en su conversación una curiosidad mayor me empuja a seguir escuchandola. Me acerco más hasta quedar a centímetros de ellos.

—¿Quien más si no?

—¿Quizá alguien vivo?

—Nunca vimos su cuerpo. No es seguro lo que dices. ¿Y que si está viva?

—No lo está Rebekah. Y si lo estuviera Jade ya la habría encontrado.

Las cosas, las palabras empiezan a volar en mi cabeza, escuchó una risita detrás mío. Se que es la bruja pero me abstengo de voltear y espero la respuesta de Rebekah.

La habitación se queda en silencio por unos segundos, bastantes.

—¿Encontrar que?

Antes de voltear a ver al causante de la atención de ambos originales la habitación desaparece. Tengo que abrir los ojos para ver y me encuentro en el mismo lugar, el mismo techo de tierra, las velas en el mismo lugar. Sigo en la mismo cueva.

—¿Que fue eso?

—¿La escena que acabas de ver? Paso hace dos días.

—¿Quien era...?

La bruja se aleja de mi y empieza a caminar alrededor del círculo.

—¿No lo reconoces Amaris? — intento levantarme nuevamente logrando caer, nuevamente — Te daré una pista. Tiene tu sangre.

—Es imposible.

—No lo es. Los niños crecen, no importa que sean, los lobos, los brujos, los híbridos y los superhibridos. Eventualmente tienen que crecer.

Corro tan rápido como puedo para arrancar su cabeza pero no llegó, nunca llegó. Vuelve a reír y la cabeza vuelve a dolerme.

—Debo decir que Jade se ha vuelto un muchachito muy atractivo y muy fuerte, lamentablemente no puedo decir lo mismo de la otra niña. Zhoemi me parece que se llamaba.

Al escuchar sus nombres sus caritas son lo primero que me viene a la cabeza. Recuerdo a Jade sonriendo y a Zhoemi detrás suyo. Y el pecho se me oprime.

—¿Cuanto tiempo estuve dormida?

—No mucho. Con hoy se cumplen once años de tu supuesta muerte.

Wake upDonde viven las historias. Descúbrelo ahora