I Kissed Him. Larry/Ziam.

18-"Te amo"

18

+++++LOUIS+++++

—Familiares de Harry Styles —llamó de doctor, lo vi algo apagado.

—¡Aquí! —grité, empujando a Niall que estaba delante de mí.

—Louis, por favor, tranquilízate —esto de que los médicos te conozcan no es gracioso.

 

Cuando estuvimos todos alrededor del médico, este negó con la cabeza, pareciendo un hombre decepcionado y afligido. Miré tras de él como de la habitación de Harry salía una camilla con un cuerpo tapado hasta la cabeza. Mi corazón latió fuerte y antes de que el doctor hablara, sollocé captando muchas miradas.

 

—Él…Harry… —sollocé— ¿Harry mu-murió? —pregunté tapando mi boca.

—Lo siento mucho, de verdad —acomodó sus gafas—. Despertó por un minuto, pensamos que estaba todo bien. Hasta que se agarró el pecho y de la nada, se desvaneció. Un paro cardiaco —informó.

—Mi bebé —sollozó la madre de Harry.

 

Un coro de voces empezó a susurrarme “es tu culpa”. Me sentía extraño, porque en verdad era mi culpa. Si simplemente no le hubiese dicho aquello, si simplemente no hubiese ido a abrir la puerta. ¡Él estaría vivo! ¡Harry estaría con vida ahora!

 

—No —lloré—. Lo maté, yo lo maté —empecé a elevar la voz—. ¡Es mi culpa!

—¡Es tu culpa! —me gritó Gemma— ¡Tú eres el culpable! ¡Tú mataste a mi hermano! ¡Deberías ser tú quién tendría que estar muerto, no él! ¡Deberías morirte de una buena vez! ¡No sirves!

 

Grité mientras me despertaba, aun la voz de Gemma resonaba en mi cabeza. Más espanto me llevé al darme cuenta de que ella me miraba preocupada desde la silla de mi habitación. Yo estaba en mi cama y ella me miraba. Me agarré el pecho, como había narrado en el sueño el médico. Sollocé con fuerza y me cubrí con las mantas hasta la cabeza. Lloré fuertemente, hasta que sentí como las mantas bajaban y me acunaban unos brazos.

—¿Un mal sueño? —preguntó con su dulce voz Gemma. Asentí en su cuello— Tranquilo —acarició mi pelo.

—Él n-no va-va a morir, ¿ver-verdad? —la miré.

Su parecido con Harry era increíble. Era tan hermosa como su hermano.

—Eso no lo sé, pero de seguro que no —susurró, pareciendo poco convencida con aquella respuesta—. Pero los médicos han dicho que pronto despertará.

—Eso s-suena bien —sonreí a medias y la miré.

—¿Estás bien, Louis? —me preguntó— Han traído tu comida hace como diez minutos —miró mi mesita, al lado de la cama.

—Ugh —asqueé—. Ahora no tengo hambre.

—Creo que a Harry no le gustaría despertar y ver a su novio aun más delgado —elevó una ceja—. Vamos, un poco, aunque sea la mitad.

—No te-tengo hamb-hambre —repetí.

—¿Quieres que te dé la comida yo? Así, como si fueras un nene de cinco añitos —se acercó a mí y negué rápidamente con la cabeza—. Pues a comer, tú solo.