2O. Dancing.

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—¡¿Hah?! ¿Por qué rayos te hiciste parte del equipo de puesta de escena, idiota?!

—Bu-Bueno...

Kirishima observó al rubio acostado en su cama y suspiró desde su silla frente al escritorio. Aún estaba a medio terminar de resolver sus ejercicios, pero Bakugou parecía bastante interesado en la razón por la cual había elegido pertenecer al grupo de mantenimiento en vez de a aquel que aparecería en el escenario.

—Es que... —Kirishima rascó su cabeza con timidez y resignación—, no soy bueno bailando...

—¿Qué? ¿Cómo puedes ser malo en una mierda tan simple?

—Oh, bueno, que se te haga simple lo hace aún más patético —dijo el pelirrojo, con un gesto aún más resignado—, pero no soy bueno, en serio, mi madre ha pensado en enseñarme, de hecho, lo intentó, pero no tengo oído para la música y mis movimientos son muy rígidos.

—Estás exagerando como siempre, pelos de mierda.

—No, hablo en serio —Kirishima se giró en su silla para mirarlo de frente, ahora con mucha más seriedad—. Bakugou, soy malo, pero soy bueno ayudando con algunas cosas pesadas así que creo que estaré bien con eso.

El pelirrojo pensó que había dado una explicación verdaderamente convincente, sin embargo, al observar la expresión seria y persistente que le dedicaba el rubio, imaginó que esa no era una respuesta totalmente correcta para él. Bakugou era así, él podía ser muy capaz de reconocer el esfuerzo ajeno, pero cuando algo le resultaba extremadamente fácil, se le complicaba saber por qué a otros no.

Y sorprendentemente, el baile parecía ser pan comido para el rubio. Kirishima entonces pensó en algo bastante ridículo, pero lo suficientemente vergonzoso para que elimine la curiosidad de su mejor amigo y pueda seguir estudiando para el examen que se aproximaba después del festival cultural.

—Puedo demostrarlo, si quieres...

—¿Cómo? —preguntó el rubio, alzando una ceja con curiosidad.

—Bailando —Kirishima le sonrió—, si bailas conmigo, seguro te pisaré tantas veces que me explotarás la cara antes de los diez segundos.

Bailar juntos. Kirishima realmente le estaba pidiendo a Bakugou que bailen y sabía que era algo extremadamente ridículo, así que cuando el rubio dejó de mirarlo y continuó observando su celular como antes de que inicie toda esa conversación, Kirishima soltó un suspiro lleno de tranquilidad y se dispuso a seguir con sus ejercicios.

—De acuerdo —Oyó la voz del otro, pero no entendió del todo sus palabras.

—¿De acuerdo qué?

—Que bailemos.

Del celular del rubio empezó a salir una tonada suave y clara del género de vals. Kirishima no pudo evitar congelarse al oír ese ritmo tan romántico y tranquilo. De pronto, Bakugou se levantó de su lugar en la cama y caminó hacia él, ignorando que el pelirrojo se había erizado de la vergüenza, sonrojándose al punto que su rostro podía competir con el rojo de su cabello.

—¡¿Ha... Hablas en serio?!

—Levanta el culo, idiota. Este ritmo es la jodida mierda más fácil que existe, así que es imposible que hasta alguien como tú pueda arruinarlo.

—S-Sí pero... ¡Wuah!

Sin hacerle caso a sus reclamos, Bakugou tomó la mano de Kirishima y lo levantó de la silla, jalándolo para que se pare frente a él y mirándolo a los ojos, mostrándole en pocas palabras —o en ninguna—, que no conseguiría nada si se continuaba negando. Kirishima correspondió a la mirada por el tiempo suficiente para soltar un suspiro de resignación y luego bajar la cabeza; totalmente derrotado.

—De acuerdo, de acuerdo —respondió—. Lamento si te piso luego.

—Cierra la boca y dame tus jodidas manos.

Obedeciendo a lo que su amigo le decía, Kirishima permitió que Bakugou lo acomode a su antojo. El rubio llevó la mano de Kirishima a su cintura y sostuvo la otra entre sus dedos, mientras él colocaba su mano libre en el hombro del pelirrojo y se acercaba un paso más, acortando la distancia entre sus cuerpos.

Kirishima soltó un jadeo de sorpresa cuando su rostro se halló tan cerca del rubio, sin embargo, no pudo decir ni hacer nada más que tragar saliva, relajando los dedos de su mano que se encontraba sobre la delgada pero firme cintura de Bakugou. Se sentía bien, más que bien, incluso más de lo que él solía permitirse.

—Ba-Bakugou... ¿Tú vas a ser la...?

—Es obvio, jodido idiota —respondió el otro—, si voy a enseñarte a mover los jodidos pies tienes que actuar como lo haría el hombre, ¿no? Ahora sígueme porque lo voy a hacer despacio, esta porquería no debe durar demasiado.

—S-sí...

Tal y como Kirishima aseguró, incluso cuando Bakugou trataba de ir tan lento como la música se lo permitía, más de una vez su pie fue pisado y ambos agradecieron internamente que ni siquiera llevaran calzado en ese momento, de lo contrario lo más probable era que Bakugou no sólo gruñera y maldijera, sino que posiblemente lo aniquilaría o algo parecido.

La práctica se extendió por tanto tiempo que el rubio estuvo a punto de mandarlo a la mierda, sin embargo, la forma tan persistente como Kirishima quería aprender para no decepcionarlo cautivaba de alguna forma a Bakugou, motivándolo a intentarlo de nuevo y a fallar incluso más veces que durante la última oportunidad.

—Esto es inútil.

—No, no es inútil, sólo lo estás pensando demasiado, estúpido.

—Pero si no cuento en mi mente, no voy a poder ir a tu ritmo y te pisaré de nuevo.

—Eso serviría si fueras malditamente técnico pero no lo eres, así que si tratas de contar y actuar tu cabeza va a explotar porque es más de lo que puedes cargar, idiota —explicó el rubio—, no tienes que pensarlo como si fuera un jodido problema de matemáticas, piénsalo como si fuera una práctica para mejorar tu quirk o alguna estupidez así.

—¿Cómo?

—Siéntelo —La respuesta sincera y directa del rubio tomó por sorpresa a Kirishima—. Toma mi mano como un maldito hombre y mírame a los ojos. Olvídate de todo, de contar, de los pasos, de mis jodidos pies. Sólo mírame y oye la música, Kirishima.

"Como si el mundo desapareciera y sólo existieras tú" fue lo siguiente que cruzó la mente del pelirrojo. Bakugou esperó que este se decidiera y así sucedió, Kirishima asintió con seguridad, compartiendo la mirada firme que le dedicó el rubio, dejando en claro que tratarían una vez más.

Este nuevo intento fue diferente, sí, porque a pesar de no ser perfecto, para el pelirrojo el mundo completo dejó de existir y se permitió perderse en la intensa mirada ajena. Bakugou no dejaba de observarlo también, como si se tratara de una competencia de miradas donde quien pestañeaba no perdía ni ganaba, sino que iniciaban otra ronda sin necesidad de anuncios o competitividad. Eran ellos y ya, la música acompañándolos y el suave vaivén que el pelirrojo empezó a reconocer como una tonada agradable y repetitiva.

—Te dije que podrías.

Oyó claramente las palabras ajenas, sintiéndolas en lo más profundo de su corazón. Kirishima se tomó su tiempo para asegurarse de estar vivo y de no encontrarse en el bendito cielo, así que, para cuando lo confirmó, le regaló una emocionada y feliz sonrisa al rubio, totalmente complacido con haber cumplido las expectativas de Bakugou.

—¡Lo hice!

—Felicidades, pelos de mierda.

Eijirou sonrió y festejó de formas extremadamente infantiles, soltando por fin al rubio e ignorando el pequeño vacío que sacudió su corazón cuando sus cuerpos se alejaron. Bakugou lo vio celebrar con demasiada emoción y sólo pudo sonreír suavemente, orgulloso de ello. Y tal vez, sólo tal vez, orgulloso de sí mismo por haberse llevado el primer vals de la persona que le gustaba. El primer baile de Kirishima le pertenecía


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Se me hace increíble pensar que ya estamos en el día 20. Muchísimas gracias a todos los que leen, votan y comentan, en serio son geniales<3.

30 things with you. | Kirishima Eijirou x Bakugou KatsukiWhere stories live. Discover now