Cuatro •

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•Capítulo dos•

Dormía profundamente, cuando su mente era torturada por sueños inmensamente extraños.

Había un candelabro que iluminaba con poca luz, mientras sobre el reflejo de una tina llena de agua había un rostro que no lograba reconocer.

Al voltear estaba aquel chico, parecía estar verdaderamente serio y al querer tocarlo comenzaba a incendiarse todo y haciéndola despertar de ese terrible sueño.

Había dejado las sabanas llenas de sudor, mientras su corazón latía rápidamente, eran las nueve de la mañana, se levantó de la cama y miró por la ventana que daba frente a la casa de su vecino, entonces seguía lloviendo ligeramente, se preguntaba hasta cuando dejaría de llover tenía muchas ganas de meterse al agua de la playa, pero antes necesitaba que el sol hiciera su aparición al menos media hora.

Bajó las escaleras al oír que su hermano la llamaba para iniciar con el desayuno, se sentó sobre el comedor en una silla que no tenía nada de especial pero aún así era su favorita porque le recordaba mucho a su abuelita antes de fallecer.

-Madison estas bien?.-Preguntó su hermano mirándola extrañado.

-Qué sucede?

-No se, me pareció haberte oído llorar.-Dijo mientras le daba un sorbo generoso a su jugo de naranja.

-Llorar? No, creo que estas en una equivocación.-Respondió ella, pues no recordaba haber llorado en algún momento.

-Mmh tienes razón ahora que lo recuerdo... No parecía tu llanto de siempre, ese llanto era de una voz más gruesa.-Comentó frunciendo el ceño, pues solo se hallaban ellos dos en la casa y no había alguien más que pudiera haber estado llorando.

-Nicolás deja de jugar con esas extrañas historias que cuentas! Seguro tu llorabas.-Dijo Madison tratando de pensar más allá.

-Mad, yo jamás bromeo con algo tan serio.-Habló.

-Bueno... No importa terminemos de desayunar.

-Por cierto, saldré con mi novia a ver una película ¿vienes?.-Preguntó.

-No gracias, prefiero estar en casa. -Sonrió ampliamente.

Y al cabo de dos horas su hermano ya se había ido, entonces ella simplemente cumplía con sus deberes, lavaba los trastes sucios, quería apresurarse pues tenía ganas de ir a visitar a su mejor amiga "Valeria", y aunque aún le faltaba barrer y trapear, calculaba aproximadamente lo que iba a tardarse en terminar.

Cuando estuvo por acabar la limpieza, recordó que le faltaba una tarea por hacer, tomó un vaso con agua y subió las escaleras para poder hacer con tranquilidad la tarea, se paseó por el pasillo y antes de poder entrar a su habitación, comenzó a oir el llanto de un hombre, su piel se erizó y ella no podía evitar temerle a lo que se oía dentro de su habitación, abrió lentamente la puerta y al ver la sombra de alguien que se hallaba en el fondo, corrió hacia las escaleras y las bajó a prisa, no había forma de que fuera alguien de su familia pues no había nadie más que ella, tomó las llaves y salió velozmente del apartamento, estaba aterrada y no pensaba volver a meterse hasta que su hermano llegara.

Mi Vecino No Existe ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora