Alma gemela

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Esa misma noche, Emma tuvo mucha tarea que hacer y llegó cansada a la medianoche, ni siquiera tuvo ánimos de contarles a sus espectadores virtuales que ese día peleó, o algo así, con Colin, todavía no superaba ese abrazo, fue un tonto al pensar qu...

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Esa misma noche, Emma tuvo mucha tarea que hacer y llegó cansada a la medianoche, ni siquiera tuvo ánimos de contarles a sus espectadores virtuales que ese día peleó, o algo así, con Colin, todavía no superaba ese abrazo, fue un tonto al pensar que ella era como las demás; ella no sabía comportarse normalmente, como lo haría otra, con el sexo opuesto, no sabía lo que eran los abrazos ni las pláticas donde ella no se sintiera como una tonta; todo era tan nuevo, estaba yendo más rápido de lo que podía procesar, necesitaba ir lento y seguro; Colin no se lo estaba permitiendo, era un chico rápido y seguro.

Logró apagar su mente a eso de la una de la mañana, era de sueño profundo, pero esa madrugada, definitivamente, un ángel guardián la despertó; oyó un gemido fuera de su sueño y despertó en seguida.

—¡Vivian! —gritó, mirando su reloj con luces; eran las cuatro de la mañana.

Vivian se destapó y dejó toda la escena en evidencia; tenía la cabeza de una mujer entre sus piernas. Emma saltó de la cama, asustada, el corazón le latió de prisa, reaccionó impulsivamente; tomó una bata y salió corriendo del cuarto, cerró con fuerza mientras respiraba anormalmente, entonces, Colin dobló la esquina del pasillo del edificio de chicas.

—¿Qué haces aquí? —inquirió él.

—No. —lo apuntó—. ¿Qué haces tú aquí? Son las cuatro de la mañana. Dime qué planeabas hacerme.

—¿Hacerte? Estás delirando. —A diferencia de Emma, Colin se escuchaba y veía realmente tranquilo, ni las falsas acusaciones lo hicieron enojar—. Solo vine a dejarte este libro en tu puerta. Todavía no me acostumbro a la diferencia horaria, son las siete de la mañana en Manhattan. Eh, este fue mi primer libro de matemáticas avanzadas. Te lo estoy prestando en un intento de pedirte disculpas por... todo, por inventar que cogemos hace tiempo, por inventar esas cosas sobre ti, por entrometerme en lo que piensas con respecto a Brandon. Oye, ¿qué haces fuera de tu recámara? —entrecerró los ojos.

—Vivian tiene a una mujer entre sus piernas.

—¿Qué? —La hizo a un lado y abrió la puerta de golpe, iba a poner a Vivian en su lugar de una vez por todas— Escúchame, ninfómana loca, no puedes tener sexo mientras Emma está descansando al lado. ¿Qué pasó con el "el sexo en dormitorios está prohibido y sancionado"? Eres una cretina. Si Emma no puede demostrarle su amor a su dulce novio en este cuarto, tú tampoco. Respétala de una vez, ¿de acuerdo?

Vivian rechinó sus dientes, —¡Joder, al menos déjame acabar!

Colin volvió a cerrar la puerta, —Acabará en cien horas y tú necesitas descansar. Comparto habitación con Eugene, tenemos una cama extra, es una litera, nuestro compañero de cuarto jamás apareció. La habitación de hombres no es tan horrible como te la imaginas. Vamos.

—Lo aprecio. —En serio lo hacía, sobre todo porque mandó al carajo a Vivian—. Pero prefiero quedarme aquí, a esperar. Tampoco quiero que alguien me vea luciendo mi disfraz —apuntó su ropa. Exactamente esa noche cambió su pijama de seda por unos pantalones de algodón de Winnie Pooh, muy oportuno.

Al Estilo Emma© #1Where stories live. Discover now