En un mundo donde los Nerds son los más guapos del colegio, los Populares aman estudiar, los lindos son feos y los feos lindos...
Ya saben, lo típico ¿Verdad?.
¿Espera qué?
Ken Walt y Malena Jones, se encargarán de cambiar los estereotipos de Nerds...
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Desperté por la mañana con mucha tranquilidad.
Eran las 6:29 am. Estaba preparado para que sonara el despertador.
¿Era el único ser humano que despertaba antes que el despertador?
Golpeé el despertador muy fuerte cuando sonó haciendo que se cayera al suelo y se rompiera.
-¡Ken! ¡¿Qué rompiste ahora?!- escuché que gritó mi madre desde el pasillo.
-¡Nada, solo se cayó el despertador!- grité levantándome de mi cama.
Los vecinos siempre nos veían con cara de culo debido a que nos la pasábamos gritando como locos en la casa.
(***)
-¿Cómo te fue ayer en Lincester?- preguntó mi madre mientras servía mi desayuno.
-Bien- respondí seco porque en realidad no la había pasado así.
-Me alegra hijo, por cierto...tengo que presentarte a un hombre encantador que conocí- me ahogué con mi comida al escuchar a mi madre y ella se tensó nerviosa.
Mi madre hacía muchos años que se había separado de mi padre y había quedado soltera. Me alegraba que encontrara al fin el amor, pero no quería que alguien la lastimara.
Sobretodo porque si alguien la lastimaba, yo iba a querer matarlo, pero no sabía pelear, así que, sería inútil.
-Vale mamá, me alegra que hayas encontrado a alguien, pero debo irme- besé su frente- Te amo, después me lo presentas- finalicé y fuí por mi mochila para ir a la Universidad.
Me preguntaba con qué estupidéz iban a salir ese día y también deseaba saber quién había grabado el video de Jacob y yo en el pasillo.
Me encargaría de descubrirlo luego.
(***)
-Bueno alumnos, deben dividirse en parejas porque tienen que hacer un trabajo- anunció el profesor con cara de viejo amargado.
En mi clase no estaba ni Laura, ni Jacob, por lo tanto, no sabía bien con quién ponerme a trabajar. Conocía a varios de la clase, pero con ninguno me apetecía trabajar.
-Profesor, ¿Lo puedo hacer sola?- escuché una voz femenina al final del salón.
Volteé para ver de quién había salido esa pregunta tan absurda.
-Rubia plana...- murmuré por lo bajo sin creer lo que veía.
¿En qué momento entró ella a clase de Psicología?
-Malena, una señorita tan inteligente como usted no debería hacer preguntas tan estúpidas- respondió el profesor y yo solté una carcajada con gallo y todo.
Lo vergonzoso fue que se me había salido un gallo y fuí el único que se rió.
-¿Qué te da gracia, niño ingenuo?- preguntó Malena con cara irritada.
