CAPITULO XXIII

32 2 1
                                    

23

Mi lado es el primero en impactar contra el suelo para luego girar por el suelo un gran trecho, me agarro fuertemente y damos varias vueltas antes de detenernos envueltos en una nube de polvo, toso un poco al entrarme tierra en la garganta y me intento quitar el cinturón, caímos sobre la grama delantera de una casa, por suerte no caímos encima de la casa miro a Kate inconsciente a mi lado derecho y abro la puerta como puedo, la desato sacando una navaja de mi bolsillo y rajo el cinturón, salgo dando la vuelta para sacarla y la tomo entre mis brazos, la halo fuera del helicóptero, la sostengo y me arrodillo, trato de moverme lo menos posible y dejo reposar su cabeza sobre mi pierna derecha, sigue inconsciente y le palmeo levemente las mejillas pero no reacciona

– Kate, Kate ¡Kate! – No da indicios de despertar y no sé qué más hacer – Nunca he hecho esto pero creo que no está demás – cierro los ojos y con toda mi fe cristiana, espiritual y mi alma pido por ella – Admirable en bondad ha sido el señor para conmigo, y siempre que lo invoco me ha escuchado, por eso en él confío – la miro y miro el desastre que hay delante de mí, cierro los ojos nuevamente y siento el aire fresco, sé que estará bien pero ahora mismo el silbido del viento me atormenta

– ¿Ahora eres católico? – abro los ojos cuando me habla y se queja un poco de dolor, sonreímos y solo me alegro de que este bien

– No precisamente, que bueno que estas bien

– ¿Estoy en el cielo? – pregunta con un ápice de humor

– Bueno, tal y como yo lo veo esto parece más el infierno, mira el desastre que hemos hecho – el helicóptero había estropeado el frente de tres casas por lo que alcanzaba a ver

– Prefiero no moverme hasta que lleguen los paramédicos – le coloco un mechón de pelo fuera de su frente, veo el golpe que tiene y lo acaricio un poco, chilla y quito mi dedo

– Lo siento

– ¿Qué tan mal se ve? – pregunta

– Estarás bien, una mala hierba como tú no muere así no más – le sonrío

– Eso no se ve nada bien – se refiere a mi sien y parte de mi frente, me doy cuenta cuando paso mis dedos y los veo llenos de sangre

– No es nada, preocupémonos por ti

– Ya vienen por nosotros – se sonríe y comienzo a escuchar las sirenas a lo lejos

– Vaya pasada, deberíamos volverlo a hacer – se mueve un poco por reírse y se queja

– Mejor no te muevas – nos miramos mientras esperamos

– Quiero que cuando me levanten en la camilla vayas por mi bolso y lo resguardes, no lo pierdas

– Esta bien, descuida tus cosas estarán a salvo conmigo – llegan las ambulancias, algunas patrullas y acordonan el lugar rápidamente mientras el lugar se empieza a llenar de personas, dos paramédicos se acerca a nosotros con la camilla

– Intenten no moverla mucho – digo – intuyo fractura de costillas y un mal giro del cuello

– No se preocupe señor, sabemos que hacer

– ¿Usted se encuentra bien? – pregunta el otro

– Si, si, atiéndanla a ella por favor – le ponen un collarín y ayudo a ponerla en la camilla ya que reposaba sobre mi pierna, la levantan y se la llevan, mientras yo me acerco al helicóptero y busco su bolso, lo consigo y alcanzo a los paramédicos que estaban por cerrar las puertas – Yo iré con ella – alcanzo a decir antes de que cierren, entro a la ambulancia para irnos y arrancamos luego de que cierran las puertas tras de mí, me acerco tomando su mano entre la mía y le regalo una sonrisa afectiva que corresponde furtivamente mientras escuchamos el ruido de la sirena

SEXO  (Borrador)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora