En el bosque.

394 42 3
                                    

(La canción del vídeo inspiro a la redacción de este capitulo)


Bajamos las escaleras de la entrada, pero no había camino que seguir todo estaba rodeado de bosque.

-Estamos a las afueras de Nueva York, quizás a unos veinte minutos corriendo hacia al este podremos llegar a la 85 y pedir ayuda.- dijo Nikki apretando su agarre a mi alrededor.

Un sonido ensordecedor nos hizo girarnos, la casa se estaba cayendo en pedazos, consumida por el fuego.

-Sadja.- dijo Nikki con lagrimas en los ojos.

-Tenemos que salir de aquí Nikki.- dije con la voz quebrada.- Tenemos que hacer que esto valga la pena.

Nos disponíamos a seguir adelante cuando una figura salió de entre la madera ardiendo, era Velkan, estaba malherido pero eso no parecía importarle.

- No puedes abandonarme Nina.- dijo sacudiendo su ropa, retirando las cenizas.- Me perteneces.- una sonrisa se dibujo en su cara, la mitad de su rostro estaba quemado pero poco a poco parecía sanar.

-Corre!.- grité.

Nikki y yo empezamos a correr con dirección al bosque.

Despues de unos segundos ya no escuchábamos ningún otro sonido que nuestras respiraciones, nos habíamos adentrado al bosque. No era necesario mirar para saber si venia por nosotras, sabía que lo hacia, podía escucharlo en las copas de los arboles.

Poco a poco mi cuerpo empezó a correr mas rapido, incluso sin esfuerzo empecé a dejar atrás a Nikki, la sangre de Sadja ya estaba haciendo efecto en mi.

-Nina... no puedo.- dijo cayendo sobre el pasto.- No puedo Nina.- empezó a llorar.

-Vamos Nikki.- dije mirándola.- Falta poco.

-No, no es así.- Velkan cayo de pie frente a nosotras.- No les he dicho que puedan irse.

-Alejate.- dije empujando el cuerpo de Nikki detrás de mi, protegiéndola.

Velkan en un abrir y cerrar de ojos estaba frente a mi, me dio una bofetada que me hizo girar casi por completo mi rostro, sin embargo no caí.

-La sangre de Sadja te hizo fuerte.- dijo serio.- Pero no lo suficiente.

Me dio otro golpe pero ahora con el puño, lo que me hizo salir volando por lo menos a tres metros de distancia.

Sacudí mi cabeza, me había noqueado casi por completo.

Ahora.- dijo acercando su cuerpo al de Nikki.- debo curarme.- dijo a unos centímetros de sus labios mirandola directo a los ojos, sabia que estaba haciendo lo mismo que hizo con Sadja.

Clavo sus colmillos sobre la piel de la pelirroja, haciéndola sangrar lo suficiente para hacerme creer que le había desgarrado el cuello.

-No!!!.- grité al tiempo en que golpeaba mi cuerpo contra el suyo, rompiendo el tronco del árbol contra el que fuimos a chocar, haciéndolo caer de inmediato, aflojando su agarre sobre mi amiga.

Empecé a golpearlo en el rostro, sintiendo más fuerza con cada golpe que le daba. Comenzó a reírse como si todo le pareciera un chiste, se porque se reia, mis golpes apenas y le dejaban raspones.

-Serás una vampiresa única.- dijo tomándome de las muñecas, arrojándome lejos de él.

Me incorpore en un solo movimiento, tomé entre mis brazos a Sadja quien parecía agonizar y empecé a correr lejos de él.

-Cariño no tiene sentido el que corras.- lo escuchaba gritar.- Sabes que voy a encontrarte.

-Nina.- el roce de los dedos de Nikki sobre mi rostro me hicieron parar de golpe.

Se estaba muriendo.

-Nikki.- dije colocándola en el piso con sumo cuidado.

Me sonrío, sus ojos se estaban apagando y la sangre no dejaba de salir con presión de su herida.

-Toma.- me dijo dándome una daga de plata de mas de veinte centímetros de larga.- Me la dio Sadja antes de salir de la casa.

-Nikki.- dije tomando la daga, empezando a llorar desconsolada.- No te atrevas a dejarme maldita.- dije con dolor.

-No dejes que te consuma Nina.- intento sonreír, se estaba debilitando rápidamente.

-No Nikki.- acune su rostro sobre su pecho, de manera inconsiente intente cubrir su herida con mis manos.

-Mi hermana....- dijo con un ultimo suspiro.

Grité hasta quedarme sin aliento, grité hasta que mis pulmones no pudieron más y lloré hasta que no me quedarán lágrimas.

-Te dije que entonces no quedaría nada para ti siendo humana.- escuché a Velkan detrás de mí.

-Eres un desgraciado.- dije apartando mis manos del cuerpo de Nikki.

-Tu me obligaste a hacerlo.- dijo mirándome con desprecio.

Flashback:

Era la primera vez que escapaba de él, pero había llegado al departamento antes que yo...

Escúchame bien Nina.- dijo aprisionandome contra la pared con sus brazos a mis costados.-Puedes venir conmigo por las buenas o por las malas pero te quitaré todo, cada persona que ames, cada persona que forme parte de tu vida.... y al acabar contigo te sentirás tan vacía que en verdad querrás estar muerta.- hizo una pausa para ver el efecto que tenia en mi lo que estaba diciendo.- Pero ahí estaré yo y te daré la oportunidad que a otros les he negado... Te daré la gracia de la vida eterna porque solo yo podré curar tu dolor... y veras por primera vez en tu vida, que conmigo tendrás al mundo a tus pies.

Fin del Flashback.

Yo era la causante de todo esto...yo fui quien provoco todo esto y sin embargo era la única que vivía, cuando todos los demás habían muerto por mi culpa.

Tome la daga de plata y con un movimiento rápido la enterré en mi pecho.

-No!!!!.- gritó Velkan corriendo hacia mi, tomándome entre sus brazos, fundiéndose conmigo en un abrazo.

-No Nina!!!.- volvió a decir llorando lagrimas de sangre que caian sobre mi.- Que haz hecho?.

Sentía como la sangre invadía mis pulmones, haciéndome mas difícil el respirar.

-Distraerte.- contesté y en un segundo enterré la daga en el pecho de Velkan, atravesándolo.

Gritó, llevando sus manos al pecho, soltándome de su agarre.

Sonreí, sentí el sabor de mi sangre en la boca.

-No dejaré que lastimes a alguien más por mi culpa Velkan.- sentía como la vida se me escapaba.- Y tampoco me tendrás contigo.

-No Nina.- dijo arrastrándose hacia mi.- No te dejare morir.- me tomo entre sus brazos nuevamente.- Te amo.- su dolor me comía por dentro.

Sentí sus colmillos atravesar la piel de mi cuello. Ya no escuchaba ni podía ver bien. Me estaba muriendo.

Lo último que vi fue la imagen borrosa de Velkan mordiendo su muñeca, ofreciéndome su sangre y entonces todo se volvió negro.

Mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora