Virgen protege a virgen

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Lo primero que hizo al despertar fue mirar su celular; tenía un mensaje de voz de su papá, le llegó a las tres de la mañana, siete para horario neoyorquino

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Lo primero que hizo al despertar fue mirar su celular; tenía un mensaje de voz de su papá, le llegó a las tres de la mañana, siete para horario neoyorquino. Ella se sentó en la cama y contó hasta tres antes de reproducirlo, se cubrió la cara con una mano cuando escuchó el primer segundo; lo extrañaba muchísimo.

—No contestas mis llamadas. ¿Por qué no contestas mis llamadas? —La nota de voz inició con esa tontería—. Oh, es verdad... Son las tres de la mañana en California. Feliz cumpleaños, amor mío. Llevas veinte años iluminándome la vida con tus sonrisas, veinte años y todavía no me acostumbro a la idea de que ya no tienes siete años. ¿Sabes? Estuve a nada de tomar un vuelo hasta ti, todos me prohibieron hacerlo, es que no puedo creer que pasarás tu primer cumpleaños lejos de mí.

»No puedo estar más orgulloso de ti, de la mujer que te estás convirtiendo. Y no puedo creer lo que voy a decir; espero que algún día encuentres a esa persona especial que te valore y esté para ti cuando yo ya no pueda, mientras tanto, no olvides llevar el gas pimienta a donde sea que vayas. Te amo. Ten un hermoso día.

»Por cierto, no sé si tendrás planes para hoy. Siempre puedes ir a casa de tu tío Roy.

Emma secó sus lágrimas. No veía la hora de volver a casa, extrañaba su apartamento con las bromas tontas de su padre, extrañaba comer donas de su cafetería favorita y, sin dudas, extrañaba bailar.

De pronto, cuando todavía estaba hundida en su añoro, alguien llamó a la puerta y la abrió de golpe, pues, su compañera de cuarto olvidó trancarla cuando volvió en la madrugada.

Los muchachos ingresaron a la alcoba con globos y pastel. Vivian se recostó sobre sus codos para mirarlos, no vestía nada en la parte de arriba, lo que casi provocó que Alan echara el pastel al suelo.

Emma sonrió y su gesto de pura emoción se amplió cuando Colin le guiñó con ojo, también se sonrojó.

—Feliz cumpleaños en nombre de tu manada. Glorioso siete de septiembre. —Eugene tomó la palabra como siempre—. ¿Pensaste que nos olvidaríamos que mencionaste que tu cumpleaños es hoy? Gracias a internet, fue sencillo corroborarlo. Salimos temprano a comprarte un pastel de chocolate, esperamos que te guste, y también globos. Yo te compré un gloss, Colin dijo que se llama así, es lo más barato que conseguí en Chanel. —le entregó una pequeña bolsa de la marca.

—Yo te compré cerveza —habló Alan.

—Le dijimos que no debía comprarte cerveza —comentó Colin. Emma rió, estaba sorprendida por tantos detalles. Jordan dio un paso al frente, entonces, Colin se le adelantó—. Yo conseguí, exclusivamente para ti, un adelanto de colección —le entregó una bolsa de marca fina, Emma sacó una bandolera cuadrada con detalles de piedras; era un sueño de bolso—. Mi mamá movió unos contactos, espero que te guste.

Emma estaba lista para expresarles, especialmente a Colin, lo agradecida que estaba por todo, pero Jordan la interrumpió y se sentó en la cama para entregarle su regalo. Era una bolsa de tienda femenina. Emma sonrió, aceptando el regalo, sacó de la bolsa un vestido apretado, color negro, y se volvió un tomate de ser humano, la cara le hirvió de pena y no sabía cómo disimularlo. Colin miró a Jordan, pareciendo un búfalo cabreado que echaba humo por la nariz, apartó el regalo y se apropió del pastel.

Al Estilo Emma© #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora