Confianza

395 41 0
                                    

Llegamos al departamento casi una hora después de salir de la cafetería.

-Aquí es.- dije deteniendome frente al inmueble.

-Es bonito, linda zona.- miro con detenimiento el edificio donde vivía.

-Te invitaría a pasar pero....- dije con una mueca.

-Aun no me conoces del todo.- dijo terminando mi frase.-Te entiendo, eso puede arreglarse con una cita, que te parece?.- se acercó mas a mi haciéndome retroceder hasta que choque con la pared y el quedo a centímetros de mi rostro.- o tienes miedo de mi...Erin?.- pregunto inclinando su cabeza con curiosidad en los ojos.

No entendía a que venia con esos comentarios. Empezaba a mostrarse mas seductor, muy diferente al Velkan de la cafetería.

-No... es solo que han pasado muchas cosas.- dije tragando saliva.

-Que cosas? pregunto acercándose un poco mas.

-Homicidios Velkan.- me hice a un lado, quitándome de su camino.- Mujeres que... aparecen muertas. Dicen que han sido drenadas, no tienen sangre.

-Desde cuando es extraño que la gente se mate entre si Nina?. dijo alejandose un poco para mirarme a los ojos.

-Que se parecen a mi.- lo mire a los ojos esperando comprensión. De inmediato tomo una postura rígida, se veía mas intimidante incluso sus ojos parecieron oscurecerse. Los músculos de su cuerpo se marcaron aun mas bajo su ropa.

-Gracias por la compañía.- dijo alejándose de mi.

-Si...-conteste confundida.- de nada Velkan.- lo mire por un momento para después dirigirme hacia la entrada para caminar a mi departamento.

-No te preocupes por la cita Erin.- me gire para mirarlo.

-No tengo que preocuparme porque no te di respuesta.- conteste intrigada.

-Lo se, pero siempre he sabido donde encontrarte.- dijo sin apartar sus ojos de los mios dando unos pasos hacia atrás, me guiño un ojo y se perdio en la oscuridad de la calle.

Ese comentario ocupo mis pensamientos que ni siquiera lo vi venir.

-Que cita?.- escuché.

Alce la mirada y no pude sentirme peor, era Daniel y sus ojos no podian ocultar la confusión cargada de dolor.

-Daniel...-dije acercándome a el.

-Vine a verte Nina, pensaba en invitarte a cenar pero.- hizo una pausa para mirarme fijamente.- creo que alguien mas ya te hizo compañía esta noche, si me disculpas, tengo que irme.- dijo pasando junto a mi sin mirarme.

-Daniel, no, no es lo que piensas.- quería pedirle perdón.

-Y que es lo que pienso Nina?.- pregunto molesto alzándose de hombros.- Sabes que?.- su voz sonaba diferente.- No te preocupes, no es que seamos algo oficial, solo somos amigos.- alzo los brazos como si se hubiera dado por vencido.- Descansa.- lo vi caminar hasta que lo perdí de vista.

Subí a mi departamento sintiéndome mal por lo que había pasado. No dejaba de pensar en como podría haber abordado la situación, quizás podría haber sido mas insistente para que no se fuera o invitarlo a salir, intentar arreglar las cosas.

Abri la puerta y vi a Nikki y Sadja sentadas en la sala con semblante serio.

-Nina, estas bien?.- pregunto Nikki sin quitarle los ojos de encima a Sadja que no apartaba la mirada del piso.

-Si gracias. Me voy a dormir. Descansen.

-Nina...-Detuve mi andar hacia mi habitación.

-Nina lo lamento, debí confiar en ti. Perdóname.- dijo Sadja con pena en la voz.-Te creo solo que no supe reaccionar en el momento... por favor, lo siento mucho- sus ojos estaban humedos por las lagrimas que amenazaban con salir.

-Sadja yo...no hay nada que perdonar.- dije mientras la tomaba entre mis brazos para abrazarla.

-Confía en mi por favor, lo lamento tanto...lamento que estés pasando por esta situación.- dijo abrazándome fuertemente cuando sentí otro par de brazos a mis lados.

-Eres nuestra morena Nina.- dijo Nikki recargando su cabeza en mi hombro.- En lo que necesites estamos contigo, y quien quiera hacerte daño patearemos su asqueroso trasero.- sonreí.

-Las amo y gracias por todo.- dije apretando mi abrazo.

Esa noche vimos películas, y comimos comida chatarra hasta que nos doliera el estomago, una noche que ya tenia tiempo que no nos dedicábamos entre nosotras, una noche de amigas. 

Hablamos. Les conté lo de Daniel y me dijeron sobre una fiesta el martes en la noche en la que posiblemente estaría el y sus amigos.

- Quizás vaya.- pensé.

 El haberles dicho lo que me afectaba me hizo sentir mejor, extrañamente mas segura, y sentí por primera vez en mucho tiempo que podíamos ser las tres contra el mundo.

Mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora