Capítulo 14

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Sin necesidad de pedírselo, Carl freno los besos sin ir a más. A medida de los días pasaban y le conocía más, iba sumando puntos conmigo. No podía creer que pensase eso de él luego de todo el escandalo que arme los primeros días luego del compromiso.

Las clases de cerámica terminaron el viernes 30. Alan lucía un poco decepcionado de que no continuase con el plan de ir a clase durante todas las vacaciones, pero parecía comprender que me resultaba exasperante el no poder lograr nada con la arcilla.

El sábado en medio de la noche, Carl salió dirección a la oficina a regañadientes. Quería encargarse de dejarme en el aeropuerto él mismo, pero algo en el sistema central de la empresa estaba fallando y le necesitaban de inmediato para controlarlo todo. Así pues, fue Alan quien se tomo la molestia de acompañarme en la mañana— ¿Tienes todo listo? —preguntó Al, luego de que dejamos la valija en el mostrador.

—Si.

—¿Pasaporte?

—Si

—Billete

—Si—sonreí. Habíamos llegado al aeropuerto con el tiempo justo y debía entrar inmediatamente o perdería el avión.

—Mi abrazo.

—Eso si que no— dije, aproximándome a mi mejor amigo para rodearle con los brazos y hundirme en su pecho— ¿Me extrañaras?

—Si, aunque solo sea por un par de días te extrañare mucho—me dio un beso en la cabeza— Pero no llores por mi cuando me eches de menos, solo tienes que llamarme.

Reímos juntos—Veo tienes mucha confianza en ti mismo, eh.

—¿Confianza? ¡Vamos, Kate! Tu y yo sabemos que me extrañaras mares. No hace falta negarlo— Sonrió dejando su broma de lado— Pásalo genial con Jonna.

—Lo haré— Me puse un poco de puntitas para acercarme a su rostro y darle un beso en la mejilla, pero por un fallo de los dos, termino siendo un pico que nos dejo claramente estupefactos. Comencé a reírme en medio de los nervios para relajar el ambiente— Vamos, Alan. No puedes robar los labios de una doncella— dije en broma

—El único robado aquí, es este chico puro. Kate, esas cosas no se hacen. ¿Que acaso ya comienzas a extrañarme?

—Eso quisieras— le saque la lengua y volvimos a reír.

—Regresa pronto, linda.

—Lo haré

Entre en la zona de inmigración con el corazón a mil. A pesar de que solo había sido un ligero roce, el palpito en mi pecho era tan fuerte y rápido que parecía que el corazón se me saldría en cualquier momento. No podía creer que un accidente tan tonto me pondría de esa manera. Pero lo que me sorprendió más de mi pensamiento en medio del vuelo, fue que lo que menos parecía preocuparme de todo el asunto era el beso en si, no podía alejarme de la idea de que pensaría Carl si nos hubiese visto o se llegase a enterar. Y todavía aun más, lo que me preocupaba era que me importase tanto su opinión.

Llegue a Francia absorta en mis pensamientos, hasta que mi cara diviso en medio de la multitud a mi prima que sostenía un cartel que ponía "Bienvenue Kate" escrito con su siempre desastrosa letra— ¡Bonjour!—Grito y se abalanzo sobre mi sin darme tiempo de reaccionar—¿Ça va?

—Oui, Oui. Ça va. Ça va—Puse los ojos en blanco. Sabía que le gustaba molestarme por mi desastroso acento francés— ¿Podemos volver a nuestro idioma?

—¿Pero por que?—respondió con un fingido acento francés— ¡Si tu parle très bien français!

—Oh, vamos Jonna. Deja de bromear conmigo.

Soltó la carcajada— ¿Qué pasa? ¿Te pone timidita el hablar en otro idioma? — me codeo el brazo, mientras agarraba mi maleta— ¿Entonces como harás para coquetearle a los franceses esta semana? No vendrás de Santa María ¿Verdad?

—Hablando de Santa María...

¿QUE?— se escucho retumbar su grito por toda la cafetería. Luego de dejar el aeropuerto habíamos ido a una cafetería-panadería cercana a su casa en Victor Hugo, para tomar algo de desayunar— ¿Cómo que ya te comprometiste? ¿Perrrrdona?

—Si. Bueno, pasaron algunas cosas...

—De casualidad...—comenzó a murmurar—Non, non. No lo creo....

—¿Que?

—Solo es una pequeñísima duda, pero... No estarás comprometida con un tal Cass Lambert ¿Verdad?

—¿Cass Lambert o Carl Lautner?

—¡Ese!

—¿Cual?—volví a cuestionar

—¡Lautner!

—Espera Jonna ¿Cómo lo sabes? — me puse seria

—No me lo puedo creer— se cubrió la boca— Así que no estaban bromeando—susurró

—Jonna, no me estoy enterando de nada. Podrías hablar para las dos por favor.

—Kate. Ya lo sabia. Quiero decir, lo sabia sin saberlo. Hace un tiempo tus padres estuvieron aquí. Y la tía Abbi estaba hablando con una amiga suya por teléfono, cuando termino su llamada, le pregunte sobre aquella amiga y me dijo que era la madre de tu prometido. Incluso me enseño una foto del chico, nada mal por cierto, y pensé que bromeaba por su manera de hablar. Tal vez algo como "Mira, este chico esta como un tren. Es el prometido de mis fantasías para mi hija" — se deslizo en su asiento— La tía Abbi  esta como una cabra— soltó incrédula.

No pude evitar reírme. Todas las expresiones tan exageradas de Jonna me habían resultado toda la vida interesantes. No le culpaba por no haberme contado aquello antes, si hubiese sido yo también hubiese creído que sus padres bromeaban sobre comprometerla.

Estamos ComprometidosWhere stories live. Discover now