CAPITULO XXVI

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"Y aquí estoy, solo como en el olvido que hay en la madrugada, acompañado de la brisa fría que sopla, un viento fuerte que me aborda y me hace acobijarme, solo un poco después de estremecerme en el sofá apenas iluminado por una vela a lo lejos, posada sobre una mesa de madera degastada, mientras sigo pensando en tenerte aquí, en abrazarte y que conversáramos para no escuchar tanto silencio. Pero aquí me encuentro, rodeado de la soledad que me arrebata el sentimiento, que brotan mis poros y transitan mis venas, acompañado del dolor al que me aferro, al que me sujeto con fuerza despiadada, como ese cigarrillo sabor a chocolate que siempre fumaba, sé que no estarás a mi lado y temo, temo no poder seguir sin ti y me aferro a esta casa desierta, a estar despierto siempre a estas horas que me da el insomnio como tiempo extra, escribiendo palabras que se desangran como si las cortaran, como quien me cortara el corazón o clavara la estaca llena de todo el odio que siento justo ahora por mí mismo, ese sentimiento, esta emoción, es contradictorio no querer sentirme así y a la vez perseguirlo para escribirte poemas, los más hermosos, los más intrincados, los más excéntricos, como si fueran afrodisiacos, esa misma energía que eran tus palabras, la misma empatía que eran tus gestos. Pero esto es arte del dolor, con sus largas raíces clavadas en lo más profundo de mi espíritu, arte y pasión llena de la inspiración que ella siempre llenaba, donde habita ese amor, un arte que nos convierte en los seres más avanzados en conocimiento, aprendizaje y luz, en donde, nos dejamos ser como un ave rápido en vuelo, como esta corriente que hurta a través de mi ventana que dejo abierta, como un león en carrera, como un estratega en la guerra, así me siento, así estoy y nos debemos dejar llevar, porque es así como se deberían escribir las letras más hermosas, desde el alma, desde el corazón, desde la verdad, desde ese sentimiento que nos desgarra y nos sentimos morir por dentro. Esto es una destreza, tener la dicha de crear versos que ericen los vellos como ella me erizaba la piel, es un arte porque hasta la guerra lo es y no todos sobreviven, porque solo el más astuto puede salir bien librado, aquel que tiene métodos de sobra, escondidos como los ases, complementados con el arte de improvisar en los momentos más complejos, esta es mi salida, este soy mi yo, donde me reencuentro conmigo mismo y busco salir pero a la vez quedarme para siempre en esta fase, es quizás algo ilógico, querer sufrir para que mi alma esté a flor de piel y cree estas letras, son solo palabras, o eso es lo que solo parecen ser, recuerdo que una vez dije que era alguien que podía dar los regalos más fantásticos o poco convencionales, pero que más prefería regalar momentos, esos que no se pueden perder, esos que no se pueden estropear, esos que no te robaran de la memoria porque la única manera de perder aquel regalo es muriendo, soy de los que da regalos que las personas puedan llevar hasta ese último día, quizás por eso, escribo esto, para que sepan que no están solos, que no son los únicos que sufren penas, que pasan por dolor, solo busco desahogar mi dolencia y que aquellas personas que andan haciendo sus vidas pensando en aquellos recuerdos que les dejaron otras personas puedan seguir con esperanzas, con ilusiones como quien espera un rayo de luz en plena oscuridad, con pasos firmes y decididos. Como daría todo mi pelaje por haber sido aquel ropaje y haberme vestido de indiferencia antes esta agitación en mi interior, aquí en mi pecho. Este es mi estilo, este es mi arte, mi karma, esta es mi condena, como mi vicio por este café caliente que humea entre mi mano, o como estas ganas de escribir, porque tengo su recuerdo, el propio que yo mismo llevare hasta morir. Cierro mis ojos por momentos y veo un mundo completamente desigual, un universo solo mío, nuestro, cierro mis ojos y te veo, estás siempre latente, feliz, completamente distinta y en aquel momento cuando comienzas a correr hacia mí con aquella gran sonrisa, despierto sobresaltado por vivir la pesadilla que no me deja volver a dormir y que mi sueño continúe hasta ese final feliz que todavía ostento. Y todo esto aun sabiendo de aquel día que colocaste el borde de aquel pétalo de acero filoso apuntando directo a tus venas palpitantes que recorrían tu cuerpo llenas de humillación, dolor, rencor y rabia conjugado a aquel pensamiento de decepción por aquel hombre que te rompió el corazón de cristal y robo todo tu jubilo al jugar contigo y pronunciar juramentos vanos, a pesar de intentar ayudarte, a pesar de haber llegado al momento justo a su vida, no fue mucho lo que pude hacer, ella corto sus venas al mismo tiempo en que corrí para sostenerla en el aire para dejarla sobre el piso suavemente, y el beso que nunca me dio, decidió regalármelo como último gesto de ella hacia mí, igual ya sabíamos cuál sería su destino, no había mucho que hacer, ella se iría de mí y yo viviría sin ella, fue nuestro primer beso así como se da el último, así se sentía, su cuerpo se relajó por completo y entonces cerré sus ojos, los mismos que ya no vería brillar nuevamente, los mismos que pidieron disculpa antes de perder el alma, y hubo algo en el roce físico, quizás en el ambiente porque hay algo en el roce corporal más allá que solo la unión de dos extremidades, hay más que dos energías compartiendo un sentimiento, son cuerpos que se entienden, que sienten ese calor el uno del otro y por eso, siempre creo que sigues aquí a mi lado. Así como yo sigo aquí tirado en el piso viendo como mí sangre se derrama, esparciéndose por toda la superficie mientras pinta el suelo de un color rojo oscuro casi vino-tinto, esperando hasta que me desangre por completo.

SEXO  (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora