Monstruo

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NARRA AMARIS.

Desperté en una especie de habitación, muy vacía. No había más que cuatro paredes y la cama en la cual yo estaba reposando. No sentía ninguna clase de malestar más que una ligera incomodidad en la boca del estómago.

Me levanté suavemente de la cama maldiciendo por el movimiento que había hecho. La incomodidad que tenía se convirtió en dolor. A penas estuve totalmente parada me levanté el polo. Tenía el estómago con hematomas oscuros, peleando entre ser morado oscuro o negros. Nunca había llegado a tener un golpe a esa gravedad en el cuerpo.

Aún tenía toda la ropa que recordaba menos la polera. Las imágenes de lo que había pasado eran claras y reales a pesar de querer que no sean más que un sueño. Los ojos y el comportamiento de Jade, la forma en que con un solo golpe me noqueo. La voz de Niklaus pidiendo que se callen y su tacto. Era una jodida pesadilla.

El fuerte aroma de una bruja hizo que me pusiera recta a pesar del dolor que aún tenía.

Una de las mujeres que había estado en la misma habitación que todos los originales había entrado con un recipiente en sus manos. Era Freya.

-Deberías recostarte. Si no descansas no te sentirás mejor.

-No me siento mal.

Mi voz sonó más forzado de lo que debería, sabía que debía hacerle caso pero no quería verme débil. Sobre todo sabíamos que era un bruja muy poderosa. Su aroma era muy fuerte y a mi parecer, desagradable.

-Soy una bruja de más de mil años Amaris. Recuestate.

No lo hice. Ya no sentía que debía estar alerta, pero me rehusaba a obedecer las órdenes de una Mikaelson, nunca más.

-No voy a hacerte daño, sólo intento ayudarte.

Esta vez al terminar la frase sonrió, entendí que necesitaba ayuda cuando el estómago empezó a punzarme, me volví a recostar en la cama, sobre las sábanas desordenadas.

-¿Donde está Jade?

Fresa fruncio el entrecejo. Y empezó a embarrarse las manos con una especie de pasta asquerosa. Sabía que iba a ponermelo.

-Cuándo acabe con esto lo hablaremos...todos

Eso significaba que «todos» estaban esperando por nosotras en alguna parte de el lugar.

-¿Y Zhoemi?¿Está bien?

-Si. Levantate el polo.

Con una mueca de asco levanté el estómago para subirme la prenda hasta rozarme el pecho. Cerré los ojos al sentir algo viscoso en la piel, ignorando el dolor que sentía y que le hice saber con un gemido de dolor, Freya me lo embarro.

-Es asqueroso y doloroso -dije en un gemido-gruñido. Fresa sonrió.

-Lo se, pero después dejará de doler -me puso un pedazo de gasa grande, tanto que era capaz de cubrirme casi todo el estómago, lo presionó y volví a gemir de dolor -¿Puedes levantarte?

Asentó aún con los ojos cerrados. Mientras me levantaba aún sentía su mano presionar mi estómago. ¿Acaso estaba torturandome?

Cuando estuve en pie Freya empezó a envolver una venda alrededor de mi torso. Cubriendome todo el estómago.

-¿En cuanto tiempo dejará de doler?

-Normalmente el dolor se va en dos semanas, pero con esto sólo dura cuatro días.

-¿Normalmente?¿Que tan seguido pasa?

Temía que Freya me diese una respuesta que no me gustase. Ella no me dio ninguna.

Wake upWhere stories live. Discover now