¿Cuantos mas?

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NARRA AMARIS.

Niklaus se quedó callado por unos pocos segundos que en mi mente parecían no querer acabar. Estaba totalmente decidida puesto que, una parte de mi me decía que en Mystic Falls podría encontrar ayuda, guardaba la esperanza de que alguien ahí sepa que es lo que le estaba pasando a Jade.

—Voy contigo.

Su respuesta no me dejo para nada sorprendida, algo entumecida tal vez. La idea, no me gusto.

—Olvidalo, iré sola.

Empecé a caminar fuera de la habitación verificando que la respiración de Jade aún sea lenta. Niklaus me siguió los pasos.

—Jade también es mi hijo, sabes que mi presencia va a ser de mucha ayuda.

Empecé a dirigirme a la habitación en la cual ya había dormido ignorando el desastre en el camino.

Sabía que Niklaus no e refería a ser mejor razonando con personas de forma educada ni paciente, en el mejor de los casos hipnotizaria a quién sea que sea de ayuda y en el peor lo matarían. Después de todo, así era Niklaus.

—Puedo hacerlo sola. Soy más fuerte que antes.

Fui directo a la cama y jale de la unica manta que había en ella. La necesitaba para Jade.

—Lo se. Yo sólo...—gire sobre mis talones descubriendo a Niklaus en el umbral de la puerta. Con una mirada avergonzada —...Quiero ayudar.

—Busca a Kol entonces. El estuvo en aquelarres de brujas, lo más probable es que sea el único de tu familia que pueda ayudar por ahora.

Niklaus se salió de mi camino en cuanto fui hacia el pasadizo. Por un momento hubo silencio, hasta que la respiración de Jade dejo de ser tranquila.

—Es mejor que te vallas.

Empecé a caminar de vuelta a la habitación de hospital, está vez sin sentir alguna clase de energía.

—Bien. Iré a buscar a Kol. Pero de todas formas iré a Mystic Falls contigo.

Antes de protestar ya había escuchado la puerta sonar. Seguí con mi camino. Al llegar a la habitación Jade aún seguía con los ojos cerrados, su respiración cada vez era más rápida. Puse la manta encima de su cuerpo. Y saque el cabello de su frente, después espere a que despertará.

—Lo siento en verdad.

El corazón me dolió. Jade no quería hacer lo que había hecho, no quiso lastimarme ni a Zhoemi. Su actitud era la prueba de ello.

—Está bien, no fue tu culpa.

Jade asintió lentamente mientras perdió la mirada en alguna parte del techo, en el foco tal vez.

—¿Te duele algo? —Me atreví a preguntar. Jade se removió un poco en la camilla antes de responder.

—Todo el cuerpo. Pero en unos minutos pasará.

Volví a asentir.

—¿Necesitas algo?¿Quieres que haga algo por ti?

Por un momento pensé que Jade no me había escuchado ya que su respuesta tardo en llegar.

—Quisiera un pastel de chocolate.

Asenti. Jade estaba triste y yo haría lo que fuese necesario para hacer que se sienta mejor.

—¿Por que no vas a descansar mientras lo preparo?

Jade sin decir nada más se levantó y con una mueca de dolor empezó a caminar hacia la puerta, hasta perderse en el pasadizo. Fui a comprar los ingredientes y los recipientes necesarios y me las arregle para no tener que pagar nada. La respiración de Jade en algún momento volvió a ser suave y los latido de su corazón también, se había vuelto a dormir.

Hacer la torta fue más difícil de lo que imaginé. Después de todo, no recordaba las medidas exactas. Al final, para mi suerte la termine y Jade seguía durmiendo. Fueron más horas de las que recuerdo demostraba en hacer tortas

Tanto que al terminarlas ya casi eran las cuatro de la tarde. Corte un pedazo grande y lo demás lo puse en la mesa. Empecé a caminar hacia la habitación de Jade. Cuando entre lo vi tirado sobre la cama con un pantalón de pijamas y un polo con mangas largas. Hice que se despertará.

—Es la primera que hago desde que desperté. Así que no te aseguro que este buena.

Con la advertencia ya hecha Jade se llevó la primera vocada a la boca. Me hizo recordar a la primera vez que hice que Niklaus probará comida humana.

—No está tan buena. Pero tampoco está mala.

Sonreí ya que para mi, eso fue un cumplido, antes de responder y de que Jade se llevará una tercera cucharilla a la boca el aroma de Niklaus y de alguien más empezó a sentirse a lo lejos.

—¿Como fue que...?

Jade me había dicho que nadie conocía este lugar y supuse que así lo prefería el, lamentablemente la situación hizo que sea necesario la ubicación del lugar. Clavo la mirada en mi.

—Lo siento, estaba preocupada y no sabía que hacer. Iré a ver que quieren.

Jade asintió y continuó con su torta, dándole poca importancia a mi imprudencia.

Salí casi corriendo a velocidad humana de su habitación cerrando la puerta. Ellos ya estaban en la sala admirando el desastre. A excepción de Niklaus, quien tenía la mirada clavada en la torta.

—¿Que hacen aquí?

—Vinimos a hablar sobre tu regreso a Mystic Falls.

Hablo Elijah. Le lancé una mirada de reproche a Niklaus. Mirada que ni siquiera sintió.

—No hay nada para hablar. Iré a Mystic Falls por un tiempo y volveré, eso es todo.

—Iremos contigo.

Caroline hablo con una felicidad que no demostraba su rostro. Frunci el seño.

—Llamará mucho la atención. Dos originales, tu y yo somos mucha distracción. Ahorraremos tiempo si voy sola.

Caroline se interpuso en mi camino.

—Muchas cosas han cambiado desde que dejaste el lugar Amaris. No es muy factible ir sola. Lo más probable es que no puedas detectar a nadie ni por su aroma...algunas cosas cambiaron de formas que no te imaginas. Además. Elijah no ira. Sólo iremos tu, yo y Niklaus.

Espere a que dijera que era una broma, de esas que le gustaban hacer en el pasado. Ella nunca lo dijo y yo ya no tenía opcion. El problema ahora era que Jade había escuchado la conversación y ya se encontraba en la entrada de la sala con el seño fruncido.

—¿Mystic Falls?

Wake upWhere stories live. Discover now