16. During their morning rituals.

5.7K 879 196
                                    

La luz que entraba por los ventanales del balcón de la habitación le molestaba ligeramente, sin embargo, Kirishima fue capaz de ignorarlo mientras acurrucaba más su cuerpo contra el de Bakugou, ronroneando tal cual animalito conforme una vez sus piernas se enredaron entre las ajenas y consiguió abrazar con más facilidad la delgada cintura de su mejor amigo.

Bakugou se removió en sus brazos y pronto el rubio terminó de abrir los ojos con pereza, estirando sus piernas ligeramente para después volver a encogerlas con las de Kirishima, parpadeando, tratando de recuperar la visión por completo, encontrándose con el pelirrojo observándolo detalladamente.

—¿Qué haces despierto, idiota? —masculló Bakugou, quitando una de sus manos de la cintura ajena para guiarla a su ojo, frotándolo con mucho cuidado—, hoy no hay clases.

—Lo sé —murmuró el pelirrojo—, pero la luz me despertó y luego despertaste tú.

—Porque te remueves como una jodida serpiente.

—Lo siento, Bakugou.

El nombrado soltó un sonido parecido a un quejido y suspiró. Kirishima imaginó que se debía a que Bakugou varias veces le había reprochado su necesidad de disculparse por absolutamente cualquier cosa, pero Kirishima no podía evitarlo, no es que cargara con una gran culpa, sino que cuando le daba la razón al rubio, veía un cambio agradable en su expresión, el mismo que notaba en esos instantes cuando debía darle la contraria y lo hacía, llegando a los gritos con su mejor amigo. Era como si Bakugou disfrutara de tener la razón cuando sabía que la tenía y de darse cuenta que no estaba en lo correcto cuando no lo estaba.

—Ahora mismo estaríamos levantándonos, ¿no? —dijo Kirishima después de que sus ojos se miraron por el tiempo necesario para suspirar enamorado.

—Me levantaría —le respondió Bakugou—, y te sacaría de la cama explotándote el trasero porque te levantas jodidamente tarde.

—¡Hey! ¡Eso no es cierto!

—Y luego caminarías como un idiota sonámbulo tanteando todo hasta llegar al baño.

Kirishima hizo un pequeño puchero al oír lo mencionado, pero suspiró resignado al ver la sonrisa burlona de Bakugou adornando su rostro mañanero. El rubio tenía el cabello tan, tan despeinado, incluso más de lo normal, con sus ojos cansados y su expresión aún bastante adormilada, pero ahí estaba, sonriendo al recordar las veces que Kirishima se había golpeado el pie con algún mueble por aún no ser capaz de recordar el camino directo al baño.

—¿Si? —sonrió el pelirrojo—, ¿y qué tal tú, Bakugou? Coges el cepillo de dientes y te lo pasas más de cien veces, incluso has roto uno en menos de dos días.

—¡¿Hah?! —Bakugou gruñó—, ¡Eso no es mi maldita culpa! ¡Los gérmenes tienen que morir!

—¿Y los cepillos también?

—No vengas a jugar conmigo, idiota.

—Sí, sí.

Kirishima escondió su rostro en el cuello ajeno e inspiró profundamente del masculino aroma de Bakugou al despertar. Sin perfumes, sin shampoo o sin jabón, el olor natural de Bakugou era dulce, como a lo que huelen las máquinas de algodones de azúcar. Kirishima sabía que se debía a su quirk y que lo más probable era que la piel de sus brazos y manos olieran con más fuerza, pero aun así se estaba volviendo adicto a ese aroma.

—¿Y cuándo pierdes tu maldita corbata cada mañana, idiota?

—¡¿Eh?! ¡No la pierdo! Sólo se me olvida donde la dejo.

—Eres la ridícula razón por la que no llevo corbatas —Mientras hablaba, Bakugou hundió una de sus manos bajo la playera del pelirrojo, acariciando su costado con la yema de sus dedos.

—¡No me culpes a mí de eso! ¡Nunca quieres llevar corbata!

—Son una jodida molestia.

—Para ti todo es una jodida molestia, Bakugou —Kirishima suspiró.

—No es cierto.

Durante la pequeña pausa que se generó después de esa negación, Kirishima sintió los dedos del rubio delinear letras sobre su costado. No las entendía del todo, pero estuvo seguro de captar un "Tú no" entre todo lo que siguió a continuación. El pelirrojo sonrió aún con el rostro perfectamente escondido, permitiendo así que sus mejillas se sonrojen.

—Aunque sí es jodido ver tu rutina de entrenamientos cada mañana.

—El saco se quedó en mi habitación, si lo tuviera sería más rápido.

—Haces sonidos extraños cuando entrenas, idiota, a eso me refiero.

—¿Yo? ¿Quién es el que habla dormido?

—¡¿Quién mierda habla dormido?! ¡Pues tú te endureces como el jodido infierno y es doloroso!

—¡Y tus explosiones suelen atacarme en cualquier momento de la madrugada, Bakugou!

El pelirrojo se apartó para mirarlo a los ojos y se encontró con una expresión un poco afligida en el rubio. No quiso que su comentario sonara como un verdadero reclamo, al contrario, sólo estaba contrarrestando el ataque de Bakugou por su poco control del quirk cuando dormía, pero ahora, como una punzada directa a su corazón, la culpa cayó sobre él con fuerza, negando rápidamente con la cabeza.

—¡Lo-Lo dije en el buen sentido! Bakugou, tu quirk y el mío son compatibles, ¿no lo crees?

—¿Compatibles?

—Sí... ¿Recuerdas las primeras noches juntos? Tenías miedo de hacerme daño con tu poco control, y además me mencionabas que no te gustaba dormir con las frazadas encima a menos que hiciera mucho frío. Yo te insistí y ahora... Ya hasta sabemos el ritual mañanero del otro, ¿no?

—¿Qué insinúas, pelos de mierda?

—Insinúo que... Bueno... —Kirishima suspiró, mirándolo a los ojos aunque la timidez y vergüenza lo estaban consumiendo—, aun si nunca logramos controlar nuestro quirk al dormir... Quiero seguir despertando contigo cada mañana, Bakugou.

La mirada llena de sinceridad que le dedicó Kirishima sólo consiguió que Bakugou suspire, abochornado con la inmensa franqueza y el imponente resplandor que el pelirrojo liberaba incluso cuando se encontraban aún en un espacio tan cerrado y oscuro como su habitación. Bakugou suspiró nuevamente y le regaló una ligera sonrisa, una que le pertenecía sólo y únicamente al pelirrojo.

—Estás realmente mal de la cabeza por querer eso, idiota.

—¿Lo crees?

—Lo sé —respondió directamente—, pero creo que es contagioso.

Esta vez fue el rubio el que buscó acurrucarse en los brazos ajenos, siendo recibido casi al instante por Kirishima, quien lo acurrucó en sus brazos y rió cuando Bakugou ahogó un bostezo en su pecho.

—Ahora duerme, pelos de mierda. Debemos despertar en unas pocas horas.

—Sí... La rutina de los domingos, ¿no?

—Cierra la boca, idiota —Bakugou hablaba de forma ahogada, respirando cerca del pecho del otro—, si tienes algún problema puedes poner una queja en el buzón de me interesa una mierda.

—No, ninguna queja.

Kirishima rió, dejando un pequeño beso sobre la frente del rubio antes de prepararse para dormir de la misma forma. Ambos se estrujaron con todo el cariño que se tenían y pronto se entregaron a los brazos del sueño nuevamente, esperando que el próximo domingo se repitiera esa pequeña rutina de su charla matutina provocada por su horario de sueño tan acostumbrado a despertar temprano. Y tal vez, ambos anhelaban que esos domingos se repitieran por muchos, muchos años más.


+


Había pensado en hacer todo un ritual mañanero, pero preferí que ambos dejen en claro lo mucho que disfrutan de dormir y despertar uno al lado del otro. Igual me quedó extremadamente cursi, lo siento</3. Oh y muchísimas gracias por las lecturas, ya son 1k :D. Infinitas gracias.   

30 things with you. | Kirishima Eijirou x Bakugou KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora