Atención masculina

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Tal cómo se mencionó anteriormente, para Emma, su cabello era lo más importante que tenía, era lo único que le gustaba de su cuerpo

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Tal cómo se mencionó anteriormente, para Emma, su cabello era lo más importante que tenía, era lo único que le gustaba de su cuerpo. Gastaba un dineral para mantenerlo saludable, y a su familia le gustaba tenerla cerca porque siempre olía bien, desde champús importados hasta peines fabricados con materiales exóticos, era un rubio intenso y el largor llegaba hasta cerca de su cintura, era ondulado por naturaleza, un cabello digno de admirar.

Esa mañana, Emma despertó con el sonar de la alarma. La agradable sorpresa de no encontrar a Vivian en el cuarto la puso de buen humor. Cerró la recámara con llave y se dedicó a buscar el atuendo indicado para su primer día de clases; un vestido floreado y unas deportivas blancas con plataforma.

Fue muy desagradable encontrar una tanga colgada en el baño, apostaba a que Vivian lo hizo a propósito, de seguro le cayó mal cómo la puso en su lugar anoche.

Emma se quitó la ropa y se miró al espejo; gritó como una loca.

Vivian le había cortado un mechón, el mechón yacía sobre el lavado y tenía una nota explicativa.

«Espero que te guste tu nuevo corte de cabello, cortesía del pueblito ignorante».

—No, no, no —tomó su mechón cortado, que sobresalía en medio de su cráneo, retrocedió hasta chocar contra la puerta y, poco a poco, fue cayendo al suelo.

Comenzó a sentir una presión insoportable en el tórax, le faltaba el aire y todo se veía borroso para sus ojos, sintió que se ahogaba. Logró ponerse de pie, a duras penas, y chocó contra los muebles en tanto buscaba su celular, consiguió el contacto de Jane, su psicóloga.

El celular sonó, casi llegando a su límite antes de que hablara el contestador.

Emma, hola. Sabes que a esta hora atiendo pacientes —respondió.

—M-m-me voy a morir. M-m-mi c-compañera de c-cuarto m-e cortó el c-c-cabello.

¿Por qué hizo eso? —sonó preocupada—. Emma, quiero que practiques tu respiración, ¿de acuerdo? Estás teniendo un ataque de pánico, no te vas a morir. Vamos, respira conmigo.

Emma se sentó en la cama y comenzó a respirar tal como la terapeuta se lo indicaba, así hasta que logró su normalidad, aunque seguía completamente descolocada al recordar lo horrible que quedó su cabello.

Emmy, no puedes llamarme cada vez que tengas un ataque de pánico, recuerda que no eres mi única paciente. Practica tus ejercicios de respiración cada vez que sientas que perderás el control, ¿de acuerdo? Estarás bien. ¿Irás a clase ahora?

—Ajá.

Te deseo mucha suerte, cariño.

Jane era muy importante para Emma, no solo porque era su mayor confidente, sino porque se conocían desde que Emma era una pequeña de seis años, que llegó al consultorio por hipersensibilidad, Jane fue la primera en descubrir que Emma sufría de abuso escolar, fue la primera en tratarla, quizá fue el principal motor para no retraerse con respecto a la universidad, la animó sesión tras sesión y mira que lo consiguió.

Al Estilo Emma© #1Onde histórias criam vida. Descubra agora