Capítulo 5

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Acorralada contra la puerta e intentando recobrar la fuerza,  pasaron varios segundos en los que me mantuve luchando contra aquella ola de sensaciones que se convertían en tsunami arrasador. Nunca antes en mi vida había experimentado algo igual, los labios de Lautner se las arreglaron para convertirme en una gelatina y su lengua me había succionado cualquier energía que tuviese para batallar contra él. Me agarró de la cintura y me amarro con sus brazos contra su cuerpo tan pronto como comencé a luchar para liberarme del beso, pero sinceramente parecía que a mi boca no le apetecía apartarse de la suya. Comenzaba a perder el aliento...

—¡Basta! — saqué la ultima gota de fuerza de algún rincón de mi cuerpo para detener aquella locura y le di una bofetada. Él parecía sorprendido —Cretino— terminé para dejarle solo en el comedor, sabía que no vendría por mi, pero por si al caso aceleré el paso y salí del restaurante lo más pronto que pude. A la salida del hotel no me pare a esperar al conductor de mi padre, quería alejarme rápidamente del sitio por lo que tome un taxi que pasaba y fui camino a casa, necesitaba estar en calma y meditar todo lo que había sucedido durante el "almuerzo" que apenas había probado.

Gracias al cielo, al llegar a casa no tuve que verme con mis padres, los creadores de todo aquel lio. Habían salido antes que yo a sus respectivas actividades y aun no estaban de vuelta. Subí directo a  mi alcoba, me saque el vestido, el maquillaje y me tiré sobre la cama a pensar qué podía hacer para detener toda aquella locura. En esas me llamo Alan.

—¿Qué tal vas linda?—preguntó luego de saludarme— ¿Ya has podido hablar las cosas?

—Que va, no hay manera de que me salga de toda esta tontería — suspiré.

—¿Te apetece quedar? Tal vez podríamos pensar entre los dos alguna manera.

—Me encantaría Al, pero la verdad es que ha sido una tarde bastante agotadora para mi. Por hoy quiero descansar, descansar y descansar, a ver si mañana ya tengo un poco más de energía para ponerme las pilas con todo este asunto.

—Bueno, pues entonces te llamaré luego para ver como sigues. Ya sabes que estoy listo en cualquier momento para ayudarte o verme contigo ¿Esta bien?

—Gracias Alan. Te quiero.

—Y yo a ti linda. Descansa.

Luego de colgar volví a cerrar los ojos. En verdad estaba exhausta, todavía más luego de aquella corta llamada. Bajo otras circunstancias abría corrido inmediatamente a verme con Alan, no importaba que, cualquier mínimo pretexto era bueno con tal de encontrarme con mi adorado mejor amigo, el amor de mi vida. Pero luego de aquel beso con Lautner no me atrevía a verle la cara, por lo menos no en esa tarde. De manera que me decidí a no pensar más o iba a enloquecer pronto si continuaba con todo ello.

Mis padres dieron por pactado un trato conmigo, pero yo no veía más que un pretexto en ello para que no me molestasen más con todo aquel asunto del compromiso, por lo que se mantuvieron sin molestar el resto de la semana. El martes a penas me preguntaron como había transcurrido mi cena, pero por su manera de actuar parecía que sabían por "buena fuente" que había ido "bien". No les presté demasiada atención. Simplemente me centre en lo que vendría el resto de días en adelante, la graduación estaba literalmente a un día de suceder y debía de estar con estupendas energías para  la fecha. 

Llegado el viernes, en la mañana, la empleada me despertó para entregarme bouquet de flores que me habían enviado mis padres junto con una nota en la que me informaban que no podrían ir directamente conmigo a la universidad, pero que llegarían a tiempo para la entrega de diplomas. Agarré las llaves del auto luego de ducharme y vestirme, tenia una cita en la peluquería a la 11, pero antes quería ir por algo de comer. Pase a una cafetería cercana del lugar de mi cita y ordené un chocolate y dos croissant mientras esperaba a que fuese la hora. Durante mi tiempo de desayuno y luego en la estética, me mantuve enviando mensajes a Alan, el cual nunca mencionó nada sobre el tema del compromiso. Supuse que no quería amargarme el día. También que no quería ser un "entrometido", como decía el cada vez que prefería no "incomodar". A mi no me molestaba que preguntase ya  que lo veía como una forma clara de que se preocupaba por mi y eso me gustaba. Pero tampoco quise decirle nada por que continuaba sintiéndome culpable por haber respondido de tan buena manera al beso de Lautner. Supuse que ya más tarde le contaría por encima lo que aconteció en el restaurante de aquel lujoso hotel el martes pasado, mas ya llegaría el tema en algún momento de la tarde.

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