XIII

937 129 14
                                    

¿Cómo se supone que debería seguir ahora? Se preguntaba el joven de nacionalidad china mientras dejaba que las lágrimas sobre su almohada se secaran. ¿Que sentido tenía seguir llorando? Jisung no regresaría, lo había perdido, tan rápido como un atardecer. Debió disfrutar de la calidez de su compañía por más tiempo, sabía que lo seguiría viendo, aún así el no quería aquello. No quería ser su amigo, no después de probar de sus labios, de sus caricias ¿Las dulces palabras no significaba nada? Se sentía traicionado, el amor que sentían se le escapó de las manos como si fuera agua.

Un sonido tocó su puerta, suspiro fuerte y decidió abrir a quien lo estuviera llamando. Al abrirla se encontró con la imagen de su padre, muy pocas veces lo veía y en ese momento sentía que lo necesitaba más que antes, es por eso que lo abrazó con todas sus fuerzas, quería gritar, llorar, odiarse por seguir amando al pequeño chico que tanto extrañaba.

—¿Por qué amar duele tanto?— Soltó sin pensar. Sintió las manos de su padre alejándolo para que pudiera verlo a los ojos, levantó su mirada con temor, sabía que los tenía rojos, ojeras decorando su rostro y su cabello revuelto.

—¿Que sucede Chenle?— La voz tranquila de su padre lo hizo sonreír, por lo menos alguien se preocupaba por él. Sus amigos le habían asegurado que lo superaría en unos días, que el primer amor era así, creían estar profundamente enamorados, luego lo olvidaría y llegaría alguien mejor, alguien que le haga sentir como el mundo se mueve.

El ya sentía que el mundo, el sol, las estrellas, sus ojos y sus sonrisas giraban al rededor de Jisung, que esas mariposas, esa opresión en su pecho eran reales y que difícilmente otra persona se lo pudiera hacer sentir. Y cada día era un martirio compartir sus tardes siendo amigos, cuando él se moría por volver a probar la dulzura de ser algo más. Extrañaba sus manos envolviendo las suyas, sus labios acariciando los suyos, extrañaba sonreír y reír todo el tiempo. La dulce nube en la que se encontraba se había convertido en una gris que provocaba la lluvia hasta en los días más soleados.

—Estoy bien— Mintió y eso el adulto lo noto.

—Has estado deprimido estos últimos días, creí sería pasajero. Pero ya ha pasado tres semanas desde tu última sonrisa sincera. ¿Donde está ese brillo en tus ojos?— Su padre se escuchaba preocupado y se odio por hacerlo sentirse así. Ambos pasaron a la habitación del menor con la intención de hablar y arreglar todo esto.

—Papá— Empezó Chenle, buscando las palabras para explicar—Yo, soy— Respiró una vez más —Diferente a otros chicos—

—Gay— La seguridad en sus palabras eran tan grandes que se sintió torpe

—¿Cómo lo sabes?—

—¿Estás así por un chico?— Asintió, —Por Jisung— Aseguró, Chenle estaba por preguntar. El señor Zhong estaba un paso adelante— Los ojos no mienten, pequeño—

Así fue como el chico empezó a contarle todo lo sucedido, desde el primer día que se vieron. Pasando por el primer beso, aquel donde festejaron su amistad, la confesión con la fogata como testigo, el plan de Jeno, las confusiones que tuvieron. Terminando con lo sucedido hace días donde Jisung lo había llamado Amigo.

—Pequeño, tú conoces la historia de como yo y tu madre nos conocimos ¿Verdad?—

—Si, mamá se mudó en la casa de al lado de la tuya cuando ambos tenían quince— Explicó, de niño le gustaba preguntarle a las parejas sobre sus historias de amor. Quería experimentar algo igual, no sabía que amar de verdad dolería, si lo hubiera sabido nunca lo hubiera deseado.

—Pues, tu madre fue mi primera novia— Seco una de las lágrimas que volvía a caer de tan solo pensar en el más chico—Tambien fue mi primer beso, mi primera vez, mi primera travesura, primera en hacerme sentir cosas inexplicables y lo más importante, fue mi primer amor— los ojos de Chenle se agrandaron con una pizca de esperanza en ellos —Cada historia es diferente y nada está escrito, solo debemos tomar nuestros lápices y escribir la nuestra—

—¿Que quieres decir?— Su padre sonrió.

—No podrás conseguir lo que quieres si te quedas llorando en la almohada, ve y lucha por él— Se levantó de dónde estaba y salió hacía la puerta. Antes de salir lo miró desde su lugar y le dijo —Si realmente lo amas, si realmente duele su ausencia. No lo dejes escapar —

—¿Que se supone que debo hacer? Tengo miedo— Soltó sincero, sentía que cada decisión que tomaba lo alejaba de Jisung una y otra vez. Tenía muchos ejemplos de ello, habían sucedido con frecuencia desde que se prometió traerlo de regreso.

—No pienses tanto, solo deja que tu corazón guíe tus acciones—

Después de verlo salir de su cuarto, miró el techo del mismo. Recordó cada momento desde que aquel chico había llegado a su vida, volvió a llorar, rió histérico cuando la nostalgia lo rodeó. Jisung era y es lo mejor que le pudiera pasar. Lo extrañaba y decidió seguir el consejo de su padre. Levantó su celular y marcó un número.

—¿Si?— Habló la voz desde el otro lado.

—¿Quieres remediar todo lo que sucedió?— Contuvo la respiración con la anticipación en cada célula de su ser.

—Te escucho— El chino sonrió.

—Tengo un plan. Necesito post-it, a tu novio y alguien que sepa dibujar— Escuchó un silencio, seguramente Jeno se estaría preguntando que era lo que pasaba por su mente.

—Te puedo conseguir dos de tres—

—¿Por qué?— Preguntó un tanto molesto, no era muy difícil de conseguir.

—No pienso prestarte a mi novio—

—¡Es por el bien del amor!— Grito y se sintió tan bien decirlo en voz alta. Amaba a Jisung y no había lugar para las dudas, era un hecho y la forma en la que su corazón latía era una prueba contundente.

—¡Está bien! Lo haré, solo espero que sepas lo que estás haciendo—

Claro que lo hacía.

Primer amor |Chensung|Where stories live. Discover now