Extra

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Tus vacaciones habían llegado, por fin sin más materias, sin más exámenes, y gracias a Merlín sin más con la sapo rosa asquerosa.

En tus recién comenzadas vacaciones, estabas haciendo lo que siempre amabas hacer hasta tarde: si, dormir. Estabas muy cómoda en tu cama, cuando algunos rayos de sol se colaron entre las cortinas hasta llegar a tu cara y hacer que te despiertes.

- ¡Hija! ¡Baja ya! - ¿tan rápido? No, eran las doce en punto del medio día. No hiciste nada más que levantarte para bajar con tu madre y con tu padre. Siempre habías agradecido ser hija única, no soportarías en esos momentos a niños pequeños.

- ¿Debo decirte buenos días o buenas tardes? - dijo tu padre en forma de broma.

- Si es por mi, buenos días. - dijiste sentandote en la mesa.

- Hija, hay una carta para ti, es del mundo mágico. - dijo tu madre.

- ¿En serio? Genial. - corriste a tomar tu carta y volviste con tus padres. Quedaste sorprendida al darte cuenta de quien era. - Fred... - dijiste en un suspiro.

- ¿Quién? - preguntó tu padre. Pusiste tu atención en él.

- Oh, es un amigo que conocí en una de mis salidas a Hogsmade. - dijiste volviendo a admirar la carta. La abriste, leíste su contenido y sonreíste. - Quiere que vaya a conocer a su familia. - dijiste a tus padres con una gran sonrisa.

- ¿Cuándo? - dijo tu madre feliz.

- En lo posible, hoy. Quiere que vayamos a almorzar. - dijiste volviendo a leer el papel en tus manos. - Puedo ir, ¿verdad? - preguntaste a tus padres.

- ¡Claro que sí! - exclamó tu madre.

- No me parece una buena idea. - dijo tu padre al mismo tiempo que su esposa.

- ¿Qué? ¿Por qué no? - preguntaste desilusionada.

- No conocemos a la familia. - dijo tu padre serio.

- Pero yo sí, van a Hogwarts conmigo. El mayor de todos sus hermanos, se llama Charlie, vive en Rumania cuidando dragones. Luego le sigue Bill, quien trabaja en Gringotts. Fred es un año mayor que yo, junto con su gemelo, George. Ron, su hermano menor, va a mi año. Y luego esta Ginny, una amiga un año menor que yo. Ayudan a Harry Potter.- dijiste como si de un cuento de hadas se tratara. Tu padre quedó sorprendido, pero tu madre sonrió complacida al ver que le cerraste la boca a tu padre.

- ¿Y-y de los padres? - preguntó retandote, pero asustado.

- Su madre se llama Molly, no trabaja, pero el rol de madre lo cumple muy bien, escuché por ahí que su comida es deliciosa. Y su padre, Arthur, trabaja en el Ministerio en el Departamento contra el mal uso de los artefactos muggles. - dijiste orgullosa.

- Mmm... bien. - dijo tu padre de mala gana. Tú, en cambio, comenzaste a saltar de felicidad y comenzaste a escribirle a Fred tu respuesta para avisar que estabas en camino.

Cuando llegaron a la Madriguera, te quedaste boquiabierta. Era más grande de lo que podías haber imaginado. De pronto, una mujer robusta salió por la puerta.

- ¡Ah! Tu debes ser la nueva amiga de Fred. Soy Molly Weasley, es un verdadero gusto. - te presentaste al igual que ella.

- El gusto es completamente mío, señora Weasley.

- ¡Ah! Por favor. - dijo ella agitando sus manos. - Dime Molly, me siento demasiado vieja si me dices así. - dijo sonriendo. - Pasa pasa, todos están esperando verte y debes estar hambrienta. - dijo y no pudiste evitar sonreír.

Mientras tú ibas al frente, tus padres comenzaron a hablar con Molly, lo cual no te sorprendió para nada, ellos eran muy amigables. Al entrar, te encontraste con un cuarto bastante pequeño y con varios muebles. En uno de los sillones, habían dos agujas de tejer ene la ire mientras hacían su deber.

- ¡Hey! Hola. - dijo una voz femenina atrás tuyo.

- ¡Ginny! - dijiste y fuista a saludarla. No solías hablar mucho con ella, pero cuando estaban juntas, eran imparables.

- Oh, ¡hola! - dijo Ron al verte, parecía distraído.

- ¡Hey, hey, hey! - dijo uno de los gemelos. No sabías quien era, así que trataste de adivinar.

- ¿Fred? - preguntaste sin reconocerlo.

- Eso realmente me hiere. - era George.

- Mira, una manera fácil de diferenciarlos, mira su nariz. Fred, tiene su nariz un poco más grande y redonda que la de George. Será díficil al principio, pero luego te acostumbrarás. - decía mientras señalaba la cara de su hermano.

- ¡Hey! Llegaste al fin. - dijo otro pelirrojo bajando por la escalera. Miraste su nariz, aun que suene demasiado raro. Era Fred.

- ¡Fred! - gritaste y corrista a abrazarlo.

- ¿Cómo has estado? - preguntó cuando se separaron.

- Durmiendo. - dijiste riendo.

- ¿Por qué no me sorprende? - dijo en forma de broma.

- ¡Vamos! ¡A almorzar! - gritó Molly desde la cocina. Y sin negación alguna, todos se sentaron alrededor de la mesa.
Fred junto a tí y tus padres en frente. El silecio reinó por un instante cuando se comenzó a comer. De pronto, un hombre pelirrojo, con la piel sucia y mal vestido, entró en la casa.

- ¡Hola familia! - dijo y todos respondieron excepto tus padres y tú. Dicho esto, se sentó en la punta de la mesa, justo al lado tuyo. Pero tú estabas concentrada en cortar tu comida, que no te diste cuenta que el hombre se te había quedado mirando. - Disculpa, pero ¿quién eres tú? - dijo atónito.

- Oh, lo siento. - dijiste y continuaste con tu nombre. - Un gusto.

- ¡Ah! Pero si eres la amiga de Fred, con más razón el gusto es mío. - dijo y sonreíste. - Y dime, ¿convives con muggles? - preguntó serio.

- No, pero me interesa bastante sus vidas.

- Ahora explícame, con exactitud, ¿cuál es la función del patito de hule? - volvió a estar serio.

- Creo que es un objeto para no hacer sentir solo al muggle y estar entretenido mientras el juguetito hace ruidos extraños.

- Muy profundo... me encanta. - dijo y todos sonrieron, incluyendote. Y todos siguieron hablando como en una tarde normal. Sólo que con tres personas más en su mesa.

Ángel guardían Where stories live. Discover now