Capítulo 24 (parte 2)

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-¿Quieres ser mi cita? -tomé la mano de Sara.

-Me miraba a los ojos algo confundida pero tranquila al saber que ella sería mi cita y no alguien más- ¡Claro que si! -dijo abalanzándose sobre mi, dejando un pequeño beso sobre mis labios; se baja de mi.

-Muy bien, te espero abajo -digo tomando mi mochila.

-Me daré prisa y bajo -dice y salimos del cuarto, Sara se mete a su cuarto, la puerta tenía algo especial, era roja -ahora sabré dónde la podré encontrar- pensé para mis adentros.

Bajé las escaleras, en la mesa se encontraba una nota; estábamos solo en casa, -huuum que suerte pensé, era muy pronto, no somos nada, aún.
Decidí prender el televisor para pasar el rato en lo que regresaba Sara.

-Hola, alguien está algo ocupado -dijo Sara susurrándome al odio detrás del sillón, lo cual hizo que pegara un pequeño brinco del susto.

-Hola, y a alguien le gusta espantar a chicos guapos como yo -terminé de decir y escuché una risa burlona de parte de Sara, se burlaba de mi; caminó un poco hacia el sillón, estaba hermosa. Traía un vestido corto que dejaba ver sus hermosas piernas, el color hacia que resaltará el tono de su piel, era rojo; uno de mis colores favoritos; no terminé de apreciarla por completo ya que se sentó junto a mí.

-¿A poco eres guapo? -dijo mordiéndose el labio inferior, me estaba retando.

-Claro que si Sara, por cierto estamos solos-dije marcando el solos en la oración, bajé mi mano al sillón y esta rozó un poco con la suya hasta que decidí acercarla más y tomarla.

-Oh, tantas cosas que pudiéramos hacer -dijo mirándome con picardía- como por ejemplo, ver películas, comer, dormir, ver más películas o hacer un pastel -dijo sonriendo; comenzaba a darme cuenta que me gustaba su forma de sonreír.

-Tienes toda la razón -dije levantándome del sillón.

-¿Ya te vas?, ¿Nuestra cita? -dijo levantándose después de mi.

-Ya nos vamos -acerqué mi mano a su mejilla, su piel se erizo bajo mi tacto, la tomé desprevenida, eso me gusta.

-Vamos -dijo acercándose a la mesa por el recado que había dejado su madre para escribirle algo- Listo -mencionó, después de haber tomado las llaves y su bolsa.

-Vámonos -tomé de nuevo su mano para salir juntos.

Estábamos afuera, Sara cerraba la casa; la esperaba con la puerta abierta de mi Audi; sus ojos se dirigieron hacia los míos, tenían un destello.
Le cerré la puerta y me dirigí hacia el lado del chofer, me subí y comencé a conducir.

(...)

-Lo haces bien -dijo Sara sonriéndome.

-¿El qué? -pregunté.

-Conducir -dijo.

-Lo hago desde los 16, así que ya tengo algo de practica -dije victorioso.

-¡Oh mira! Tenemos un maestro aquí entonces- dijo sonriendo con picardía.

No dije nada solo sonreía, así que como estábamos en un alto decidí bajar mi mano hasta su pierna; la tomé desprevenida ya que dio un pequeño brinco, me miró nerviosa y me dedico una pequeña sonrisa. Luego de unos segundos decidí retirar mi mano ya que la luz se pudo en verde; tenía una mirada confundida; aunque sonreí en mis adentros, comenzaba a gustarme el efecto que tenía en ella.

Tan sólo una mirada #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora