Respuestas.

386 48 1
                                    

Podia sentir un olor a lavanda invadiendo mis fosas nasales, era un olor fuerte, como en mis sueños, incluso mas fuerte que cuando lo vi en mi habitacion por primera vez esa noche,  sin embargo lo que me despertó fue el sentir el roce de unos de dedos sobre mi rostro. Al abrir los ojos lo tenia frente a mi, con sus ojos fijos sobre los míos , su mirada no desprendía mas que admiración. No se cuanto tiempo llevaba ahí  cuando desperté, podrían haber sido días o solo unas horas.

Me incorpore en un solo movimiento, yéndome a la esquina de la cama alejándome lo mas posible de el.

-Donde estamos? Que dia es?.- pregunté acercando mis piernas hacia mi estomago.

-Seguimos en Nueva York Nina si eso es lo que te preocupa.- dijo con hartazgo.- Aunque no por mucho tiempo y es jueves en la noche- hizo una pausa para mirar su reloj.- las once para ser exactos.- sonrió.

-Por que?.- pregunté sin pensarlo. Se dirijia hacia mi cuando mi pregunta lo paro de golpe.

- Por que las mataste? Que te hicieron Velkan?.- las lagrimas empezaron a formarse en mis ojos, no estaba segura de querer escuchar su respuesta.

-No vine a verte para hablar.- contestó intentando acercarse a mi.

-No me vuelvas a tocar Velkan.- le dije negando con la cabeza, apartando de un manotazo sus manos que querían tomarme.

-O que?.- preguntó desafiante mientras me jalaba de una pierna para posicionarme debajo de el, intenté golpearlo pero era mas fuerte que yo, por lo que con un solo moviento tenia todo el control sobre mi cuerpo.

- Que harás?.- volvió a preguntarme.- Te iras?.- pregunto con burla.

Lo mire a los ojos pensando en todas las formas que podría matarlo.

- Jamas te irás de aquí Nina, pensé que ya te había quedado claro.- presiono mas su cuerpo contra el mio, su cuerpo parecía pesar una tonelada. Sentía como tomaba mis manos entre las suyas posicionandolas arriba de mi cabeza- Me gusta como te ves debajo de mi.- dijo observando mi rostro.

-Fue por mi?.- le pregunte mirándolo a los ojos.

Sus ojos dejaron de tener todo tono gris para adquirir un negro que le cubría  incluso la esclerótica...eso era imposible, ningún ser humano podría hacerlo.

-Sí.- contestó de manera tajante.- Si Nina fue por ti. Crees que solo era coincidencia que se parecieran a ti?.- dijo liberando una de mis manos para acariciar mi rostro.- Su aroma no era nada comparado con el tuyo.

-Cada vez que intentaba acercarme a ti...esa noche saliendo del restaurante, en el bar cuando te tuve tan cerca de mi, incluso cuando entre a tu alcoba con tu aroma impregnada en cada rincón.- cerro los ojos pasando saliva pesadamente.- Cada una de esas malditas veces quise dejarte seca Nina, tomarte mientras bebía tu sangre, pero eres tan jodidamente perfecta....- dijo acariciando mi mejilla con su nariz.- Que alguien mas tuvo que pagar las consecuencias.- sonrió.

-No tenias que hacerlo.- respondí llorando de coraje.- Ellas no tenían nada que ver conmigo.

- Fue tan fácil hacerlo... - continuo sin prestar atención a mi comentario.- Solo bastaba una mirada, una sonrisa, un beso...es tan fácil manipularlos a ustedes los humanos, es como si no tuvieran voluntad propia frente a la oportunidad de tener algo mas allá de lo ordinario. Frente al cazador perfecto. Todo en nosotros es un arma para ustedes, los atrae a su propia muerte. Ellas lo pedían cuando las hacia llegar.- dijo sin preocupación.- Mientras me las cojia las mordia.- añadio.- Y al sentirme.- dijo acercando mas su entrepierna a mi parte intima de tal manera que pude sentir su erección.- Me ofrecían incluso su corazón en charola de plata sin decir alguna palabra y como soy complaciente.... lo tomé.- su voz estaba llena de satisfacción.- Era como poder hacerte lo que en ese momento quería sin miedo a perderte.

Lo mire con lagrimas en los ojos. Queria gritarle, decirle todo lo que pensaba de el pero mi garganta, mi cuerpo no respondía.

-Desde el primer momento en que te vi supe que eras tú, tan hermosa, tan inocente... y tu aroma...por Dios Nina cuando te olí por primera vez esa tarde de otoño en Rumania.- dijo acercándose a mis labios, por lo que giré la cabeza evitando el beso a lo que solto una pequeña risa.- Caminabas sobre la calle Badalutta, aun lo recuerdo bien, ibas con tus tíos aun convaleciente por la perdida de tus padres... sabia que no podria soportar tanto tiempo sin probarte.- dijo mordiendo su labio inferior.

-Justo cuando...

-Justo cuando los sueños empezaron.- me interrumpio Velkan.- Debes dejar de creer en las coincidencias Nina.

-Me haz seguido todo este tiempo.- dije sin aguantar mas las lagrimas.

-Me vine contigo a Nueva York, el mismo dia que tu lo hiciste, no podia separarme de ti... - dijo alzándose de hombros, como si fuera obvio su comentario.- No queria perderme ni un detalle de tu vida, ya que no pude tomarte en el momento en que te vi siendo solo una niña, por lo menos estaría al pendiente.

-Al pendiente de que?.- pregunté llorando.

-Del momento en que te haria mia y no soltarte nunca mas- dijo sonriendo. 

Jamas sentí tanto miedo como en ese momento. Siempre fue el, las veces que lo encontré en la calle, me vigilaba. Me seguía. Siempre supo donde estaba.

-Dios mio.- dije en un susurro intentando escapar de su agarre.

-No Nina.- contesto negando con la cabeza.- Yo soy la prueba de que Dios no existe.-dijo tomándome de la quijacada obligándome a mirarlo.

Estaba loco. Realmente loco. Me daba asco estar tan cerca de el, me daba asco el sentir su tacto sobre mi piel, queria gritarle, golpearlo y hacerlo pagar una y otra vez por todo lo que les habia hecho a esas chicas. Debía huir de ese lugar o me arrastraría con el y no podía permitirlo, debía luchar por Nikki, por Sadja, por Daniel.  


Emilio García.

-Creo que necesitamos una botella de alcohol.- dijo sonriendo sin ganas.

-Y que hiciste Nina?.- Le pregunté sacando un termo color gris de la mochila. Le hice seña de que me diera su taza y serví un poco del contenido en la misma.

Acerco la bebida a su nariz y aspiro un poco cerrando los ojos, le dio un trago e hizo una mueca cuando el liquido paso por su garganta, quemandola en su recorrido.

-Disculpe.- me dijo.- Es solo que hace mas fácil lidiar con el dolor si no estoy del todo consciente. Pude notar como se sonrojaba.

-No te preocupes.- contesté.- Todos tenemos nuestros demonios.- me dedico una sonrisa.

-Queria salir de ahí. - continuo despues de unos minutos.- Iria por Nikki y Sadja y nos alejariamos tanto de él como pudieramos.- Hizo una pausa.- En cuanto a su pregunta señor García.- suspiro.-hice lo primero que se me vino a la mente.

-Que cosa?...

-Le haria creer que me tenia...  

Mía.Where stories live. Discover now