Epílogo

1.8K 144 20
                                    

Todo pasó muy rápido. Los segundos, los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses y los años. Cuantos años habían pasado desde aquella guerra, no sabías, pero tampoco querías recordar. No puedes recordar tiempos malos cuando estas corriendo. Sí, corriendo.

- ¡Corre, mamá! - gritó una niña castaña y con muchas pecas. - Él tren se irá pronto. - dijo mientras empujaba su carrito.

- Lamento decirte, hija mía... que tu madre ya no tiene el mismo físico que antes. - dijiste con falta de aire. Llegaron al anden 9 y 10. - ¿Estás lista? - preguntaste y la niña asintió con una sonrisa de oreja a oreja y ambas entraron en la estación 9 y 3/4.

- Mamá, ¿dónde está papá? - preguntó la pequeña.

- No lo sé, cielo. Debe estar por llegar. - dijiste acariciando su cabello.

- Pero el tren está por irse. - hizo puchero.

- No sin antes yo despedirme de mi princesita. - dijo una voz muy reconocible.

- Ya no soy una princesita, papá - dijo la chica. - Que suerte que llegaste a tiempo.

- Se le llama: llegar con estilo. - dijo y haciendose pasar por un galán.

- Cuando dejes de "llegar con estilo", tal vez "llegariamos a tiempo" a todos lados. - dijiste sarcásticamente.

- Fue tu idea ir de compras a último momento. - dijo en forma de regaño.

- Cierra el pico. - dijiste tratando de ocultar tu sonrisa. De repente, sonó el pitido del tren. - Anda, hija. Tienes que subir. - dijiste. Ella simplemente salió corriendo con sus cosas. Tú estabas con las lágrimas a punto de salir. Tu esposo te abrazó por los hombros, y recostaste tu cabeza en su cuello.

- ¡Ah! - gritó tu esposo llamando a la chica por su nombre. Ella se acerco. - Casi me olvido de darte algo. - dijo tu esposo sacando dos dijes con forma de ángeles enganchados a un collar. - Estos seremos nosotros, - señalo a los ángeles. - y el collar lo llevarás puesto. Así estaremos junto a tí a donde sea que vayas.

- ¿Serán mis ángeles guardianes? - les preguntó a ambos cuando se separaron.

- Toda la eternidad. - respondió tu esposo. Dicho esto, la niña sonrió y los abrazó.

- Los extrañaré mucho. - dijo la chica sin separarse.

- Nosotros también a ti, cariño. - dijiste y la abrazaste aún más fuerte. Después de esto, tu hija salió corriendo rápido con sus cosas hacia el tren. - Está demasiado grande. - dijiste sollozando. El tren comenzó a moverse y tú comenzaste a llorar.

- Es igual de valiente que tú. - dijo él. Tú lo miraste a los ojos.

- Te amo, Fred.

- También te amo, cielo. - dijo y te besó. Sellando el trato que alguna vez hicieron. Estuvieron juntos desde siempre, y nada los separaría ahora.  

Ángel guardían Where stories live. Discover now