Clarabella

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La boca abierta, ojos saltones, manos sudorosas, las imágenes pasan, las horas corren, me río, me detengo, me vuelvo a reír, me levanto, respiro, las sombras se pasean por el lugar, la luz cambia de color, el niño sigue vivo ahí, se mantiene donde mismo, los asientos se hunden. La gente grita, el niño no escucha, lo rodean él sigue viendo la televisión, corren, juegan y hablan, el intenta concentrarse, las calles se mueven, pero él ahí intacto, sus ojos siempre abierto dicen que ya no quiere, pero las sombras no terminan de pasar, la luz cambia segundo a segundo. Sus ojos dejan de estar hambrientos de colores y nuevas fragancias se van llenando de vivencias que van marcando su pasado, su presente y que predisponen un futuro.

Se niega a aceptar que aquellos amorfos y coloridos dibujos del día de hoy serán las grandes leyendas que esos animales que construyeron para él, nunca reemplazarán las historias con finales felices, aquellos que enseñaban que no había más que bondad en aquellos ojos grises cubierto de sombra, donde los animales reinaban un mundo con una alegría que el humano jamás podría haber hecho, un trabajo que claramente no estaba hecho para manos hambrientas de poder donde lo hermoso se vuelve cruel y enfermizo.


Sin BotónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora