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Al salir del baño, me di cuenta que llevaba ahí adentro más de media hora, y había quedado ver a Adrián en la azotea, mientras caminaba o mas bien corriendo me tropecé con una chica, morena, cabello rizado y unos lentes grandes; me disculpe con ella de inmediato, después de ello le pedí que me mostrara, por donde estaba la entrada para la azotea, ella me dijo dónde estaba.

–Camina hacia cuatro salones más, luego sube las escaleras hasta arriba, y llegaras ahí –le agradecí a aquella chica, luego termine corriendo lo más rápido que pude, al subir todas las escaleras me topé con una puerta, estaba algo oxidada, pero al abrirla mis ojos se llenaron de aquel azul, era tan hermoso, luego de ello, pude ver a Adrián parado, asomándose a las bardas que rodeaban a la Azotea, él se encontraba viendo aquel paisaje, su cabello rubio, se movía, mas bien parecía que bailaba por el viento que pasaba.

– ¡Cristina! –gritaba el desde lo lejos, me hizo una señas para que me acercara más a él, lo hice, luego me asome a las barras en el que él estaba, me sentía rara de nuevo...

Me encontraba feliz, incluso había olvidado por completo lo que paso hace unos momentos, todo parecía hermoso, todo tenía colores, que me llenaban con una sonrisa.

Mientras hablábamos él y yo, se dio cuenta de que ya no llevaba las vendas, lo noto porque ya no tenía la del cuello – ¿Ya se curaron? – pregunto el –. Si.

–Genial –dijo, después de ello, el comenzó a mirarme, con una sonrisa, me había percatado de ello –. ¿Por qué te me quedas viendo así? –dije con un toco algo serio es porque la manera en como él se me queda viendo, me hacía sentir tan nerviosa que no lo podía ocultar.

–Es la primera vez que te veo sonreír – me quede en show un momento–. Sonríe más.

–Lo intentare – dije.

– Cristina.

– ¿si?

–Acerca del día que te vi en el hospital, me preguntaba... ¿Qué fue lo que realmente te paso?, sé que no debo preguntarte, en tiendo si no me lo quieres decir, es solo, no sé, estar herida a tal grado, y aun así aquel día que peleaste, tu aun podías...

–Te diré lo mismo que aquel día, ni siquiera yo misma lo sé –después de ello, me quede en silencio viendo aquel paisaje, era un buen día – Hoy será un buen día, no pongas ese rostro, deberíamos regresar a clases, pronto acabara la junta.

–De acuerdo –estábamos bajando él y yo, estaba a dos escalones delante de mí, yo estaba caminando lento, sentí que tenía el tiempo suficiente para poder respirar, estaba feliz, muy feliz, pero esa felicidad se tornó en frustración, Adrián estaba bajando las escaleras y de pronto en un segundo él se encontraba tirado en el suelo, parecía estar muerto.

– ¡Adrián! ¡Despierta! –no respondía, no sabía qué hacer, mi cabeza estaba en negro, "Cálmate", tome a Adrián lo lleve hasta abajo.

SIN PALABRASWhere stories live. Discover now