Puzzle

59 1 0
                                    

Desabotoné el alma, sabiendo que con ello podría llegar todo el frío que cubre la ciudad, caminé sigilosamente, pero marqué cada paso de forma segura, aunque por dentro sentía que transitaba sobre vidrio de azúcar, no tuve que estirar del todo mis brazos para caer dentro de su cortina, donde preferí cerrar los ojos, me negué a abrirlos, me cegué por completo a los brillos que marcaban mi proceder, caí dentro de un cuadro perfecto que me daba la oportunidad de seguir avanzando, pero preferí sentarme a esperar que todo ocurriera como siempre lo hace, como cual reloj mecánico que marca eternamente la hora de la misma forma, por siglos y siglos, esperando que en algún momento mi cuerda se acabara y algún pequeño impulso llegara para volver a comenzar el ciclo nuevamente.

Me levanté, me di la fuerza, me di la oportunidad de poder mirar un poco dentro de los mecanismos que tantas veces han sido intervenidos, descubrir cuales realmente son los colores que bañan cada una de las funciones, cada rama que cambia y muta según la sombra que se acerca, esta vez pude verlas sin necesidad de tener ayuda, identificar su nombre, su color, su olor, sentir, como una pintura fui observando cada detalle, cada trazo, como el movimiento fue dibujando cada una de sus curvaturas, cada vida que he perdido, cada aprendizaje que he obtenido, y ¿esto hacia dónde me ha llevado?

No quise responder, es necesario sentir antes de darle letras a una sensación, como la canción su ritmo cambia según lo que deseo escuchar, crecer como quien pudiese construir un sueño, mientras se viaja dentro de los murmullos de una buena noticia e inclusive una mala que va de boca en boca, pero viaja en dedos más rápidos que el raciocinio de aquellos que creen saber cuánto aguantan y cuánto no, una curvatura que puede cambiar de forma, de creencia e inclusive de significado, pero la pincelada de su esencia será modificada solo por aquel que logre descubrir que la verdad siempre estuvo frente a él, todo el tiempo.

Sin BotónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora